Un peso fortachón es el júbilo del gobierno y la angustia del migrante

El tipo de cambio del lunes 14 cerró en 19.34 pesos por dólar, de acuerdo con el reporte del Banco de México (Banxico). El peso sigue beneficiándose esencialmente por un contexto de tasas de interés al alza en México y en Estados Unidos, además de otros factores.

Dicha fortaleza se ha convertido en una bandera económica para la actual administración, dejando entrever que el fenómeno obedece al desempeño del país, lo que no es del todo cierto. De hecho, el supuesto éxito económico está muy lejos de ser una realidad.

Independientemente de los factores que tienen al peso en uno de sus mejores momentos durante la presente década, la fortaleza o debilidad de nuestra moneda tiene muchas implicaciones dentro, e incluso fuera, de nuestro país.

El júbilo por un tipo de cambio fuerte, que se considera como un éxito de la gestión gubernamental; por increíble que parezca, tiene también consecuencias negativas para algunos sectores de nuestro país, y de manera especial para uno que es muy vulnerable, el de los beneficiados por las remesas. Millones de mexicanos que ven deteriorados sus ingresos debido a la fortaleza cambiaria.

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Entre más fuerte el peso, menos pesos

México registró al cierre de septiembre un acumulado de 42 mil 965 millones de dólares en remesas recibidas, el Banco de México (Banxico) estima que el 97 por ciento de los recursos tienen como origen Estados Unidos, y se espera que al cierre de este año se rebasen los 50 mil millones de dólares, para un estimado de entre 52 mil y 54 mil millones de dólares, cifra que, de concretarse, sería histórica.

En este contexto, el tipo de cambio es esencial para las transacciones que se llevan a cabo, ya que la recepción de las remesas en México se hace en pesos, la moneda de uso corriente.

Pero hay mecanismos que utilizan los bancos y las llamadas “empresas remesadoras” para calcular el tipo de cambio al que deben comprar esos dólares, en ese tipo de cambio están incluidas una serie de variables.

Sin embargo, la conclusión final es muy simple: Entre más fuerte el peso, más bajo es el tipo de cambio de compra y menos pesos reciben los beneficiarios de las remesas, son miles de millones de pesos los que están en juego.

Existe un mecanismo para determinar el tipo de cambio al que se comprarán los dólares provenientes de los migrantes, son reglas no escritas, mecanismos no regulados, aunque semitransparentes toda vez que se escudan en el juego de la oferta y la demanda del libre mercado.

Con la fortaleza del peso, paradójicamente los beneficiarios de las remesas reciben menos pesos; es decir, un peso fuerte es una mala noticia para los llamados “héroes” que trabajan fuera de nuestras fronteras.

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El mecanismo

Los bancos y las empresas remesadoras tienen un mecanismo con “reglas no escritas” para determinar el tipo de cambio que utilizan para realizar operaciones con remesas, es el siguiente:

1) El tipo de cambio base es el del mercado interbancario, con ese precio se aplica una disminución de cuando menos un peso para llegar a una cotización preliminar que se debe utilizar para las operaciones con remesas, pero generalmente no es el que se utiliza.

2) Los bancos aplican por lo general un recorte adicional de 5 por ciento (tasa no reglamentada), utilizada como herramienta de cobertura ante posibles variaciones abruptas a la baja en el tipo de cambio. Así como un margen para utilidad financiera.

3) Los montos son estimados y se aplican a discreción de las instituciones. Sin embargo, pueden llegar a ser mayores, depende de las condiciones vigentes en los mercados y también de la coyuntura, porque no debemos olvidar que hay meses en los que las remesas se incrementan sustancialmente.

4) En promedio, el tipo de cambio aplicado a las operaciones con remesas son inferiores en 2 pesos al tipo de cambio interbancario y hasta 3 pesos respecto a la cotización de ventanilla.

5) En promedio, quienes reciben remesas en dólares y las convierten a pesos en México resienten una pérdida cambiaria promedio de 2 pesos. Quizás los montos individuales no sean tan estratosféricos, pero multiplicados por más de 50 mil millones de dólares es una suma multimillonaria que dejan de recibir.

Estos son los efectos de la apreciación cambiaria, las consecuencias de un peso fuerte que se celebra casi a diario, pero que en otras partes no es motivo de júbilo sino de preocupación.

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Antonio Sandoval