Los 5 pilares para prevenir fraudes en las empresas
Fraude se refiere a las acciones, caracterizadas por el engaño, que realizan las personas, con el objeto de enriquecerse.
Por Mtra. Martha Elizabeth López Santibáñez Mc Nally*
Pedro, responsable de la cobranza en un negocio desde hacía más de 10 años, tuvo que ausentarse. Mercedes lo sustituyó y, a partir del último reporte quincenal de adeudos que había reportado, comenzó a llamar a los clientes para solicitarles el pago. Muchos pagaban en mensualidades el servicio proporcionado.
El primer cliente al que contactó se sorprendió de la llamada, comentó que habían realizado el pago de su mensualidad en efectivo a inicios del mes. No fue el único, la gran mayoría reportó lo mismo.
La investigación evidenció que Pedro había estado cometiendo fraude a la empresa. Los socios creían que la cobranza era muy lenta. Pedro hacía uso del dinero para su propio beneficio mientras no era imperativo que apareciera en el negocio.
Situaciones de fraude como estas se presentan a menudo, no solamente en negocios pequeños sino también en los grandes. Lo único que cambia, quizá, es la magnitud del impacto.
La Asociación de Examinadores de Fraude Certificados (ACFE) reportó que el impacto de los 2,504 casos de fraude estudiados en 125 países había sido de más de 3.6 billones de dólares. Asimismo, estima que los negocios pierden alrededor del 5% de su ingreso anual, situación que es preocupante, más si se considera que la detección de un fraude tarda en promedio 14 meses.
Fraude se refiere a las acciones, caracterizadas por el engaño, que realizan las personas, con el objeto de enriquecerse. El fraude en reportes o información financiera—distorsión, manipulación, omisión de información—, con una frecuencia mucho menor, ocasiona las pérdidas mayores; recordemos Enron y Lehmann Brothers.
¿Qué induce a una persona a un comportamiento fraudulento? Para el criminalista Donald Cressey, hay tres elementos: presión, racionalización y oportunidad.
La presión se refiere a la motivación o razón de cometerlo: necesidad financiera, adicciones, ambición, e incluso cumplimiento de metas fijadas por la organización. La racionalización ofrece al perpetrador la justificación de su acción, “me lo merezco, ¿no?”, “no tengo otra opción”, entre otras. Y la falta de controles ofrece la oportunidad de realizarlo.
El llamado Control Interno es la opción para la prevención de fraudes. El control interno, definido por COSO (Committee of Sponsoring Organizations), es el proceso que abarca a toda la entidad diseñado para proporcionar seguridad razonable respecto del logro de objetivos operacionales, de confiabilidad de la información financiera y del cumplimiento con leyes y regulaciones.
Los pilares de este proceso descansan en 5 elementos asociados a 17 principios (ver fig. 1):
- Ambiente de control: procesos, estructuras, estándares que servirán de base para establecerlo e implementarlo.
- Evaluación de riesgos: proceso continuo que identifica y evalúa los riesgos que afectan el logro de objetivos.
- Actividades de control: políticas y procedimientos adoptados para controlar los riesgos identificados.
- Información y Comunicación: generación y uso de información interna y externa relevante.
- Actividades de monitoreo: permiten asegurar que el proceso está funcionando y que la administración de riesgos esté siendo efectiva.
No existe una receta única, el marco anterior solo es una referencia; las características particulares de cada organización definirán la implementación y alcance del control interno. Lo relevante es visualizarlo como un proceso dinámico y continuo que permita gestionar riesgos, pero sin perder de vista que no es un proceso infalible y tiene sus limitaciones.
Si quieres conocer más sobre cómo blindarte legalmente de posibles fraudes en tu empresa, te invitamos a conocer 8 problemas legales más comunes en empresas. Si quieres conocer más sobre cómo administrar tu emprendimiento, te compartimos cómo presentar el balance general.
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*Martha Elizabeth López Santibáñez Mc Nally es profesor de la Facultad de Empresariales, Universidad Panamericana, campus México
Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.
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