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Opinión

Infraestructura de recarga, el gran pendiente de la electromovilidad en México

01-11-2022, 6:00:00 AM Por:

La infraestructura de carga para vehículos eléctricos en sus diversas modalidades de transporte es un elemento crucial en la transición a una movilidad limpia.

Por Germán García Vilches*

La infraestructura de carga para vehículos eléctricos en sus diversas modalidades de transporte es un elemento crucial en la transición a una movilidad limpia, suficiente y respetuosa con el medio ambiente, y este proceso ya arrancó con buenos augurios en otras latitudes.

En México, de acuerdo con la prospectiva de Electromovilidad 2020-2035 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), dentro de la Estrategia Nacional para la Movilidad Eléctrica, para el 2035 en un escenario de gran impulso a la electromovilidad se integrarían 5.7 millones de vehículos eléctricos, que incluye ligeros, autobuses urbanos, camiones de carga y autobuses foráneos. Es decir, en ese periodo se podrían dar las condiciones de viabilidad para que mayor número de usuarios tenga un auto de estas características.

Por lo pronto, en otras modalidades de transporte la transformación ya está en marcha y es relativamente más visible. Hoy en día varios gobiernos en México y de Latinoamérica, no se diga los del continente europeo y nuestro vecino del norte, ya están cambiando sus flotas de transporte público a vehículos 100% eléctricos. De hecho, ciudades como Santiago de Chile y Bogotá, Colombia ya tienen un parque vehicular eléctrico y Santiago cuenta con un total de 700 unidades. 

El sistema de transporte público Metrobús en la Ciudad de México ha integrado 10 autobuses 100% eléctricos. Por otra parte, las empresas multinacionales que se rigen con criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG o ESG por sus siglas en inglés) están descarbonizando sus flotas comerciales a un mayor ritmo, y han establecido metas muy ambiciosas para reducir significativamente su huella de carbono entre el 2030 y el 2050.

Entonces, la pregunta es, ¿qué hace falta para un despegue de la electromovilidad en nuestro país?

Existen varias condiciones, pero hay una particularmente relevante que implica un despliegue inteligente y utilizable de la infraestructura de recarga. Un primer paso para avanzar es identificar en dónde hay más vehículos eléctricos. Hoy, en la Ciudad de México ya existen zonas donde está creciendo ese parque vehicular y se está empezando a desarrollar infraestructura pública para que estos usuarios puedan recargar fuera de sus casas, por ejemplo, en hospitales, centros comerciales, restaurantes, gimnasios y universidades, entre otros.

Pero tenemos otras modalidades de transporte como el de flotas comerciales, ya sea para transporte de pasajeros o de mercancías, que requieren de un modelo diferente y en ese sentido, hablamos de cargadores en sus hubs o centros donde se guardan los vehículos en las horas en que no están en operación.

Si bien podría explicar técnicamente factores específicos de la función y ventajas de los diferentes cargadores, por el momento me concentraré en explicar las consideraciones generales más importantes. Por ejemplo, el 99% de los autos eléctricos están preparados para dos tipos de carga, corriente directa y corriente alterna, lo que simplemente quiere decir que pueden cargarse con los cargadores tradicionales (o lentos), como los que normalmente se instalan en las casas y toman alrededor de 8 horas para una carga completa, y para los cargadores rápidos como los de las electrolineras o estacionamientos de corto uso que logran una carga importante en 15 a 30 minutos.

Para vehículos de alta utilización, como los de flotas comerciales o de uso compartido, que recorren 150km al día o más, lo recomendable es la carga con corriente directa, es decir, la de mayor potencia; los vehículos llegan, recargan y salen con el 100% de carga, ya que su operación es muy demandante. Por el contrario, los automóviles privados, que se utilizan en el transcurso del día con paradas de una hora o más, porque los recorridos incluyen la oficina, el gimnasio, una comida, regreso al trabajo y finalizan con el retorno a casa donde permanecen toda la noche, pueden recargar en cada punto o destino, y el conductor no se tiene que preocupar de que el total almacenado en sus baterías se agote.

Y aquí surge otra inquietud de quienes dudan de la viabilidad de la movilidad eléctrica, ¿qué pasa si quiero salir a carretera? Ciertamente es un punto importante que debe ser considerado, por eso en una buena planeación e impulso para el desarrollo de infraestructura pública, estas instalaciones deben desplegarse en los puntos de partida de las ciudades y en puntos intermedios donde se requieren cargas rápidas para continuar los trayectos. Un factor importante para tomar en cuenta es que estas estaciones de carga pueden representar una fuente de ingreso adicional a negocios e instalaciones que ya existen en las autopistas y carreteras del país.

La transición a una movilidad limpia es un esfuerzo conjunto entre desarrollo tecnológico-automotriz, compromiso de los gobiernos para adoptar la electromovilidad, inversión de la iniciativa privada, un marco jurídico apropiado para el desarrollo de infraestructura, uso y aprovechamiento y, finalmente, el pulso del mercado para llegar a un equilibrio en que los precios de los vehículos los hagan más asequibles y exista una masa crítica que contribuya a la rentabilidad de todas las partes en un ecosistema de movilidad eléctrica.

Lo que está claro es que la electrificación del transporte es irreversible, se han dado los primeros pasos en México en ese sentido y sí, estamos montados en la ola y en el tiempo adecuado para poder vivir y contribuir con el cambio.

*Germán García Vilches es director de Infraestructura de Recarga en VEMO.

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.

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