¿Qué pasa con la confianza de los inversionistas en México?

Por Edgar López Pimentel*

El ambiente político y económico del país presenta grandes claroscuros.

La decisión anunciada por el Presidente de declarar desierta la licitación para la refinería de Dos Bocas hace ya algunas semanas abona a este clima de polarización y no parece que vayamos a tomar un rumbo diferente pronto.

En medio de esto, llama la atención la carta que dirigió Larry Fink a López Obrador, expresándole su apoyo al rumbo económico del país e incluso manifestando la intención de invertir en proyectos de infraestructura y servicios de internet.

Este apoyo, hay que decir, no es poca cosa; se trata del director general de BlackRock, la mayor gestora de activos financieros del mundo que mueve más de 6 billones de dólares a nivel global.

Incluso, ya le planteó al Presidente la posibilidad de realizar una reunión en el país, aunque aún no se han definido fecha ni lugar.

Larry Fink ha sido promotor activo de la responsabilidad social y la visión de largo plazo que deben mantener las empresas en medio de la incertidumbre actual. Apenas en su carta anual de enero pasado, dirigida a los presidentes de cientos de compañías en todo el mundo, destacó la importancia que tiene el “propósito” para las organizaciones, entendido no como un “mero slogan” sino como la “razón de ser fundamental de las empresas”.

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A esta confianza manifiesta de BlackRock se suma una importante lista de empresas, principalmente extranjeras, que durante este sexenio han anunciado inversiones y proyectos de expansión en México.

Entre ellas está Pepsico, que prometió una inversión de 4 mil millones de dólares en nuestro país, así como Industria Coca Cola, que sin detallar cifra informó que México será sede de una de sus mayores inversiones internacionales en próximas fechas.

Otros ejemplos son la suiza Nestlé, que anticipó una inversión de 154 millones de dólares para un centro de producción en Veracruz, sin desaprovechar la oportunidad de presumir las cualidades sustentables de la fábrica.

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También está el caso de la canadiense Hydro-Quebec, que dio a conocer un acuerdo para modernizar las 60 hidroeléctricas del país, destacando el incremento en la producción de energías limpias. En el marco del este convenio, el propio Presidente reconoció el beneficio al “medio ambiente, porque es energía limpia y barata”.

Hay que recordar que México tiene la meta de generar 35% de la electricidad con energías renovables al año 2030.

También está la automotriz china BAIC, que adelantó la construcción de su primera planta en México para 2020, con el potencial de generar hasta dos mil empleos. Y la estadounidense Pfizer, que comprometió 25 millones de dólares para este año, de los que 2 millones, es decir 8%, se destinarán a proyectos de impacto social, principalmente educativos.

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Todos estos casos, ha asegurado López Obrador, son muestra de que los mercados internacionales aprecian que la economía nacional va por buen camino y se estén implementando políticas de desarrollo económico con visión social.

Pero mientras todo esto ocurre, la mayoría de las empresas mexicanas se mantienen entre la incertidumbre y el temor, dejando pasar una oportunidad valiosa para cerrar filas con el nuevo gobierno y manifestar un respaldo decisivo al desarrollo social del país.

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*El autor es director general de Expok, agencia de asesoría

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel

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