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Opinión

Prótesis, tecnología y deporte: Un ejemplo de reinserción social

23-07-2021, 6:00:00 AM Por:
© Deposiphotos

En los últimos 20 años se han dado grandes avances en la fabricación de dispositivos protésicos gracias a la tecnología con microprocesadores, el principio de la inteligencia artificial y la impresión 3D

En los últimos 100 años han sido notables los avances en el sector ortoprotésico. Gracias a la tecnología y nuevos materiales, a lo largo de estas décadas se ha podido mejorar la calidad de vida de muchas personas en el mundo.

Fue en 1919, justo después del final de la Primera Guerra Mundial, cuando surge la necesidad de dar servicios protésicos a los más de 5 millones de excombatientes que quedaron mutilados. En aquella época las prótesis todavía se confeccionaban en madera y eran talladas de una sola pieza, como si se trataran de esculturas.

Por esta razón, el tiempo dedicado a esculpir una pieza en madera podía durar meses y dependía del tamaño del paciente y del tipo de amputación, es decir, si la persona estaba amputada por debajo o por encima de la rodilla.

Al tratarse de un trabajo de confección 100 por ciento manual y artesanal, en algunos casos la solución protésica llegaba tardíamente. Esta situación aceleró la idea de comenzar a fabricar prótesis en serie, lo que supuso la industrialización de este sector, y Alemania fue cuna de este fenómeno.

Así, durante cerca de 30 años, se diseñan y crean los primeros módulos y hacia 1950 se desarrolla la tecnología que actualmente se conoce como “modular” para la tarea protésica, donde cada uno de los componentes –pie, tobillo o rodilla- para la conformación de la prótesis están fabricados en serie y el protesista escoge los módulos y puede armar la prótesis.

En este sentido, la intervención del protesista continuó siendo esencial tanto para la selección de las piezas, como para la toma de medidas y especialmente para lo que se conoce como encaje o socket, es decir, la conexión entre el muñón y la prótesis. Este último, no se puede industrializar, porque es completamente individual y único en cada ser humano, por lo que debe confeccionarse artesanalmente.

Este primer salto tecnológico, en el que además se comienzan a utilizar materiales como el titanio o el aluminio, permitió reducir los tiempos de confección de meses a días.

En la década de los 80 y 90 llega la era de la fibra de carbono y comienza la electrónica. De las prótesis mecánicas, vimos el surgimiento de la mecatrónica en la que los estímulos musculares permiten un mejor ajuste en aspectos como la flexión en el caso de los dispositivos protésicos para miembros inferiores.

En los últimos 20 años se han dado grandes avances gracias a la tecnología con microprocesadores y el principio de la inteligencia artificial, donde se van acumulando datos, se busca la tendencia del paciente; los microprocesadores integrados en la pieza protésica sondean el terreno, recopilan información y le dicen a la persona si necesita mayor o menor flexión, extensión o el nivel de tensión, dependiendo del terreno en el cual esté desarrollando la actividad.

Este tipo de dispositivos protésicos con microprocesadores si bien todavía no son predictivos, sí tienen una manera de actuar frente al entorno, lo que permite una mayor seguridad para el paciente a la hora de caminar y moverse.

En el caso de los dispositivos para miembro superior, destacan los sistemas mioeléctricos de manos protésicas, los cuales incluyen decodificadores de energía que permiten traducir el movimiento del músculo, a través de los estímulos eléctricos, en movimiento de la mano, para poder abrirla o cerrarla, por ejemplo.

Sin duda, la era digital que dio comienzo en el siglo XXI está representando un gran cambio ya que actualmente se puede escanear parte del cuerpo y digitalizar los muñones, así como crear prótesis con la técnica de la impresión 3D. Somos testigos del acelerado progreso tecnológico que, empleado de la manera adecuada, puede lograr una notable mejoría en la calidad de vida de millones de personas.

Un ejemplo de cómo los avances protésicos pueden permitir una reintegración social es el deporte, que se convierte en la primera herramienta que tenemos para derribar paradigmas y vencer obstáculos. El deporte puede convencer a una persona de que hay vida después de una amputación y llenarlo de energía y motivación.

Para una participación paralímpica, se requieren dispositivos protésicos con materiales ligeros y resistentes a los golpes. Por eso, las prótesis y sillas de ruedas deportivas no admiten la electrónica porque es pesada y muy sensible.

No obstante, la resistencia se convierte en algo esencial. Por ejemplo, una lámina de fibra de carbono para corrida puede llegar a recibir una fuerza de 3 o 4 veces el peso corporal del atleta, es decir, en cada zancada, son más de 250 kilogramos encima de una lámina. Esto nos da una idea de la gran resistencia que debe tener el material que sostenga esa carga a esa velocidad. Por otro lado, el dispositivo debe ser capaz de impulsar al corredor con la misma energía que le entra. 

El 23 de julio comenzarán los Juegos Olímpicos, pero justo un mes después podremos disfrutar de los Juegos Paralímpicos de Tokio y estaremos apoyando en la Villa a los más de 4 mil atletas que gracias a su esfuerzo, disciplina y preparación estarán participando en las diversas competiciones contagiándonos de emociones, motivación y alegría. Además, el Comité Paralímpico Internacional anunció que para Tokio 2020 se espera un récord de participación de Comités Paralímpicos Nacionales.

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.

autor Con más de 25 años de experiencia en el sector salud y gran conocimiento de América Latina, dirige Ottobock LATAM, compañía alemana líder en la fabricación de dispositivos protésicos de alta tecnología.
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