En 5 años, el peso se ha apreciado “como nunca” por estos factores externos
También “como nunca”, la moneda mexicana se ha visto sometida a tal influencia global más que a los factores internos.
En el balance del quinto año de gobierno, sin duda alguna que el desempeño del tipo de cambio podría ser presumido por el gobierno federal como un indicador del éxito económico que, desde su punto de vista, ha significado la gestión.
La cifra de apreciación para el peso efectivamente es contundente. Como nunca en las últimas décadas, el peso registra una apreciación tan significativa. Sin embargo, no es precisamente producto del desempeño de la economía, el comportamiento del peso está casi por completo ligado al contexto económico y financiero global.
Gran apreciación
Al cierre del 25 de agosto, el peso registra una apreciación acumulada durante la presente administración de 18 por ciento con respecto al dólar.
La apreciación máxima del peso en este periodo ha sido de 22.32 por ciento, al alcanzar un máximo frente al dólar de 16.6730 pesos, registrado hace no mucho, apenas el pasado 28 de julio de este mismo año.
Lo anterior quiere decir que el peso ha perdido cierta fortaleza, pero nada significativo considerando la enorme apreciación registrada en el año. Es, desde luego, la mayor fortaleza para la divisa mexicana en cualquier periodo similar desde la era de la libre flotación, e incluso más atrás, desde el periodo del desarrollo estabilizador. Podríamos hablar de un desempeño histórico del peso, y así lo es. Sin embargo, los factores que inciden en este comportamiento se encuentran, en su inmensa mayoría, ubicados fuera de nuestro país. No se trata de minimizar este desempeño del peso y su relación con la gestión de la presente administración, el gobierno ha hecho su parte, especialmente con el hecho de no haber jugado con la economía, como se temía. Simplemente se trata de ubicar esta apreciación en el contexto histórico del mundo y destacar la relevancia que tiene para la divisa mexicana.
Los “como nunca” del peso
1) Como nunca, o como hacía muchas décadas no sucedía, las tasas de interés en el mundo industrializado cayeron al cero absoluto en los hechos, en cierto periodo de estos cinco años recientes.
Mientras lo anterior sucedía, en México las tasas llegaron a un mínimo de 4 por ciento. No es poca cosa, esa diferencia de 400 puntos base atrajo flujos multimillonarios al mercado mexicano, en apariencia 400 puntos base o 4 puntos porcentuales son poco, pero en el mundo de los negocios y las inversiones significan miles de millones de dólares en juego.
2) Como nunca, o como pocas veces ha sucedido en la historia, la economía de Estados Unidos, nuestro referente inmediato e inevitable, se desplomó 3.5 por ciento en el año 2020 debido a la pandemia, su mayor caída desde 1946; pero “rebotó” 5.7 por ciento en 2021, jalando a la economía mexicana, que se había derrumbado 8 por ciento en 2020. Los flujos de dólares al mercado mexicano ante el aumento de las exportaciones hacia Estados Unidos, junto con los capitales constantes hacia los mercados nacionales, impulsaron al peso.
3) Como nunca, México tiene una oportunidad histórica por el nearshoring, la relocalización de inversiones para ubicarse en mercados más cercanos al gran consumidor del planeta, Estados Unidos. El nearshoring es una gran oportunidad, ya que está generando flujos constantes hacia nuestro país y se espera que sean cada vez mayores.
4) Como, nunca los trabajadores mexicanos en el exterior, básicamente en Estados Unidos, mandan más y más dólares en remesas. Los mexicanos se vieron beneficiados primero por el cierre de negocios y actividades económicas por la pandemia, ya que fueron los que no dejaron de trabajar, después han obtenido más beneficios por fenómenos como “la gran renuncia”, por la negativa de los trabajadores estadounidenses a regresar a sus trabajos. El aumento de las remesas, que en 2022 totalizaron 58 mil 497 millones de dólares, 13.4 por ciento arriba de lo registrado en 2021, y que además se espera que en 2023 se acerquen a los 60 mil millones, ha sido determinante para la fortaleza cambiaria en México.
5) Como nunca los mercados, o como pocas veces se ha visto, se desató una guerra comercial entre las dos grandes potencias del planeta, Estados Unidos y China, lo que provocó fenómenos como el “vuelo a la calidad”, con México como un destino “interesante” por su cercanía con Estados Unidos y su relativa solidez económica.
6) Como nunca, una pandemia modificó las reglas de la economía global, no es que México lo haya hecho mejor o peor, sino que su cercanía con la potencia global número 1 del mundo lo puso en la mira de los capitales como destino de refugio, atraídos claramente por el nivel de tasas.
7) Como nunca, los capitales utilizaron los “swaps” para obtener rentabilidad; es decir, usaron una moneda emergente para ganar dinero, en ese contexto el peso era de las pocas que ofrecía ciertas garantías por su cercanía con la economía estadounidense.
El contexto global ha sido de tal influencia para el peso, que tampoco debemos dejar de lado que en el peor momento de la pandemia, el peso se hundió hasta niveles de 25.13 pesos por dólar en los mercados interbancarios, en ese momento dicho movimiento significaba un desplome de 30 por ciento.
OPINIÓN: Fed y Banxico, culpables de la “burbuja del peso”
Conforme la pandemia cedió terreno y los capitales se reacomodaron, el peso recuperó fuerza, pero considerando el punto máximo y mínimo del tipo de cambio del peso contra el dólar en estos cinco años de gobierno, podemos hablar de un rango de variación de hasta 33 por ciento en la paridad, lo que demuestra contundentemente que no ha sido precisamente un “día de campo” para el peso y que la fortaleza acumulada está casi por completo ligada al contexto global.
Quizás, en lo interno lo más destacado es que se han respetado las bases “neoliberales” en el manejo de la macroeconomía nacional.
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