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Finanzas

Los reportes trimestrales de empresas no traen buenas noticias, y Wall Street lo sabe

19-01-2023, 9:09:04 AM Por:
© Especial

En Wall Street hay nerviosismo: se teme que las cifras corporativas sean apenas la punta del iceberg con el que puede chocar la economía.

El presente año ha iniciado en Wall Street tal como se esperaba, con volatilidad por el ánimo bipolar de los inversionistas, quienes un día saltan de gusto por cualquier señal y, al día siguiente, caen en depresión.

Hay un factor clave que empezará a develar la tendencia del mercado en el primer trimestre del año: los reportes financieros del cuarto trimestre de 2022.

En términos generales, parece que vendrán negativos, con menores utilidades e ingresos, reflejando ya los efectos de la desaceleración económica que habría iniciado desde noviembre y que, pese a las fechas navideñas, no se interrumpió.

Las advertencias de ingresos menores y utilidades también inferiores a los de otros trimestres surgen por todos lados, en las últimas horas empresas como Honeywell, en el sector industrial; IBM en el de tecnología; 3M, en el sector de servicios industriales, y JP Morgan en la industria bancaria, han advertido sobre sus cifras, señalan que no serán positivas, que ya esperan reflejar el impacto del alza de las tasas de interés por parte de la Fed.

El miércoles 18, Honeywell perdió 3.75 por ciento, IBM 3.33%, 3M un 3.06% y JP Morgan 3.01%, como signo de la sesión en la que Wall Street cayó y borró casi todas las ganancias de la semana pasada, en una sola sesión el pesimismo invadió a los inversionistas.

También el 18 de enero todos los sectores retrocedieron, encabezados por las empresas de bienes esenciales con menos 2.65 por ciento, servicios públicos menos 2.41 por ciento e industriales con menos 1.84 por ciento.

Existen otras cifras que abonan a la volatilidad en el mercado: se conoció que las ventas del sector minorista de Estados Unidos durante la temporada navideña de 2022, que abarca noviembre y diciembre, totalizaron 936,300 millones de dólares, la cifra representó 5.3 por ciento más respecto a las del año anterior; sin embargo, fue inferior a lo que se esperaba.

Efectivamente, de acuerdo con la Federación Nacional de Minoristas (NRF, por su sigla en inglés) la cifra anterior estuvo por debajo de las previsiones, las más pesimistas esperaban ventas en el sector minorista por un total de 942,600 millones de dólares, mientras que la expectativa más optimista consideraba que podrían venderse hasta 960,400 millones de dólares.

De hecho, el crecimiento porcentual tampoco fue de lo mejor ya que en 2020 las ventas navideñas crecieron a una tasa de 9.3 por ciento, mientras que en 2021 lo hicieron en 13.5 por ciento.

Estas cifras muestran que los consumidores se frenaron más de lo que esperábamos, ante un entorno problemático, dominado por la inflación”, expresó la NRF en un comunicado para el mercado.

La nueva economía se está “achicando”

La pandemia generó una especie de “nueva economía”; como sabemos, en las naciones industrializadas la liberación de miles de millones de dólares a trabajadores y empresas impulsó la demanda de productos tecnológicos y plataformas de servicios.

Ante la magnitud de tal demanda, muchas empresas en estos sectores se dieron a la tarea de contratar el personal necesario y más, todo perduró hasta mediados de 2021 cuando la reapertura económica empezó a marcar una nueva realidad.

A partir de entonces, la “nueva economía”, pese a su juventud, tuvo que empezar a reducir sus expectativas de ingresos, utilidades y, en consecuencia, crecimiento.

Año y medio después, al parecer la situación se ha vuelto insostenible, eso explica la ola de despidos en la industria tecnológica, mientras esto se escribe cientos de empleados están siendo desalojados de sus puestos de trabajo en Europa por parte de Amazon, mientras que Microsoft se ha sumado con 10,000 despidos, dos auténticos gigantes del sector y cuando ellos se sacuden, la industria se cimbra por completo.

El problema no termina ahí, es mucho más profundo, los recortes en este sector y, sobre todo, en gigantes como Amazon y Microsoft, tienen dos grandes implicaciones:

1) La primera es evidentemente al interior de la industria; su efecto multiplicador es muy amplio porque son “cabezas de sector”, ellos están mal, pero otras empresas más pequeñas pueden llegar incluso a la quiebra.

2) La segunda implicación llega a la economía, no solamente por sus malos resultados y sus esfuerzos para reducir costos y detener el descenso de sus ingresos y utilidades; las señales que mandan con ello a la economía, en general, es de pesimismo.

Todo lo anterior: la expectativa de malos resultados en los reportes financieros de los corporativos, la ola de despidos en los gigantes tecnológicos, el ánimo bipolar de los mercados de valores en Wall Street, y todo lo que se le ocurra, se resume en una frase que contiene una palabra clave que en este espacio hemos utilizado mucho porque, seguramente, a lo largo del año será protagonista indiscutible: Temor a una RECESIÓN.

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