La única salida de México y Latinoamérica para superar la crisis es una reforma fiscal
Latinoamérica en general emerge de la crisis provocada por el coronavirus con altas tasas de desempleo y con sus sistemas de salud exigidos al límite.
Mientras en México probablemente iniciará el debate en torno a una reforma fiscal, aplazada por décadas, después del proceso electoral del próximo 6 de junio, para organismos financieros multilaterales consideran que un ajusto macroeconómico de este tipo nuestro país y para Latinoamérica en general es indispensable para la recuperación post pandemia y el posterior desarrollo en la región.
Este fin de semana durante la conclusión de la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que se llevó a cabo de forma virtual en Barranquilla Colombia, la institución emitió su Informe Macroeconómico anual en el que asegura lo siguiente: “Para alcanzar un mayor ritmo de crecimiento, la región necesita implementar una serie de reformas que mejoren la productividad, ayuden a conectar a las empresas a las cadenas globales de valor, y promuevan la economía digital y la creación de empleo en forma inclusiva, sostenible y resiliente”.
De manera especial, los países de América Latina y el Caribe necesitan implementar reformas fiscales para preparar el terreno para una recuperación sustentable y sostenible post-Covid.
Y es que, de acuerdo con el BID, Latinoamérica en general emerge de la crisis provocada por el coronavirus con altas tasas de desempleo y con sus sistemas de salud exigidos al límite; esta crisis ha afectado a las poblaciones vulnerables con mayor severidad, exacerbando aún más las desigualdades de la región.
“Los sistemas fiscales saludables pueden ayudar a liberar el potencial, apalancando la reasignación de recursos en todos los sectores y así impulsar el crecimiento de la productividad, promover el empleo formal, y lograr un futuro más verde que desafíe la falsa dicotomía entre crecimiento económico y sostenibilidad ambiental”, dijo en el informe Eric Parrado, economista en jefe del BID, al tiempo que dibujaba un escenario sobre los probables beneficios de una impostergable reforma fiscal en prácticamente todas las naciones de Latinoamérica.
Los beneficios de un ajuste fiscal
Los países con altos ingresos tributarios y alto nivel de gastos se verían significativamente beneficiados de una mayor eficiencia tanto en el aspecto impositivo como en el de erogaciones, señala el informe del BID.
Por ejemplo, los ingresos públicos podrían ahorrar más de un 4 por ciento del PIB con un mejor direccionamiento de los programas de transferencia sociales, emparejando los salarios públicos con los del sector privado, y optimizando las compras gubernamentales, entre otras medidas.
“Dados los desafíos fiscales y los altos niveles de endeudamiento, la mejora de las instituciones fiscales debería ser un tema de alta prioridad”, dijo Andrew Powell, Asesor Principal del BID y uno de los coordinadores del informe. “Instituciones más sólidas darían un mayor grado de credibilidad y permitirían un ajuste más gradual con tasas de interés más bajas para asegurar la sostenibilidad de la deuda”, agregó.
En este sentido, el informe recomienda a los gobiernos de la región aprovechar las bajas tasas de interés internacionales vigentes para reducir su pago de intereses, con mayor financiamiento por parte de las instituciones financieras internacionales para reducir los pagos o reemplazar deuda más costosa.
Escaso margen, riesgo de nuevas caídas en el PIB regional
De acuerdo con el informe del BID, los gobiernos de la región aportaron en realidad poco en la crisis que sacudió al planeta. La cifra de la institución señala que las naciones de América Latina y el Caribe aportaron 485 mil millones de dólares para paliar la crisis, equivalente a un 8.5 por ciento del PIB regional.
Pero, más de dos tercios de las naciones aportaron en realidad sólo el 3 por ciento o menos de su PIB, es evidente según los expertos del BID que hay espacio fiscal que debe aprovecharse. En las naciones industrializadas el apoyo de los gobiernos para contrarrestar los efectos de la crisis promedió el 19 por ciento del PIB.
Aunque el BID se encuentra optimista en cuanto al avance del proceso de vacunación en la región y junto con él la posterior recuperación que podría llevar a un PIB de hasta 5.2 por ciento para este año, tampoco descarta eventuales shocks que podría desacelerar dicha recuperación a sólo 0.8 por ciento en este 2020 y una nueva caída para 2022 de hasta menos 1.1 por ciento.
La clave está en cómo enfrentarán las naciones de América Latina y el Caribe los desafíos de la recuperación, desafíos que son harto conocidos, como por ejemplo el repunte de la pobreza, consignado por todas las instancias financieras internacionales, misma que aumentará de 12.1 a 14.6 por ciento en su fase extrema y de 11.7 a 14.6 por ciento en su versión moderada.
Enfoque en una recuperación sustentable
Además de los retos económicos que tiene la región, para los expertos del BID es evidente que esta parte del mundo enfrenta una crisis ambiental y debe atenderla incluso por beneficio propio.
“La adopción de ambiciosas metas climáticas no presupone ningún sacrificio en términos de empleo o crecimiento. Los países deberían invertir en un futuro más sustentable desde el punto de vista ambiental que apunte a alcanzar cero emisiones netas de carbón en un período razonable. La adopción de políticas adecuadas puede contribuir a crear 15 millones de puestos de trabajo para 2030 en la región y al mismo tiempo aumentar el crecimiento en más de un punto porcentual por año”, dice el BID.
Así, Latinoamérica tiene mucho trabajo por delante en la fase de la recuperación, pero no podrá avanzar si no hace los ajustes necesarios, estos ya son impostergables. México, nuestro país, es fiel reflejo de lo que sucede en toda la zona. Sin embargo, los señalamientos del BID son muy claros: una reforma fiscal no es urgente sino indispensable para la recuperación de la crisis y el crecimiento sostenido hacia el futuro.
