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Economía

Así vivía México con inflación de más de 100%

14-05-2021, 6:10:00 AM Por:
© Depositphotos

Muchas de las consecuencias económicas de aquellos tiempos las padecemos hasta nuestros días.

La inflación se ha vuelto una amenaza en los últimos meses, tanto para México como para el mundo entero, hoy vemos niveles de inflación, o crecimiento generalizado de precios que no habíamos observado en muchos años.

Por ejemplo, en Estados Unidos este indicador ya está arriba de 4 por ciento, cuando el año pasado a duras penas rebasaba una lectura de 2 por ciento. En Europa durante 2020 la inflación no llegó ni siquiera a 1 por ciento y hoy se ubica en 2.6 por ciento. En México ya tenemos lecturas superiores a 6 por ciento este año, cuando en 2020 apenas estábamos arriba de 3 por ciento.

Sin embargo, lejos estamos de otras épocas, muy lejos por fortuna, de aquellos tiempos en los que muchas naciones, entre ellas la nuestra, tenían niveles de inflación asfixiantes, que devastaban economías enteras.

Los mercados tienen razón en estar preocupados por la inflación, y los bancos centrales mucho más. Estamos lejos de aquellas lecturas, pero los contextos económicos también juegan, y de igual manera una inflación muy elevada, o desbocada, puede volver a devastar una economía global que es lo último que necesita.

No recordar la historia nos hace correr el riesgo de que se repita. Nuestro país ha vivido épocas de gran inflación.

Las generaciones actuales solamente lo han visto en sus clases de historia, pero México tuvo épocas con inflaciones superiores al 100 por ciento, y los efectos económicos fueron devastadores.

¿Cómo vivía México con inflación mayor al 100%? ¿Cómo vivíamos los mexicanos de entonces?, aquí un breve recuento para que no se nos olvide lo peligroso que resulta repetir la historia.

Salarios devastados

En la famosa carrera precios-salarios, siempre perdían los salarios. Se trataban de compensar las subidas de precios con aumentos salariales de emergencia, pero inevitablemente eran rebasados. Esta frenética carrera llevó a la ruina a miles de empresas, empobreció a millones de mexicanos, y al final, fue una de las causas de la quiebra del país.

Poder de compra, aniquilado

Solo entre los años 1980 a 1988, el poder adquisitivo tuvo un deterioro acumulado del 75 por ciento. Es decir, con lo que un trabajador compraba en 1980, 8 años después apenas podía comprar un 25 por ciento. Es el reflejo directo de la desventaja y pérdida salarial del trabajador por la carrera precios-salarios, con claro marcador desfavorable para quienes vivían de sus sueldos.

Desigualdad galopante

Como consecuencia de que los trabajadores estuvieran más ocupados en sobrevivir que en educarse e invertir, esos años fueron el punto de partida de la enorme desigualdad que priva hasta nuestros días. Los pobres se volvieron más pobres y aquellos que tenían recursos para invertir y maximizarlos en los mercados ya sea financieros, inmobiliarios, etc, mejoraron su posición económica.

Proyectos caros, subdesarrollo

México tuvo años de escaso crecimiento, PIB negativo incluso en los ochentas. La inversión pública y privada no fluía o lo hacía a cuentagotas. La razón de que eso sucediera era la elevada tasa de retorno o rendimiento que requería cualquier proyecto. Si las tasas de los mercados de dinero llegaron a ubicarse hasta en 220 por ciento, ¿cómo invertir en un proyecto que daba una rentabilidad mucho menor, con el agravante del tiempo de la inversión? Esos años determinaron en gran medida que el crecimiento económico del país se ralentizara al extremo en los primeros años de la década de los noventa. En realidad, no fue sino hasta la firma del entonces TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), en noviembre de 1993 y con vigencia a partir del 1 de enero de 1994, cuando la economía mexicana se reanimó. Sin olvidar que todavía le faltaba por vivir momentos dramáticos hacia finales de ese mismo año.

Mercados financieros desbocados

Aquellos años fueron dramáticos para los mercados financieros mexicanos: devaluaciones constantes, inflación galopante y tasas de interés en la estratósfera, son sólo algunas de las muchas cosas que sucedieron. Y cómo no, la tasa máxima de inflación registrada en el país fue de 159 por ciento registrada en el año 1987, el peso se devaluaba un día sí y otro también, el Banco de México sufría constantes erosiones de sus reservas monetarias para defender al peso ya que en aquellas épocas Banxico no era autónomo y la política cambiaria se decidía y ejecutaba desde el poder ejecutivo; en este marco, las crónicas de la época hablan de tasas en el mercado de dinero de hasta 330 por ciento anual entre los intermediarios en momentos de nula liquidez. Todo esto fue una especie de coctel explosivo que destruyó a la economía.

Planeación, palabra sin sentido

Con la hiperinflación tocando a las puertas del país, tasas en el cielo, moneda devaluada, poder adquisitivo hecho trizas, y muchas cosas más, ¿quién podría planear el futuro? Muy pocos podían. En términos de finanzas personales, esos tiempos también fueron los cimientos de una generación desligada del ahorro y la inversión, lo que hasta la fecha hace mucho daño al país.

La inflación que México padeció en aquellos años dañó profundamente a su economía, la marcó por décadas y por generaciones. No estamos en las mismas condiciones de aquellas épocas, pero es entendible la preocupación de los agentes monetarios por el tema; ojalá como ciudadanos lo comprendamos y con nuestro grano de arena colaboremos para que no regresen nunca esos tiempos, los resultados son simple y llanamente DEVASTADORES.

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