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Así será la deportación del espía mexicano que trabajó para Rusia en Estados Unidos

21-07-2023, 8:16:06 AM Por:
© EFE

Héctor Cabrera, condenado por espionaje, fue liberado al cumplir el 85% de su sentencia, pero no podrá quedarse en suelo estadounidense.

Tiene amigos que laboran en el CERN, la institución europea que aloja al acelerador de partículas subatómicas donde se descubrió el Bosón de Higgs, y al mismo tiempo fue protagonista de una mundana historia al mantener dos esposas, una en México y otra en Rusia, lo que propició su colaboración con los servicios secretos de Vladimir Putin, en una trama de espionaje por la que debe guardar sigilo obligatorio.

Es Héctor Alejandro Cabrera Fuentes, el científico mexicano, hoy de 38 años, que purgó parcialmente una condena en Estados Unidos, y que está a punto de ser deportado a nuestro país como parte del acuerdo en el que admitió su culpabilidad, tras ser detenido -con evidencia que le incriminaba- en el aeropuerto de Miami, Florida, un lunes de febrero de 2020.

Doctorado en microbiología y bioquímica por la Universidad alemana de Giessen, Héctor Cabrera fue liberado hace una semana de la Institución Correccional Federal “Jesup”, ubicada al este del estado de Georgia, aunque permanece en territorio estadounidense a la espera de que se concrete su deportación a México, en un operativo cuyos detalles no pueden ser revelados, dijo a ALTO NIVEL un portavoz de la Oficina de Prisiones del país vecino.

Dada la complejidad de su caso por el que fue sentenciado a cuatro años de prisión, los pormenores para la expulsión del mexicano son clasificados y casi secretos, como ocurre con la mayor parte de su expediente judicial, ya que las actividades de espionaje que realizó -desde 2019- para Rusia se centraron en la localización de un agente de inteligencia desertor quien, más adelante, presuntamente iba a ser privado de la vida por terceras personas, bajo las órdenes de la inteligencia rusa.

Consultado vía telefónica, Ronald Gainor, el abogado de Cabrera Fuentes, precisó que su cliente ya se encuentra fuera de prisión, aunque no goza plenamente de libertad, pues su deportación forma parte de la sentencia reducida que le impuso en junio de 2022 el juez de la Corte del Distrito Sur de Florida, Donald Middlebrooks.

“La deportación se incluyó en la declaración de culpabilidad” realizada por el científico al admitir el delito de conspiración para actuar dentro de Estados Unidos como agente de una potencia extranjera, junto con la prohibición permanente para entrar a Estados Unidos, añadió el letrado, no sin antes enfatizar que está impedido “para informar o proporcionar más detalles del caso”.

De hecho, documentos judiciales consultados dan cuenta que el abogado no pudo conocer toda la información de las actividades de espionaje de Cabrera, pues fueron clasificadas como secretas por la Fiscalía.

“Lo que sí le puedo decir es que, después de este episodio, el Doctor Cabrera seguramente se reincorporará a sus actividades científicas para continuar con los importantes aportes que ha venido haciendo”, apuntó Ronald Gainor.

Nuestro hombre en Miami

El episodio referido por el defensor en realidad es una compleja urdimbre que incluye a Aleksandr Poteyev, exjefe adjunto de la Dirección S del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), artífice de uno de los más grandes fracasos en materia de espionaje sufridos por el gobierno de Putin.

En 2010, Poteyev, además de ser parte del SVR, proporcionó a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) los nombres de 11 agentes rusos que habían permanecido encubiertos varias décadas en ese país, realizando actividades de espionaje bajo la fachada de ser ciudadanos estadounidenses, una historia que se retrató en la serie “The Americans” (Los Infiltrados).

Tras esa revelación, que terminó con el arresto y posterior deportación de los espías, el agente del Servicio de Inteligencia ruso escapó a Estados Unidos donde se convirtió en testigo protegido, aunque -a pesar de su nueva identidad- logró ser ubicado en 2020 por Héctor Alejandro Cabrera Fuentes.

Se desconoce si el mexicano sabía quién era el hombre que le ordenaron espiar, lo cierto es que este científico le confesó al agente especial de contrainteligencia de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) C. Ryan Matthews que, en diciembre de 2019, rentó un departamento en un condominio ubicado en Miami Dade, transacción que tuvo un costo de 20,000 dólares, y que Cabrera Fuentes no realizó personalmente.

El inmueble, rentado a través de un “asociado” de Héctor Cabrera, estaba en el mismo edificio donde vivía Aleksandr Poteyev.

Dos meses después, en febrero de 2020, el académico acudió al lugar acompañado de Evelyn Dehesa, su esposa mexicana, a quien le ordenó fotografiar con su teléfono celular las placas de un automóvil que, según la acusación, “se encontraba estacionado en el garaje de la vivienda de una fuente humana confidencial del gobierno de Estados Unidos”.

Esa fuente sería Poteyev, un hombre -hoy de 71 años- que en junio de 2011 fue condenado en ausencia a 25 años de prisión por alta traición en Rusia, cuya localización era del interés de los servicios secretos de ese país.

Amor y arrepentimiento

De acuerdo con el documento acusatorio en el que se transcribe la confesión de Héctor Cabrera Fuentes, este accedió a identificar el auto del testigo protegido a petición de un oficial de inteligencia que en Moscú le aseguró lo ayudaría con los trámites de viaje de Aliya Valeyeva, la esposa rusa del mexicano.

En marzo de 2019, mientras Cabrera Fuentes estaba en Singapur, laborando en el Centro Nacional del Corazón de ese país, Valeyeva “y sus dos hijas viajaron de Alemania a Rusia por un asunto administrativo relacionado con sus documentos rusos”.

Al concluir el viaje, la segunda cónyuge del mexicano “intentó regresar a Alemania, sin embargo, los funcionarios de aduanas rusos no permitieron la salida de la familia”, se detalla en la denuncia que firma el agente C. Ryan Matthews, uno de los oficiales que detuvieron en 2020 a Cabrera.

Profundamente arrepentido de sus actos delictivos, el científico mexicano pidió perdón al gobierno estadounidense al considerar que “todos cometemos errores y este ha sido el más grande de mi vida”, según dijo en junio del año pasado, cuando escuchó su sentencia.

Evelyn Dehesa, su esposa mexicana, no fue acusada por la Fiscalía de Estados Unidos, mientras que Aliya Valeyeva, la cónyuge rusa, permanece en su país de origen, identificándose en redes sociales como Aliya Cabrera Fuentes, maestra en Transición Económica por la Universidad de Giessen, la misma donde su pareja se doctoró.

En total, Héctor Alejandro Cabrera Fuentes pasó 1,244 días en prisión cumpliendo una sentencia reducida que logró obtener tras declararse culpable, y gracias a una decena de cartas de apoyo enviadas por sus amigos al juez Donald Middlebrooks, entre las que destaca la de Luis Roberto Flores Castillo, investigador sobre partículas elementales en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN.

En esa misiva, el colega del científico que espera su deportación a México dijo que Héctor, como investigador médico, “ha hecho contribuciones significativas a muy diferentes especialidades, como un ciudadano preocupado, siempre dispuesto a dedicar su tiempo y trabajo para ayudar a los demás”.

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autor Periodista y abogada, especialista en análisis jurídico y de derechos humanos. Ha sido reportera, conductora de radio y editora.
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