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Industria en México, un entorno no tan sombrío como parece

17-01-2023, 6:00:00 AM Por:
© EFE

Pese al estancamiento en la actividad industrial en los últimos meses, México se encuentra ante lo que puede ser una oportunidad histórica.

Por Alejandro J. Saldaña Brito, Economista en Jefe, GFB×+

Las más recientes cifras de actividad industrial en el país parecen poco alentadoras, además de que la perspectiva para los próximos meses parece ensombrecerse. Cierto, la producción de bienes ha perdido algo del impulso asociado a la reapertura económica y, además, se espera que resienta el enfriamiento en el consumo a nivel local y mundial. Por otro lado, no hay que olvidar que, así como existen retos, también hay oportunidades importantísimas, especialmente, con miras al mediano plazo.

De acuerdo con lo publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la actividad industrial prácticamente se estancó en noviembre, al registrar una variación mensual real que fue de apenas 0.0016%. Si anualizamos el crecimiento mensual promedio de los últimos tres meses, este ha pasado de estar consistentemente por arriba del 2.0% en los primeros siete meses del año pasado (máximo 8.2%, mínimo 2.2%), a mantenerse debajo del 1.0% entre agosto y noviembre (máximo 0.9%, mínimo 0.0%). Esto claramente es una prueba de desaceleración en la actividad.

La reapertura económica, que a su vez produjo la recuperación en la demanda interna y externa, y el suavizamiento en las obstrucciones en las cadenas de suministro, permitió que la industria se recuperara a un ritmo importante -aunque no lineal- a partir de la segunda mitad del 2020. Entre mayo de 2020 -el punto más débil durante la crisis pandémica- y noviembre pasado, la actividad creció 39.5%, pero sigue debajo (-0.6%) de lo observado antes del choque asociado a la pandemia. Naturalmente, el impulso explicado por la reapertura económica se ha ido disipando, por lo que no debe de sorprendernos la desaceleración en la producción industrial.

Más aún, y dado que las restricciones en la oferta serán cada vez menos visibles, la atención debe de enfocarse en el menor dinamismo de la demanda. Hacia adelante, los cuellos de botella en la producción deberían de seguir cediendo, más ante el anuncio del fin de la política de “tolerancia cero al covid” en China, aunque es cierto que no podemos descartar nuevas distorsiones en éstas y en la cotización de materias primas mientras no se resuelva el conflicto armado en Ucrania. Una vez dicho esto, lo que realmente debe de preocuparnos es el enfriamiento en la demanda interna y externa, a causa de la erosión del poder adquisitivo, el incremento en las tasas de interés y el debilitamiento de la confianza.

El índice de pedidos manufactureros parece confirmar lo mencionado arriba. Este índice es de los indicadores económicos que se consideran “adelantados”, al ser muy oportuno y darnos un vistazo de la perspectiva para los próximos meses. En diciembre, el índice se mantuvo arriba de los 50 puntos, pero debajo de lo visto en octubre y noviembre, lo que implica que la actividad manufacturera, si bien seguirá expandiéndose, lo hará a un ritmo menor. Al interior del indicador, el componente de entrega de insumos por parte de proveedores quedó debajo de los 50 puntos, lo cual se lee como una mayor oportunidad en la proveeduría; el rubro de pedidos se sostuvo arriba de los 50 puntos, pero marcó su menor nivel en 11 meses, adelantando una clara desaceleración en la demanda.

Pese a todo lo mencionado, México se encuentra ante lo que puede ser una oportunidad histórica para su industria. Tras la pandemia, se ha buscado volver más resilientes a las cadenas de suministro de la industria norteamericana, lo que lleva a esperar que más proveedores de esta, que hoy se encuentran en Asia y otras regiones lejanas, busquen reubicarse en México, los Estados Unidos y Canadá.

Este fenómeno puede agrandarse por la entrada en vigor del T-MEC y la disputas sino-americanas. Recordemos que el nuevo tratado comercial de América del Norte, el T-MEC, exige un mayor contenido de insumos de origen doméstico en algunas industrias -como la automotriz- que su antecesor, el TLCAN, para que un producto pueda ser comerciado libre de aranceles entre los tres países firmantes. Además de aprovechar los beneficios del T-MEC, algunas empresas preferirían reubicarse en Norteamérica para evitar salir afectados, a través de aranceles u otras barreras al comercio, del distanciamiento político y económico en los Estados Unidos y China.

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.

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