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Economía

¿Por qué la Fed seguirá con alzas de tasas si inflación va a la baja?

10-07-2023, 6:15:00 AM Por:
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"La inflación sube por el elevador, y baja por el escalera", y los sucesos actuales confirman esta regla no escrita de los mercados.

La inflación va a la baja en prácticamente todo el mundo. Las presiones de precios en los mercados energéticos han cedido respecto a otros tiempos no muy lejanos, los mercados de commodities han absorbido los efectos de la inacabable guerra Rusia-Ucrania, factor que al inicio los colapsó.

Incluso, prácticamente todos los indicadores hacia el futuro señalan que habrá (al menos) estabilidad, o un regreso pleno al crecimiento económico mundial.

Si todo va tan bien, ¿por qué se siente tan mal?, es lo que se preguntan muchos analistas en el mundo respecto a la situación actual.

Si la inflación va a la baja, ¿por qué los bancos centrales amenazan con más alzas de tasas de interés, especialmente en el mundo industrializado?

Los mismos bancos centrales han señalado la causa y han explicado el porqué de sus acciones presentes y futuras, pero parece que el mundo se empeña en no escucharlos, y por eso los banqueros son cada vez más enfáticos.

La inflación va a la baja, se han logrado avances importantes al contenerse en primera instancia y ahora, controlar la trayectoria de los precios. Pero lo logrado hasta ahora es insuficiente, lo dicen nada más y nada menos que los propios banqueros centrales.

Cifras positivas, expectativas negativas

Todas las cifras (o casi todas demuestran) día con día que hay avances en el mundo en la lucha contra la inflación. Especialmente las economías industrializadas han logrado contener el rebrote más impresionante no visto en décadas, pero es insuficiente.

Basta ver lo sucedido con las cifras recientes y las acciones de bancos centrales.

Los datos recientes proporcionan evidencia de que el mercado laboral de Estados Unidos se está equilibrando mejor.

El empleo de nómina no agrícola aumentó 209 mil puestos en junio, sorprendiendo a la baja del consenso de las previsiones por primera vez en 15 meses.

Por su parte, el obstinado desequilibrio de la oferta y la demanda también parece estar disminuyendo, con el informe JOLTS de mayo que refleja que las ofertas de trabajo en esa economía cayeron solo un poco por debajo de los 10 millones, a un total de 9.82 millones, un poco por debajo del consenso.

Asimismo, la proporción de ofertas de trabajo por desempleado cayó de 1.82 a 1.61, aún muy por encima de su promedio previo a la pandemia, pero su nivel más bajo desde noviembre de 2021.

No obstante, el progreso sigue siendo frustrantemente lento, así lo reconocen propios y extraños.

Por ejemplo, la cifra de nómina de junio de 209 mil puestos (promedio de 244 mil para el segundo trimestre) sigue siendo demasiado fuerte para ser coherente con una relajación significativa del mercado laboral.

En el lado de los hogares del informe, la tasa de desempleo retrocedió 0.1 puntos desde mayo, estableciéndose en 3.6 por ciento, con el empleo de los hogares oscilando a una sólida ganancia de 273 mil puestos.

Mientras tanto, las últimas lecturas de ingresos medios por hora (AHE) muestran que el crecimiento de los salarios se asentó a alrededor del 0.4 por ciento durante el segundo trimestre, 0.1 puntos porcentuales por encima de las expectativas; el ritmo del 0.3 por ciento en el primer trimestre es significativamente más rápido que los valores considerados consistentes con la meta de inflación del 2 por ciento.

En conjunto, los datos de salarios y empleo muestran que los ingresos por nómina se aceleran 0.8 por ciento desde 0.3 por ciento en junio, lo que sugiere que la dinámica de auto-reforzamiento entre empleo y la ganancia salarial, los ingresos y los gastos continuaron en junio.

Con esta dinámica aún intacta, no se espera que la trayectoria de la inflación siga a la baja en el largo plazo, a menos que los bancos centrales sigan actuando.

Inflación subyacente es la clave

De igual forma, los bancos centrales han tratado de explicar al mercado cómo el indicador más relevante para sus mediciones y la toma de decisiones que llevan a cabo es la inflación subyacente, más que la general.

Como sabemos, este tipo de inflación no considera los precios y productos volátiles, que suelen modificar los precios generales coyunturalmente.

La inflación subyacente también va a la baja, pero más lentamente y, de hecho, en varios casos se observan eventuales rebotes, un lujo que los banqueros centrales del planeta no se pueden permitir.

La trayectoria es prácticamente la misma en todo el planeta, lo que significa que los precios y sectores productivos no volátiles han reaccionado menos o con menor velocidad a las medidas antiinflacionarias de los bancos centrales del mundo.

La inflación subyacente, todavía es demasiado alta; por lo tanto a las instituciones monetarias no les queda más remedio que seguir actuando.

“La inflación sube por el elevador y baja por la escalera”

En los mercados se dice que la inflación es un fenómeno que por lo general se presenta en forma acelerada, de ahí el riesgo de que pueda llegar a otras instancias como la hiperfinflación.

Pero, es más difícil su abatimiento, sobre todo porque generalmente deben tomarse medidas de corte monetario que tienen otras implicaciones.

Se dice que la inflación es, ha sido y será un fenómeno exclusivamente monetario, pero controlarla incluye medidas que van más allá de lo monetario.

Este periodo inflacionario ha dejado muy claro que la teoría anterior volvió a cumplirse.

La inflación derivó de condiciones monetarias implementadas por la pandemia del Covid-19. Sin embargo, controlarla incluye medidas que van más allá de lo monetario, precisamente por eso deben aplicarse con más cuidado para no distorsionar otros indicadores o incluso provocar un “caos económico”.

La inflación subió por el elevador, y ahora baja por las escaleras.

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