¿Se tambalea venta de Banamex por toma de instalaciones de Ferrosur?
Germán Larrea está entre los pocos mexicanos que pueden contar con los recursos de liquidez necesarios para comprar un banco como Banamex.
El viernes de la semana pasada, personal armado de la Marina Armada de México ocupó las instalaciones de Ferrosur en el tramo Coatzacoalcos-Medias Aguas, una extensión aproximada de 120 kilómetros que se ocuparon por parte del personal militar con base en el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) por el que se ordena la ocupación temporal e inmediata del tramo ferroviario por parte del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec S.A. de C.V., empresa de participación estatal mayoritaria.
El tramo y las instalaciones ocupadas pertenecen a la empresa Ferrosur, que a su vez forma parte del conglomerado Grupo México, del que por su parte es dueño el segundo hombre más acaudalado del país: Germán Larrea.
Tramo corto, golpe grande
En realidad, el tramo ocupado por las fuerzas federales (esquema poco conocido previo a una expropiación), es muy corto comparado con el tamaño de las concesiones ferroviarias que opera Grupo México.
De acuerdo con cifras de la propia empresa derivadas de su más reciente informe financiero, Grupo México contaba con 11,137 kilómetros de red ferroviaria total en el país. Es decir, lo ocupado-expropiado representa apenas el 1.07 por ciento de la red ferroviaria de la división transporte de Grupo México.
En estos términos, el tramo en cuestión es casi insignificante, pero llamaron la atención varias cosas, mismas que provocaron una caída de casi 30 mil millones de pesos solamente el viernes en el valor de capitalización de la holding, Grupo México, por un tropezón de prácticamente 5 por ciento en el precio de la acción de la emisora en la Bolsa Mexicana de valores tras conocerse la acción gubernamental.
1) Previo a la ocupación-expropiación del tramo ferroviario de 120 kilómetros, el magnate Germán Larrea se reunió con el presidente Andrés Manuel López Obrador, sin que se conociera información en el sentido de que se planeaba quitar una pequeña parte del negocio a Grupo México.
2) Evidentemente la empresa y el gobierno podrían no haber informado al público. Sin embargo, el mismo viernes Grupo México emitió un comunicado en el que se dijo “sorprendido” de la acción y se reservó el derecho a llevar a cabo acciones legales.
3) Si la empresa, y sobre todo su dueño, Germán Larrea, sí lo sabía y fue informado por el presidente en la reunión que llevaron a cabo tan solo unas horas antes del hecho, se trata igualmente de una acción grave por parte del empresario, ya que como empresa pública que es Grupo México, controladora de sus otras compañías, tiene la obligación de informar al mercado, es decir al público inversionista, sobre todo tratándose de hechos tan relevantes como el señalado. No fue así.
4) Llamó la atención también el operativo, con personal armado de una institución generalmente enfocado en otro tipo de tareas, mostrando estrategias y mecanismos impropios para la ocupación de un corporativo o de parte de las instalaciones de un corporativo.
5) El esquema inicial y las acciones no hacen sino llamar a la duda e incertidumbre; hablamos de la ocupación con personal militar de parte de las instalaciones de una empresa, una de las más grandes e importantes, mediante un mecanismo que llamaron de “ocupación”, algo muy complicado de entender de otra manera; de hecho, el mercado en general el viernes lo consideró una expropiación de facto.
6) Tomar las instalaciones o una parte de las mismas (aunque sea muy pequeña), por un comando armado de la Marina Armada de México, de una empresa del tamaño de Grupo México, que cotiza en bolsa, que es un emporio que emplea a 30,000 mexicanos y que está presente en gran parte de las áreas económicas de México, no es una buena señal, coincidieron la mayoría de analistas y expertos el viernes pasado y prácticamente todo el fin de semana.
7) El fin de semana el secretario de gobernación, Adán Augusto López, abonó a la incertidumbre y confusión al señalar que las instalaciones solamente estaban ocupadas, mas no expropiadas, y que sí hubo negociaciones con Grupo México pero que no se llegó a ningún acuerdo.
El caso Banamex
Como recordará, según fuentes periodísticas, Germán Larrea estaba considerado virtualmente el nuevo dueño de Banamex, toda vez que al parecer habría llegado a un acuerdo con Citigroup para comprar el banco mexicano por un monto de entre 7,000 y 8,000 millones de dólares.
Pero, sobre todo, Germán Larrea había recibido el beneplácito presidencial, cumpliendo con el requisito de que el banco sería “mexicanizado” al ser el nuevo dueño y el capital de origen nacional.
De hecho, muchas especulaciones surgieron tras la reunión de ambos la semana pasada, llegando a señalarse que sería inminente el anuncio de la venta del banco a Grupo México, de Germán Larrea.
A la luz de los hechos del viernes, la incertidumbre es total, no faltan las versiones que señalan que el acto de ocupación-expropiación de una pequeña parte de las instalaciones de Grupo México llevará a Germán Larrea a abandonar las pláticas con Citigroup.
Otras versiones llegaban a hablar incluso de una concesión por otra; es decir la ocupación-expropiación del pequeño tramo ferroviario a cambio del beneplácito para la compra de Banamex, al final qué más mexicano podría existir que el próximo dueño de Banamex sea Grupo México.
No lo sabremos, pero quizás pronto tengamos noticias sobre todo porque los mercados ya están “adentro” de la noticia y seguramente serán impactados positiva o negativamente.
Sin duda, una eventual salida de Grupo México o de Germán Larrea de las negociaciones por la compra de Banamex, sería una mala noticia para los mercados, así fuera de manera pasajera.
Germán Larrea está entre los pocos mexicanos que pueden contar con los recursos de liquidez necesarios para comprar un banco como Banamex.
Como sea, lo relacionado con Grupo México-Ferrosur, deberá aclararse: aunque difícilmente una acción gubernamental de este tamaño será cambiada. El punto es que la incertidumbre es algo que a los mercados y a la economía nunca les gusta. No se trata de 120 kilómetros de vías férreas supuestamente ligadas a una obra de “seguridad nacional” para el funcionamiento eficaz de la plataforma logística, se trata de certeza jurídica.
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