Mientras el mundo promueve la recuperación, México vuelve a la estatización de la economía
No es la primera vez que nuestro país va a contraciclo económico, la consecuencia fue menor crecimiento.
Después de que lo peor de la pandemia parece que ha terminado, la tendencia económica mundial es disminuir la exposición a la globalización y, a la vez, fortalecer los mercados internos, especialmente en el ámbito empresarial, para que las inversiones no solo se mantengan sino se incrementen.
Los estados han girado hacia la adopción de políticas de fomento al mercado local con más flexibilidad fiscal para los grandes contribuyentes. Alemania, Francia, Inglaterra, y el mismo Estados Unidos trabajan en ese sentido a pesar de que incluso en algunos de esos países se ha propuesto un incremento de impuestos. Pero la flexibilidad fiscal no significa cobrar menos, sino cobrar lo justo e invertirlo adecuadamente en proyectos con efectos multiplicadores y no en aumentar la base de estímulos económicos sociales.
Ahora que la pandemia empieza a ceder, los estados se han convencido que más rectoría y menos regulación es lo mejor para impulsar el crecimiento. Otra vez, naciones europeas y nuestros dos socios comerciales en el T-MEC, nos ponen el ejemplo.
Estas prácticas sientan las bases para una mayor expansión en cuanto el mundo se libere de la “trampa del crecimiento” a la que se encuentra atado.
Todo eso pasa en muchos países, pero en otros las cosas son distintas, de hecho, son contrarias, México es uno de ellos.
Economía mexicana: Todo lo que no debería hacerse, se está haciendo
En México el estado es cada vez más actor y menos rector de la actividad económica.
Ya sea con el incremento de los estímulos a los precios de las gasolinas para, dicen, contener la inflación, con un costo que este año será de 330 mil millones de pesos, a razón de 13 mil millones de pesos mensuales, según señaló esta semana la propia titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro. Una medida que tiene más justificación política que económica.
Ya sea con iniciativas de renacionalización, reestatización o de plano expropiación disfrazada, en sectores estratégicos para el desarrollo. O con el aumento de la base de estímulos sociales (becas, pensiones, salarios subsidiados, etc). El caso es que México claramente va a contraciclo.
Banco mundial pide más estado rector
Hace unos días el Banco Mundial señalaba que las políticas monetarias tienen límites, y que estos ya están cerca. Señalaba la necesidad de que los gobiernos hagan más para impulsar el crecimiento, esas palabras se estrellan en muchos gobiernos y gobernantes, especialmente en las economías en desarrollo.
Un estado promotor de la economía sentará las bases para un futuro desarrollo, un estado promotor de políticas económicas fracasadas en su momento, llevará a las siguientes generaciones de sus países a vivir justo bajo lo que dicen combatir: el atraso y la desigualdad.
PIB, similar al de naciones africanas
La más reciente proyección del crecimiento por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) acerca el PIB de México más cerca del registrado por las naciones africanas que de las economías industrializadas, como se supone que debemos o queremos aspirar.
El nivel de 2 por ciento para este año y de 2.5 por ciento para el año siguiente, sólo se compara con la caída de otro gigante de la región, Brasil, cuyo PIB crecerá 0.8 por ciento este 2022 y apenas 1.4 por ciento para el año inmediato.
Comparado con economías similares, sólo Rusia, que está en guerra, crecerá menos que México y Brasil, ya que caerá 8.5 por ciento en este año y 2.3 por ciento para el año inmediato.
México será superado este 2022 y también el año siguiente por la economía de Nigeria y superará a la de Sudáfrica, sin considerar que ambas ya salieron de la crisis que les generó la pandemia, mientras nuestro país lo hará el año siguiente, si no se cruza algo que lo impida.
No es la primera vez que la economía de México va a contraciclo, sucedió en la década de los años ochenta del siglo pasado y así nos fue, corregir los errores nos costó varios años y no pudimos evitar otra crisis que se había gestado en la misma época de los contracíclos.
La economía de México no vive su mejor momento, es cierto que no es la primera ocasión, pero hay señales de que las políticas económicas actuales nos podrían regresar en buena medida a vivir tiempos que se supone ya estaban superados.
Ojalá pueda corregirse el rumbo.
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