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Estos serán los efectos psicológicos de las tasas de doble dígito en México

23-09-2022, 9:08:27 AM Por:
© Especial Alto Nivel

Es inevitable. Banxico subirá la tasa de referencia a doble dígito y, cuando eso pase, afectará los canales crediticios y financieros de México.

La tasa de interés de referencia del Banco de México (Banxico) tocará un nivel histórico de doble dígito, por primera ocasión desde que nuestro banco central utiliza la tasa de interés como referencia para el mercado financiero y la economía en general.

Es casi inevitable que suceda tal fenómeno este mismo año, después de que la Fed emitiera el miércoles pasado nuevas estimaciones en las que incluye una tasa de al menos 4.4 por ciento para el cierre de este año, lo que llevaría la tasa de Banxico cuando menos a 10 por ciento ya que buscará mantener un diferencial de al menos 6 puntos porcentuales o 600 puntos base.

Incluso, las expectativas de la mayoría de las casas de análisis y analistas privados colocan ya este indicador, el de Banco de México, en un nivel de cierre de entre 10.5 y hasta 11 por ciento al cierre de este 2022.

Pero, una cosa es escribir y decir que la tasa de referencia de Banxico se colocará en doble dígito por primera vez en la historia, y otra lo que sucederá, las consecuencias que se generan con esto, no es un asunto menor, por el contrario, es algo muy relevante.

El impacto que tendrá en todos sentidos, incluso en la psicología del mercado y de la economía, será algo que no habíamos visto en décadas y que varias de las generaciones actuales no conocían.

Ajuste masivo de tasas en los canales crediticios

Es un hecho que la mayor consecuencia inmediata será el ajuste masivo de las tasas de interés en todos los canales crediticios; dicho de otra manera, las tasas subirán y subirán con fuerza, en un mercado en el que de por sí ya estaban elevadas.

Los canales crediticios son todos los mecanismos de crédito que existen para prestar dinero, que a su vez se derivan en los diferentes préstamos que existen en los mercados, van desde las tarjetas de crédito hasta los préstamos hipotecarios, pasando por créditos automotrices, empresariales, personales, etcétera.

Todos estos créditos subirán con más fuerza de lo que ya lo hacen, porque de hecho ya han empezado a ajustarse desde hace algunos meses ante las condiciones que prevalecen en los mercados de dinero y, especialmente, en la tendencia de las tasas de interés.

Tomemos el ejemplo de la tarjeta de crédito; con una tasa de referencia de un dígito, que estaba en un mínimo de 4 por ciento hace un año, la tasa promedio en este producto se ubicaba en 30 por ciento. Es decir, existía un margen de intermediación financiera de 26 puntos porcentuales o 2,600 puntos base, una diferencia enorme pese a que el “riesgo financiero” estaba realmente bajo, apenas en 4 por ciento anual.

En el contexto de tasas en doble dígito, el margen de intermediación financiera no será inferior a los 35 o 40 puntos porcentuales, o hasta 4,000 puntos base, un incremento muy fuerte que refleja además del nerviosismo de los mercados las expectativas en torno a las tasas de interés y al desempeño de la economía mexicana.

Así, de manera general todos los mecanismos de crédito y los productos en los mercados financieros, se elevarán y ya empezaron a hacerlo, no hay manera de poder evitarlo; hoy más que nunca es importante disminuir deudas, y aquellas que se adquieren hacerlo bajo el esquema de tasas fijas, asumir un crédito a tasa variable sería una buena forma de “suicidarse” financieramente hablando, ya que todo puede suceder. No se trata de ser catastrofistas, pero sí realistas.

Los “proyectos de inversión”, hasta el cielo

Hemos hablado y considerado al mercado crediticio, los préstamos en el mercado financiero tradicional; pero, una economía como la de México y la de cualquier parte del mundo, tiene un sinfín de operaciones y de actividades económicas en las que las tasas de interés juegan un papel preponderante.

En el mundo corporativo, las inversiones se rigen por algunos parámetros como la llamada “Tasa Interna de Retorno”, o la “Tasa mínima de rentabilidad”; estos conceptos y otros más se refieren a la tasa que un inversionista debe pedir por aportar su capital a cualquier proyecto de inversión. Es el rendimiento mínimo que solicita y está ligado a la tasa de referencia.

Con una referencia de doble dígito, es seguro que cualquier capitalista exigirá cuando menos también lo mismo para sus inversiones, es decir una tasa de doble dígito y no precisamente cercana a la referencia del banco central, con toda seguridad varios puntos arriba, para cubrir los riesgos.

Esto desde luego hace más complejo que los proyectos de inversión se concreten, de hecho, muchos se detienen. En el fondo es lo que desea el banco central con dicha estrategia, ya que si disminuye la actividad económica se reducen las presiones inflacionarias, con el riesgo de una eventual recesión.

El problema es que reactivar la economía no es fácil después de un periodo como el que señalamos anteriormente, debido a que las tasas altas en exceso también empiezan a erosionar algo fundamental para los proyectos de inversión: la confianza. Así, los costos de los proyectos de inversión se van al cielo, y la actividad económica se va al suelo.

Suben como “centella”, bajan como “tortuga”

Se le conoce con varios nombres, uno de ellos es el “efecto centella-tortuga”; el incremento en las tasas de referencia, como la de Banxico, provoca un acelerado aumento de las tasas en los mercados crediticios. Los costos se ajustan rápidamente por parte de las instituciones prestadoras de recursos, ya que deben cobrar de inmediato lo que ellos a su vez pagan en los mercados interbancarios, más el riesgo financiero que corren.

Así, las tasas de interés suben como “centella”, lo hacen rápidamente tanto como se considere necesario; el mayor ejemplo lo vimos precisamente en México entre los años 1994 a 1995, las tasas de interés reaccionaron a la violenta devaluación del peso y pasaron en unos meses de un solo dígito a triple dígito, de 7 por ciento a más de 100 por ciento, así de riesgoso es el crédito a tasa variable.

En contra, cuando inicia una trayectoria bajista, las tasas de interés por lo general retroceden como “tortugas”, lo hacen lentamente debido a dos cosas:

1) Los agentes financieros no se arriesgan a eventuales “rebotes” y mantienen altos los márgenes financieros, de modo que, aunque las tasas nominales bajen, el hecho de que estos márgenes se mantengan elevados hace que dicho descenso sea paulatino, más de lo esperado.

2) El mercado se acostumbra a los niveles de tasas vigentes y tratan de aprovecharlos en la medida de lo posible, cualquier pretexto es bueno para eso. Es necesario que la tasa de referencia empiece una auténtica trayectoria declinante y que una gran parte de los intermediarios empiecen a bajar sus tasas para “jalar” al resto del mercado.

Estos y varios más son los efectos psicológicos y de mercado que se generan con la escalada de las tasas, sobre todo cuando éstas se ubican en doble dígito, algo que veremos próximamente en nuestro mercado.

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