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Economía

Erradicar ‘epidemias’ que matan a los mexicanos requiere inversiones multimillonarias y tiempo

28-07-2023, 6:10:00 AM Por:
© Depositphotos

Será una tarea generacional; hoy México tiene las mismas tasas de obesidad y enfermedades crónicas que hace una década.

En México, 69.2 por ciento de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, mientras que aproximadamente el 28 por ciento padece hipertensión y el 16 por ciento, diabetes reconocida. Se calcula que el subregistro de enfermedades como la diabetes es un problema para las autoridades de salud.

Lo que es peor, estas cifras no son sustancialmente diferentes a las registradas una década antes, considerando incluso que hoy la población del país es mayor en prácticamente 13 millones de habitantes.

Los datos se derivan de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua (ENSANUT 2022), y demuestran que este problema de salud en México no es nuevo, tiene un horizonte de tiempo muy largo. Al mismo tiempo, demuestra el fracaso de los programas de prevención que cuando menos las tres más recientes administraciones federales, incluyendo a la actual, han implementado considerándolas como el “eje central” de su estrategia para la recuperación de la salud de los mexicanos. Lo cierto es que nada ha funcionado.

Exceso de estrategia, falta de resultados

Por estrategia no hay queja alguna, este gobierno y los anteriores han implementado medidas para tratar de contrarrestar las malas costumbres y pésimos hábitos alimenticios de nosotros los mexicanos.

El 1 de octubre de 2020 entró en vigor la ley de etiquetado que advierte claramente del exceso de calorías, azúcares, sodio y grasas en diversos productos. Estos ingredientes favorecen la obesidad que deriva en enfermedades crónicas que asolan la salud de los mexicanos.

La idea y el objetivo eran muy claros: el gobierno pretendía lograr que los mexicanos cuenten con la información necesaria para hacer compras más saludables y, a la vez, que las empresas reformulen la elaboración de sus productos para evitar tener que incluirles estos antiestéticos sellos.

No ha sucedido ni lo uno ni lo otro, los sellos están vigentes, todas las empresas cumplen con la norma, pero se han vuelto parte del empaque, no asustan a nadie; las cifras de obesidad y enfermedades crónico-degenerativas así lo confirman.

Fracaso ante males crónicos

El próximo 9 de agosto se cumplirá un año de que el propio Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reconoció en voz de su director general el fracaso de la institución ante los males crónicos que matan a los mexicanos.

“En salud no hemos podido dar resultados favorables. No hemos logrado que el incremento de males crónicos se detenga, entre otras cosas, por la pandemia, pero hoy ya no hay pretexto”, dijo el director del IMSS, Zoe Robledo, durante el lanzamiento del programa PrevenIMSS+.

Acompañado de representantes de organismos internacionales y del sector salud del Gobierno federal, Robledo Aburto reconoció el fracaso e indicó que los datos de la Ensanut 2021 eran “verdaderamente alarmantes” respecto al incremento de obesidad, hipertensión y diabetes.

Hoy la alarma debe continuar en las autoridades del IMSS y seguramente no terminará, estamos a 14 meses de que finalice la actual administración y, si bien esta tendencia de males crónicos no corresponde a las autoridades vigentes, es un hecho que no pudieron ni revertir la situación ni muchos menos terminar con ella.

Se dice que sin seguridad no hay transformación, tampoco sin salud, y los mexicanos están azotados por diversos problemas de salud que ni los programas de prevención ni las cuantiosas inversiones lograron revertir.

Inversión pública en México subió, pero sigue muy baja

En el año 2023 nuestro país destinará 30 mil 498 millones de pesos en inversión en salud, un aumento histórico de 73 por ciento en términos reales con respecto a lo aprobado en 2022. Esta inversión comprende desde obra pública, equipo e instrumental médico y de laboratorio, maquinaria y equipo industrial, hasta prevención.

No obstante, para lograr, al menos, paliar los efectos de las enfermedades crónicas se requieren muchos recursos, tantos que para México sería muy complicado contar con ellos, sin olvidar que realmente las inversiones públicas crecen año con año para satisfacer a medias las necesidades de salud.

De acuerdo con las cifras de Statista, México está muy lejos de los países que más invierten en salud; el dato no es novedoso, pero es tercamente contundente. Para llegar a servicios de salud de primer nivel, lo que incluye programas de prevención y abatimiento de las enfermedades crónicas, se debe invertir como en el primer mundo, pero nuestro país está muy lejos.

Así México invirtió en 2021 el 2.91 por ciento de recursos como porcentaje del PIB; mientras que un año después la cifra subió a 3.1 por ciento.

España invierte el 7.37 por ciento del PIB, Alemania 10.95 por ciento, Reino Unido 9.25 por ciento, Francia 10.06 por ciento y Estados Unidos.

Los países nórdicos, esos que incluso superaremos en esta administración, de acuerdo con las más recientes declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, también tienen inversiones de primer mundo en salud: Dinamarca invierte prácticamente el 9 por ciento de su PIB anual, Finlandia también el 9 por ciento, Noruega el 7 por ciento y Suecia casi el 10 por ciento.

Es decir, el “sueño” de México está muy lejos todavía; para superar a estos países se necesita que nuestra nación invierta prácticamente 5 veces más al sector salud de lo que hoy destina, es una cantidad monumental, imposible por el momento de alcanzar.

En México se hacen cosas y se toman acciones para tratar de revertir las pandemias que matan cada año a miles de mexicanos y que superan, por mucho, a las muertes provocadas por la grave crisis de inseguridad que también padecemos desde hace mucho.

Pero todo indica que no ha sido suficiente y que, si acaso, vamos en el camino correcto este problema junto con muchos más requerirá dos cosas y posiblemente muchas generaciones no veremos sus resultados: inversiones multimillonarias que hoy no tenemos, y mucho tiempo, que se alarga cada vez más por la falta de inversiones suficientes.

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