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Homicidio del cardenal Posadas Ocampo: ¿complot o confusión? 30 años sin respuesta

24-05-2023, 3:40:39 PM Por:
© Wikipedia

Tres décadas han pasado y la justicia explicó poco o nada sobre los hechos en los que el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue acribillado a balazos.

Han pasado seis lustros desde aquella tarde sangrienta, 10,957 largos días que empolvan miles de cuartillas en casi un centenar de expedientes, 30 años en los que la justicia siguió siendo un galimatías que poco o nada explica sobre los hechos en los que el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue acribillado a balazos, en el estacionamiento del aeropuerto internacional de Guadalajara, el 24 de mayo de 1993.

El enredo oficial dio inicio desde los minutos posteriores a los homicidios, ocurridos un lunes soleado entre las 15:45 y 16:00 horas, cuando militares y policías judiciales llegaron al escenario en el que un hombre con sotana de 66 años, junto con su chofer, yacían inertes en un auto Grand Marquis blanco.

El primero, arzobispo de Guadalajara desde 1987, había intentado salir del vehículo, el segundo, de nombre Pedro Pérez Hernández, ni siquiera alcanzó a abrir la puerta del mismo. Otros cuatro hombres y una mujer también perecieron producto de la refriega armada que -oficialmente- protagonizaron, casi a la entrada de la terminal aérea, sicarios de los carteles de Sinaloa y Tijuana.

El cardenal Posadas Ocampo había acudido al aeropuerto a recoger al entonces nuncio apostólico en México, Girolamo Prigione, protagonista en el establecimiento de relaciones diplomáticas entre nuestro país y el Vaticano, ocurrida en 1992, tras una reforma al articulo 130 de la Constitución, durante la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari.

El nuncio se enteró de la muerte del cardenal por la prensa, cuando un enjambre de reporteros lo abordó unas tres horas después, al salir del aeropuerto, en cuyo interior cientos de personas fueron retenidas por motivos de seguridad, lo que no ocurrió con algunos de los delincuentes participantes de la balacera, quienes raudos abordaron un vuelo comercial que despegó sin demora con destino a Tijuana.

Al mismo tiempo, en lo que llegaban los peritos y el Servicio Médico Forense, se formularon las primeras hipótesis oficiales: Gatilleros contratados por los hermanos Arellano Félix se enfrentaron con los custodios de Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo” Guzmán, en una batalla armada que tenía como objetivo privar de la vida al líder del cartel de Sinaloa.

Lamentablemente, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo habría quedado en medio del fuego cruzado.

Más adelante, Jorge Carpizo McGregor, entonces titular de la otrora Procuraduría General de la República (PGR), aseguró categórico que el homicidio fue fortuito, pero no por la primera versión, sino porque los sicarios de los Arellano confundieron al prelado con “El Chapo” Guzmán, quien en 1993 tenía 36 años de edad.

Desde entonces las líneas de investigación se fueron multiplicando, junto con los procesos penales seguidos en juzgados del fuero común, en el estado de Jalisco, y en instancias jurisdiccionales de carácter federal.

Por los delitos de homicidio y asociación delictuosa, la ya desaparecida Procuraduría General de Justicia jalisciense acusó a 51 personas, 46 de estas también fueron indiciadas por la PGR por su presunta responsabilidad en los ilícitos de daño en propiedad ajena, y portación y acopio de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército.

Ocho líneas de investigación

Las indagatorias del homicidio del cardenal Posadas, según la PGR, pretendían averiguar si se trató de una confusión o de un complot. El 15 de noviembre del año 2000 esa dependencia decidió concluir la investigación, ratificando la hipótesis de la confusión.

Un año después, se volvieron a abrir las pesquisas en la PGR, incluyéndose en estas 8 líneas de investigación que, a la postre, solo enmarañaron más el caso. La primera se refería a la supuesta presencia del entonces director de la Policía Judicial Federal en el lugar de los hechos, extraoficialmente se dijo que ese funcionario habría ordenado el homicidio del cardenal.

La segunda línea de investigación daba cuenta de un avión militar que presuntamente escoltaba a “El Chapo” Guzmán de Guadalajara a la Ciudad de México; la tercera buscaba corroborar si los teléfonos del prelado estaban intervenidos.

Otras dos hipótesis mencionaron la participación de la delegación Jalisco del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), y la actuación de personal de la PGR que habría viajado de la capital del país a Guadalajara. En sexto lugar se exploró la posibilidad de que los autores materiales del homicidio de Posadas Ocampo fueran los exagentes Gustavo Luhrs-Tijerina y Miguel Silva Caballero, integrantes de la Policía Judicial Federal.

La penúltima de las 8 líneas de investigación se centraba en una supuesta amenaza al cardenal por parte de José María Córdoba Montoya, quien en 1993 era jefe de la Oficina de la presidencia encabezada por Salinas de Gortari.

Finalmente, el octavo planteamiento que indagó la PGR fue la aparente vigilancia de la que habría sido objeto Posadas Ocampo en su domicilio, versión que incluso señalaba que varios testigos habrían visto un helicóptero volando a baja altura del inmueble.

A estos relatos se añadieron los proferidos sin ton ni son por el sucesor del cardenal, el también arzobispo tapatío Juan Sandoval Íñiguez, quien ha llegado a aventurar que se trató de un crimen de Estado, ordenado desde el gobierno federal o desde la PGR.

Condenas sin verdad

Las primeras sentencias por los crímenes en contra de Juan Jesús Posadas Ocampo, su chofer, y otras cinco personas, se emitieron entre 2002 y 2004, con estas se condenó a una decena de hombres que fueron encontrados responsables de haber participado en los hechos ocurridos en el estacionamiento del aeropuerto de Guadalajara.

De los más de 50 detenidos, varios perecieron en prisión por distintas circunstancias, otros delincuentes, aprehendidos posteriormente, como Benjamín Arellano Félix y Joaquín “El Chapo” Guzmán, se encuentran en cárceles de Estados Unidos.

El caso Posadas Ocampo se cerró oficialmente en abril de 2007, desde entonces a la fecha fallecieron, por un lado, el sacerdote Gerardo Montaño, quien habría sido el intermediario para que los hermanos Arellano Félix se reunieran -en diciembre de 1993 y enero de 1994- con el nuncio Gerolamo Prigione, a quien le aseguraron ser inocentes del crimen.

El representante diplomático del Vaticano en México también murió en 2016, en tanto que el exprocurador Jorge Carpizo McGregor perdió la vida en 2012, cuando iba a ser intervenido quirúrgicamente.

La versión que prevalece sobre el homicidio de Juan Jesús Posadas Ocampo es la que fue elaborada por Carpizo. Aquel lunes un grupo de sicarios confundieron al religioso con “El Chapo” Guzmán. El cardenal mexicano recibió 14 impactos de bala a corta distancia.

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autor Periodista y abogada, especialista en análisis jurídico y de derechos humanos. Ha sido reportera, conductora de radio y editora.
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