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Economía

La inflación de México es interna y está ligada a los alimentos

13-02-2023, 6:10:00 AM Por:
© Reuters

La inflación alimentaria en el país ya es superior a la de Estados Unidos, mientras que el incremento de precios continúa en el sector servicios.

El pasado viernes en la conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó que “la alta inflación en México no es para preocuparse”. Señaló que su gobierno trabaja para controlar este repunte inflacionario e incluso fue más allá al afirmar que “ya es el último repunte de la inflación porque ya va a bajar”.

Lamentablemente, los mercados y los indicadores nacionales, elaborados con profundo rigor, nos llevan a “otras datos”. De hecho, el desempeño de la inflación en los meses recientes sí es para preocuparse ya que, si bien estamos lejos de experimentar los problemas que vivimos en otras épocas, es un hecho que existe el riesgo de vivir un fenómeno prolongado de alta inflación que varias generaciones de mexicanos no conocían. Con sus consecuencias diversas, pero de manera muy especial en el que ha sido el talón de Aquiles de todos los gobiernos que han pasado desde 1976 hasta la actualidad: el crecimiento.

En materia de inflación existen varios puntos que son sumamente relevantes y que no desaparecen por decreto, tan es así que el pacto firmado hace unos meses entre gobierno, empresarios y trabajadores, ha demostrado que sirvió para contener el incremento de precios, mas no para revertir la trayectoria de los mismos, el repunte inflacionario que registramos desde diciembre es prueba más que contundente.

Inflación no solamente es externa

Hace meses señalamos que, a diferencia del discurso oficial, había algunos indicios de que el repunte de la inflación se explicaba no solamente por el aumento de los precios a nivel global, sino que en México también se estaban generando presiones inflacionarias, a nivel local.

Hoy ya no hay la menor duda: la inflación que padece México también tiene componentes internos y ese va a ser un elemento más en contra del banco central de nuestro país para contrarrestar el alza de precios.

Factores como el contundente aumento de la inflación en el sector servicios, generados en su inmensa mayoría dentro del país, dejan totalmente de lado el argumento de que la inflación que padece México tiene sus orígenes en el exterior.

La inflación en alimentos es otro elemento; la producción nacional se ha contagiado del alza de precios global, es un fenómeno externo sin duda, pero también con conexiones locales. Producir alimentos e implementar toda la logística necesaria para que llegue a las mesas de los consumidores se ha encarecido localmente, cualquier argumento contrario hace mucho que dejó de ser sustento para las autoridades.

Al cierre de 2022, un informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), señalaba que nuestro país está dentro del top 20 de las naciones con mayor inflación en alimentos.

De acuerdo con estos datos, el promedio de los países miembros de la OCDE en inflación en alimentos se ubicó durante 2022 en 15.3 por ciento, mientras que nuestro país se colocó ligeramente por debajo con una tasa de 14.6 por ciento anual.

Aunque México quedó lejos de otras naciones, también miembros de la OCDE, pero que tuvieron tasas muy altas de inflación en alimentos, como es el caso de Turquía, con una variación de 93 por ciento anual; Lituania, que tuvo una variación de 31 por ciento y Hungría, que alcanzó una fluctuación de 30.7 por ciento en precios de alimentos.

Sin embargo, México prácticamente se colocó en línea con el promedio de la OCDE, y por debajo de su principal socio comercial, Estados Unidos, país que registró una variación en inflación de alimentos de 12.9 por ciento. Con este último dato, se echa totalmente por la borda el argumento de que la inflación en México es importada, cuando menos no en el ramo alimenticio.

Inflación en alimentos dificultará el abatimiento del índice general

La inflación en alimentos que padece nuestro país va a dificultar el abatimiento de los precios generales. Además, demuestra también el alcance limitado que tuvo el acuerdo de los meses anteriores entre gobierno, empresarios y trabajadores (lo que nos recordó lo sucedido con los pactos económicos de la década de los ochenta del siglo pasado).

Por ejemplo, en el caso del pan solamente se controlaba la pieza de pan de determinado gramaje, pero todo lo demás seguía sin límites en los precios; así, piezas como la baguette, el pan de horno, el pan de dulce y otros más, no tenían ni tienen límites en sus precios. El acuerdo tenía claras restricciones y las cifras de la inflación así lo demuestran.

Para no extendernos en cifras y ejemplos, basta otro dato más para mostrar de forma contundente lo que sucede con la inflación en los alimentos. De acuerdo con las cifras del Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM) de la Secretaría de Economía, entre enero de 2022 y el mismo mes de 2023, el precio promedio del huevo registró un incremento de 39 por ciento.

La inflación en alimentos es interna y será un factor que dificultará el control general de los precios. Eso significa que muy probablemente Banxico necesitará mucho más tiempo del estimado para “regresar” este indicador, el de la inflación, a su cauce deseado, cercano al nivel de 3 por ciento anual más/menos un punto porcentual.

¿Cuánto tardará Banxico en regresar a su objetivo?

Banxico es optimista en sus proyecciones sobre la inflación, a pesar del sorpresivo incremento de 50 puntos base en su tasa de referencia el pasado jueves, para llevarla a 11 por ciento.

Según sus proyecciones, la meta de inflación que persigue. Es decir, el 3 por ciento anual más/menos un punto porcentual, lo alcanzará a finales del año siguiente, algo más de 18 meses. Ojalá sea así.

Quizás ese es el mismo optimismo que comparte el primer mandatario del país al decir que la inflación empezará a bajar.

Pero, nuevamente las cifras muestran otra realidad. En este caso las relacionadas con otros momentos de alta inflación.

En el año 2000 el país vivía un proceso de desinflación con orígenes en el ya para entonces lejano 1994-1995; es decir 5 años después, México apenas estaba en ruta de recuperación. Es cierto que el origen del problema actual es muy diferente.

El caso es que una serie de factores externos e internos provocaron que la desinflación se consolidara muy lentamente; de este modo solamente hasta finales de 2003 la inflación concurrió con la tasa objetivo de Banxico, pero dentro de su rango de tolerancia máxima, es decir cercana al 4 por ciento.

Solamente hasta mediados de 2006 se logró el objetivo de Banxico de una inflación de 3 por ciento anual, un periodo muy prolongado de tiempo.

Las experiencias de otras épocas nos dicen que regresar al objetivo no es un proceso inmediato, sino que puede tardar bastante tiempo.

Ojalá nuestro banco central logre regresar a los niveles objetivo en el rango de año y medio, un poco más, que se ha fijado, nada es imposible.

Sin embargo, para lograrlo deberá no solamente combatir el incremento de precios del exterior, es un hecho que enfrenta inflación interna y que esta se encuentra ligada a los alimentos.

Muchos precios y productos pueden controlarse, pero la inflación en alimentos no es fácil, ni en México ni en ninguna parte del mundo.

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