Pensiones, ¿regresará el sistema de reparto?
El aumento de 25% en pensiones para 2024 lo justifica la SHCP como un "complemento" para los próximos jubilados. En la práctica, lo vamos a pagar todos, como antes.
El aumento en el gasto por pensiones por parte del gobierno federal en la presente administración se habrá incrementado 505 por ciento al cierre de 2024.
Un aumento nominal de 25 por ciento en las pensiones provistas para adultos mayores el año siguiente es uno de los aspectos que más llamaron la atención en el Paquete Económico 2024, presentado al Congres por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Ante la cifra, el pasado lunes 11 de septiembre el titular de las finanzas públicas, Rogelio Ramírez de la O, trató de justificar en una entrevista radiofónica este aumento de las pensiones a los adultos mayores, al señalar que en los próximos años se tiene contemplado que empiecen a jubilarse las primeras generaciones del Sistema de Ahorro para el Retiro bajo la ley 1997.
“Estamos preocupados por el hecho de que el régimen de pensiones que se inauguró con el régimen de contribución definida en el año 1997, va a arrojar los primeros pensionados con este régimen en el año 2025-2026; cuando se atacó el problema de una baja tasa de reemplazo, es decir cuánto va a tomar ese trabajador con respecto a su último salario y se encontró que era el 30 por ciento”, dijo el funcionario refiriéndose a la baja pensión con la que se jubilarían los primeros trabajadores bajo este sistema.
Posteriormente, explicó en la entrevista el esquema bajo el cual se modificó la ley del SAR y por el que las tasas de reemplazo crecerán paulatinamente en el largo plazo hasta llegar a un nivel aproximado del 72 por ciento, aunque reiteró que esto llevará tiempo.
Esto último es relevante ya que, a su decir, el gobierno actual ha decidido incrementar el monto de las pensiones de forma extraordinaria para que quienes se vayan a pensionar entre los años 2025 y 2026 complementen su bajo ingreso pensionario con esta pensión universal.
Esto pareciera loable, pero además de ser una carga adicional para las finanzas públicas nacionales, que ya hemos mencionado en otras ocasiones, implica varias cosas más:
1) En los hechos, se trata de un regreso, aunque sea parcial, del sistema de reparto, ese que se supone ya había desaparecido. Si la justificación para aumentar las pensiones 25 por ciento en año electoral consiste en que estas serán un “complemento” para los futuros pensionados, entonces lo que se hace es cargar este costo a todos los contribuyentes, incluso a las generaciones futuras que todavía no trabajan, exactamente igual que antes.
Es cierto que no será un esquema de reparto como tal, que el sistema de contribución definida sigue vigente y que, en teoría, las pensiones mejorarán en su tasa de reemplazo con el paso de los años pero, mientras tanto, las finanzas nacionales tendrán que absorber este “mini sistema de reparto” que se ha decidido implementar.
Por cierto, las pensiones no bajarán con los años, el secretario de Hacienda señaló que este aumento de 25 por ciento sería “por única vez”, menos mal. Por lo tanto, el aumento total ya se volverá una carga constante y creciente año con año, sexenio con sexenio, una gran bola de nieve que las futuras generaciones tendrán que gestionar de alguna manera, a menos que en breve lleguemos al primer mundo.
2) Este aumento supuestamente tiene como objetivo proteger y ayudar a los más vulnerables, pero se otorga de manera general, por lo que en realidad es injusto, ya que beneficia todavía más a los deciles con ingresos altos; en todo caso, debió haber sido exclusivo para los deciles más bajos.
3) El secretario de Hacienda dijo que se decidió otorgar este aumento de forma universal porque consideraban que era la manera más expedita y menos costosa de hacer llegar esos beneficios a la población; posiblemente expedita sí sea, pero menos costosa es muy debatible ya que, en todo caso, debió hacerse utilizando las bases del SAR para beneficiar directamente a quienes caerían en el supuesto de una baja tasa de reemplazo al momento de su retiro en los años 2025, 2026 y sucesivamente; es decir, hacerlo exclusivo y no general. Así este “mini sistema de reparto” sería sin duda alguna, mucho menos costoso.
El aumento a la pensión general del programa de adultos mayores debió haber sido el de siempre, es decir, el equivalente a la inflación del año previo, pero claramente tuvo un enfoque electoral.
4) También es una medida injusta para quienes, por años, han obtenido una muy baja pensión por jubilación, afectados por su muy baja tasa de reemplazo. Aquellos que hoy ya tienen cierta edad y que disfrutarán poco de este beneficio, a esas personas se les debió aumentar mucho más su pensión para resarcir el daño.
5) Definitivamente y aunque de alguna manera ya se dijo, este “mini sistema de reparto” compromete a las siguientes generaciones, que deberán pagar una parte de la pensión de quienes nos vayamos jubilando.
Vaya reto que les dejamos.
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