El peso ‘fortachón’ golpea a las remesas y a sus beneficiarios
Los niveles a los que se compran dólares en casas de cambio son los más bajos en 6 años, afectando directamente los ingresos de quienes reciben remesas.
La fortaleza del peso tiene muchos beneficios para el país y es una muestra de cierta confianza en su economía por parte de los capitales.
Pero, igualmente tiene muchos efectos negativos, según el lado en el que esté cada quien, es como le está yendo con la apreciación cambiaria. Sin duda quienes la están pasando mal son los beneficiarios por remesas. Hace algunos meses consignamos en este espacio cómo no les convenía un proceso constante de apreciación del peso respecto al dólar, pues todo se hizo realidad.
Quienes reciben remesas no están a gusto con el “peso fortachón”, pues significa un auténtico golpe a sus ingresos, es el equivalente al deterioro salarial que padecen otros trabajadores.
Quienes laboran en Estados Unidos reciben su salario en dólares, y sucede que el dólar se está depreciando, es una moneda muy débil en estos momentos, o más débil que en otras ocasiones.
Este es el golpe a las remesas
Ayer lunes, después de que pasó el shock por la fortaleza del peso reportada la semana previa y especialmente el viernes, cuando la moneda estadounidense se desplomó a su menor nivel desde septiembre de 2017 en el mercado interbancario, las casas de cambio, centros cambiarios y hasta grandes bancos, actuaron en consecuencia.
En promedio, el dólar se compró ayer en 17.20 pesos.
Sin embargo, todo dependía de la institución, del destino en el que se ubicaba la casa de cambio y del momento en el que se cotizaba. De acuerdo con fuentes de centros cambiarios que operan en el interior de la República Mexicana, el dólar se compró de la siguiente manera en algunas entidades (promedio):
Nayarit en 17 pesos; Guadalajara 16.90 pesos; Michoacán 16.5 pesos; Puebla 16.70 pesos; Guanajuato 16.90 pesos; Tlaxcala 16.50 pesos y la parte Oaxaca 16.90 pesos.
En promedio, el dólar se compró en México por debajo de 17 pesos para operaciones en efectivo y/o transferencias inferiores a 10,000 dólares, un monto como el anterior o superior se cotizaba aparte y también dependía del momento.
Sin embargo, los precios arriba mencionados solo son informativos, en realidad las casas de cambio y/o centros cambiarios suelen castigar con algunos centavos adicionales las operaciones en remesas.
Es algo curioso, por llamarlo de alguna manera. El argumento es que los dólares provenientes del exterior tardan en llegar a las cuentas, algo que ya no es correcto porque el 90 por ciento de las operaciones con remesas se hacen mediante transferencia electrónica, las entidades no pagan nada si no están los recursos en sus cuentas.
La costumbre se quedó y data de la época de los famosos Money Orders, documentos que eran “castigados” porque efectivamente había cierto periodo de tiempo para que los recursos llegaran a las cuentas de quienes los compraban.
Pero el efecto negativo es mayor: estos niveles del tipo de cambio al que se compran los dólares en este momento, estaba vigente más o menos en septiembre de 2017.
Desde entonces, el precio del dólar al que les compraban sus remesas se movió más o menos entre un mínimo de 18 pesos y un máximo de 23.50 pesos (este último valor se registró en marzo de 2020 cuando la paridad cambiaria se disparó a más de 25 pesos).
Golpe al ingreso
Si los beneficiarios por remesas fueran trabajadores (que en esencia lo son, o cuando menos reciben los beneficios de sus familiares trabajadores en un país extranjero, preponderantemente Estados Unidos), los niveles a los que hoy les están comprando sus dólares representaría un golpe a su salario.
Bajo las condiciones actuales, el “deterioro salarial” es el más grave en casi 6 años.
La llegada constante de ingresos es un factor a favor para los beneficiarios por remesas, no han sufrido hasta ahora por falta de recursos, pero sí muchos de ellos debieron ajustar sus presupuestos porque los flujos resintieron cierta erosión producto de la fortaleza del peso.
¿Riesgo mayor?
Considerando que tenemos un régimen de libre flotación y la moneda se ajusta a los juegos de la oferta y la demanda, es un hecho que el dólar puede recuperar terreno en cualquier momento y mejorar su cotización: algunos analistas señalaron este lunes que la paridad cambiaria de equilibrio se ubica alrededor de 20 pesos por dólar y, considerando que los bancos centrales están cada vez más cerca de su “tasa terminal” -es decir, la tasa en la que detendría al menos por un periodo de tiempo su escalada de tasas- es altamente probable que la paridad cambiaria también esté cerca de su “piso” y pudiera corregir hacia el nivel de equilibrio.
Es entonces probable que se haya detenido el deterioro del “salario” que reciben los beneficiarios por remesas. Sin embargo, la recuperación del poder adquisitivo de las remesas en México no será uniforme y tardará más, considerando que son ingresos que “se castigan”. Desde luego, el gran riesgo para estos ingresos consiste en que el dólar baje más; de ser así, sus familiares tendrán que trabajar horas extras para resarcir el “deterioro salarial” que padecerán sus familiares en México.
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