CANIFARMA: Hay 500 mdd para invertir, pero falta voluntad política

Por Héctor Rendón

La industria farmacéutica está lista para participar en estudios clínicos en México, incluso a escala global, y así desarrollar nuevos tratamientos para la salud de la población. Sin embargo, se necesita voluntad política y romper paradigmas con los gobiernos, para crear un ambiente que dé certidumbre a la inversión.

“Una vez que se eche a andar el tren, no lo vamos a detener; eso va a generar confianza en la industria para apostarle a este país. Hay mucho que invertir –alrededor de 500 millones de dólares anuales– para generar investigación, pero solo se invertirán si hay certeza de que los estudios van a ir hacia delante”, señala Miguel Lombera González, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma), organismo con más de 75 años de trayectoria y que agrupa a 170 compañías.

En entrevista, Lombera González nos platica del trabajo del sector en materia de innovación y desarrollo, de responsabilidad social empresarial y del escenario para la salud al enfrentar la pandemia de COVID.

Menciona la importancia del sector por su trabajo en investigación, innovación y desarrollo tecnológico, así como en la fabricación y comercialización de medicamentos para uso humano, veterinario y de dispositivos médicos. A ello se suma la farmacoquímica [el efecto de las sustancias químicas y moléculas en el organismo, con fines terapéuticos], que es fundamental para el crecimiento.

“Somos el octavo sector manufacturero más importante del país, de 259 sectores que conforman la economía mexicana. El 63% consume nuestros productos y generamos 1.8 millones de empleos directos e indirectos”.

Desde 2005, Canifarma gestionó un modelo de autorregulación a través de un consejo de ética y transparencia (Cetifarma), que le permite dar certidumbre a sus acciones en materia de compliance y responsabilidad social.

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En 2008 se integró un componente ambiental y se creó el Sistema Nacional de Gestión de Residuos de Envases de Medicamentos (Singrem), apostando por la salud y la seguridad de la población. Con ese paraguas, la industria farmacéutica en México se ha colocado como un referente en Latinoamérica y ha enfrentado la pandemia como un soporte para los gobiernos del mundo.

El trabajo quirúrgico

Para Lombera, COVID-19 fue un pretexto más para fortalecer la innovación, la investigación, el desarrollo tecnológico, los protocolos de investigación y los estudios clínicos.

“La industria farmacéutica es un gran motor en el país. Se han hecho esfuerzos con las diferentes instancias para fortalecer este componente; nos hemos acercado al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), los institutos de investigación, a la Secretaría de Salud, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Secretaría de Economía, no solo para crear condiciones a la inversión, sino para propiciar un ambiente regulatorio más accesible”, menciona.

Con la Cofepris, después de tres años se ha encontrado apertura y respuesta para agilizar los procesos de los protocolos de investigación y estudios clínicos. El ambiente de colaboración permitirá crear condiciones adecuadas para realizar mayor investigación, a través de los institutos públicos de salud.

El presidente de Canifarma expone que es posible involucrar a los investigadores de todas las instituciones del sector salud. “Contamos con una gran fortaleza científica en los institutos, así como en los hospitales de referencia. Tenemos que hacer que las autoridades permitan el desarrollo de investigación: necesitamos la voluntad política que se está generando y que se haga realidad. Quien gana al final somos todos, pero principalmente los pacientes”.

Si bien ya se están atacando todas las enfermedades (cardiovasculares, diabetes, tumores malignos, infecciosas), es necesario seguir investigando en aquellas con alta prevalencia del perfil epidemiológico y apostar por moléculas que ataquen padecimientos más comunes y de alta severidad.

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El camino de la salud

Desde su punto de vista, la industria farmacéutica seguirá enfocada en el perfil de la población, es decir, en las principales causas de morbimortalidad, pero también en la parte preventiva de padecimientos infectocontagiosos, lo cual tiene que ver con vacunas.

También se enfocará en enfermedades que se han olvidado, por la distracción que generó COVID, como el dengue y otros virus. Ahí seguirá habiendo investigación y desarrollo de nuevos tratamientos, sin olvidar las enfermedades raras [aquellas que se presentan en menos de cinco personas por cada 100,000 habitantes] que requieren una terapia más particular con medicamentos huérfanos, dirigidos a tratar estas afecciones infrecuentes.

“Estamos 100% comprometidos empresarialmente, socialmente y en materia de medio ambiente, con ética y transparencia. La industria farmacéutica le apuesta a México. Reconocemos nuestra responsabilidad de trabajar por la salud y la vida de las personas. En nuestro ADN tenemos el compromiso de trabajar en un bien público, que es la salud”, afirma el líder del sector.

En la parte ambiental, Canifarma se preocupa por mejorar los procesos mediante nuevas tecnologías que sean más limpias. Y el camino de la salud pasará, sin duda, sobre el quehacer y trabajo que hagan todos los días.

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