Obras magnas del Estado no garantizan desarrollo económico de México
A lo largo de la historia del país, el impulso de la economía se sustenta en inversiones estratégicas públicas y privadas con visión de largo plazo.
El polémico tramo 5 del Tren Maya en el sureste mexicano reanudó sus obras, sin importar que dicha obra tiene suspensiones emitidas por jueces, ante supuestos daños ambientales y contra la naturaleza.
Sin embargo, el argumento del gobierno federal para reanudar las obras, consistió en catalogar dicho proyecto como de “seguridad nacional” ya que supuestamente generará desarrollo y bienestar económico.
Ojalá así sea. Lamentablemente no es una garantía, la realización de obras magnas es la constante históricamente hablando en nuestro país, pero no siempre han generado desarrollo y bienestar, o no al menos en el plazo inmediato.
De hecho, la creación de infraestructura en asociaciones público-privadas es lo que ha detonado los periodos de crecimiento económico más prolongado para el país, cuando el estatismo pretende el control de la economía, los resultados no son favorables.
Si revisamos las grandes obras magnas de los gobiernos anteriores, aparte de que primero debemos ubicarlas, tenemos que prácticamente ninguna ha sido factor de impulso económico en el corto, mediano o largo plazo.
A reserva de que hablen los especialistas en derecho y nos expliquen si un decreto para catalogar ciertas obras magnas como asunto de seguridad nacional puede estar por encima de las resoluciones judiciales, revisemos si hay obras que distingan a alguno de los presidentes de las décadas recientes en el impulso a la economía de México.
Luis Echeverría Álvarez
Este presidente, recientemente fallecido, prácticamente no hizo obra magna alguna. Fundó varias instituciones como el Conacyt y eso fue un factor de impulso con los años, pero no suficiente para abatir el rezago educativo de profesionales altamente calificados. Inauguró el Polyforum Cultural Siqueiros, aumentó el gasto público y quizás su obra más representativa fue la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas, aunque no se inició en su mandato.
Durante su sexenio comenzó una gran crisis económica.
José López Portillo
Sexenio de gasto social y crisis; tampoco hubo grandes obras magnas y las realizadas no correspondieron con el desarrollo económico del país. Por ejemplo, el gasoducto Cactus (Chiapas) a Reynosa (Tamaulipas), fue un sonado fracaso, terminó convertido en un auténtico “elefante blanco”.
Miguel de la Madrid Hurtado
Sexenio de destrucción de infraestructura por causas naturales, los terremotos de 1985, que colapsaron el gran centro poblacional de México, la capital.
Sexenio de gasto social elevado que no sirvió de nada, crisis, aumento del déficit del gobierno y más.
Carlos Salinas de Gortari
En términos estrictamente económicos, lo más destacado de su presidencia no fue precisamente una obra magna. La firma del entonces llamado Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), fue factor de impulso para la economía mexicana y lo es hasta la fecha, ahora con el nombre de T-MEC.
Sin embargo, el impulso económico siempre quedará marcado por una gestión de manejo irregular en la economía.
Ernesto Zedillo Ponce de León
Enfrentó la mayor crisis económica del país en la era moderna, la última y gran devaluación del peso.
Lidiar con la crisis le impidió realizar alguna obra de gran magnitud, aunque durante su mandato se rescató al sistema de pagos nacional del colapso, es el último periodo de crecimiento promedio del PIB arriba de 2.5%.
Vicente Fox Quesada
Intentó construir el nuevo aeropuerto en Texcoco, pero un manejo torpe y soberbio en el proceso de adquisición de los terrenos, derivó en fuertes movilizaciones que a la postre terminaron por cancelar el proyecto.
Felipe Calderón Hinojosa
Una refinería nunca concluida y un monumento por el Bicentenario de la independencia del país fueron sus dos obras magnas, ninguna de ellas aportó o aporta desarrollo económico para México.
Enrique Peña Nieto
En su mandato se inició la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que fue cancelado por el gobierno actual.
A lo largo de la historia económica del país, las obras magnas no han resuelto los problemas económicos ni generado crecimiento. Lo han hecho las inversiones estratégicas, la generación de infraestructura, en la que por cierto participan siempre las dos grandes instancias de inversión en el país: pública y privada. Pretender concentrar todo en sólo una de ellas no es la mejor opción.
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