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La Realidad Aumentada tiene un gran potencial ignorado

11-11-2022, 6:00:00 AM Por:
© Envato Elements

La realidad aumentada (RA) está estrechamente ligada a la IA, pues muchas de sus aplicaciones se alimentan del análisis de datos e imágenes del entorno.

Por Dra. Cecilia Osuna Lever*

La tecnología no va a sustituir a los maestros, pero éstos están en riesgo de quedarse atrás en el uso soluciones realidad aumentada que enriquezcan y agilicen la experiencia de aprendizaje. Es imperativo invertir en aplicaciones tecnológicas en educación.

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2019), la educación es uno de los sectores más valiosos del futuro, porque está generando una proporción creciente de los trabajos de América Latina. Este organismo argumenta que los empleos en el sector educativo tienen una baja probabilidad de ser automatizados, es decir, es difícil (mas no imposible) que la tecnología sustituya a un docente, puesto que las actividades que realiza requieren de un conjunto de habilidades interpersonales (habilidades blandas, para interactuar con otros y generar confianza), además de las competencias y conocimientos específicos que difícilmente pueden ser reemplazados por la Inteligencia Artificial (IA).

Ello no significa que los docentes no deban actualizarse ante los cambios tecnológicos que se están dando actualmente con el crecimiento y auge de la Cuarta Revolución Industrial, misma que está impactando también al sector educativo, y que se caracteriza sobre todo por la proliferación de la IA, la robótica, drones, impresoras 3D, el internet de las cosas, dispositivos conectados y la web 3.0. Todo ello sin duda está modificando a nuestras sociedades.

Pero ¿qué es la Inteligencia Artificial? Es el intento de imitar la inteligencia humana usando un robot o un software. Se pueden distinguir cuatro tipos de IA: sistemas que piensan como humanos —como las redes neuronales artificiales—, sistemas que actúan como humanos —como los robots—, sistemas que usan la lógica racional —como los sistemas expertos— y sistemas que actúan racionalmente, como los agentes inteligentes.

En función de cómo se programe o entrene a la IA, ésta podrá realizar todo tipo de tareas: hacerse cargo de un servicio de atención al cliente, chatear en una red social, ofrecer ayuda, conducir un coche autónomo, reconocer rostros, interpretar fotos, etc.

En este contexto, la realidad aumentada (RA) está estrechamente ligada a la IA, pues muchas de sus aplicaciones se alimentan del análisis de datos e imágenes del entorno. Por ejemplo, la visión artificial, seguimiento de mapeos y ubicación simultáneos, etiquetado semántico y análisis avanzado de sistemas, todo es generado por la IA. Esta vinculación entre la IA y la RA está generando una relación cada vez más estrecha entre ambas tecnologías y nuevas oportunidades de mercado para los proveedores. Según It Trends (2021), para el año 2026 podría haber más de 200 millones de usuarios de aplicaciones de RA que utilicen de alguna forma la inteligencia artificial.

¿En qué consiste la RA y cuál es su uso en educación? La Realidad Aumentada permite superponer información digital sobre escenas reales, permitiendo aumentar nuestra percepción del entorno. Con esta tecnología se pueden complementar escenas del mundo real con información digital en forma de texto, imagen, audio, video y modelos 3D. Es por ello este recurso es tan atractivo.

En entornos educativos, la RA se ha aplicado desde hace más o menos tres décadas. Es una herramienta que ayuda a los estudiantes a mejorar la comprensión de la realidad, reforzando así los aprendizajes e incrementando la motivación de los estudiantes que utilizan dicha tecnología. Actualmente con la proliferación de los dispositivos móviles de diversa índole, la RA puede llevarse al aula con más facilidad.

La RA tiene múltiples usos en educación, por ejemplo, para estimular el aprendizaje basado en descubrimiento, juegos educativos, modelado de objetos 3D, libros con RA y materiales didácticos de toda índole. A través de aplicaciones de RA se pueden ver imágenes en 3D de especímenes biológicos en museos, el alumno puede crear y visualizar modelos 3D y manipularlos —acercarlos, alejarlos, girarlos, colocarlos en lugares determinados o explorar sus propiedades físicas—. Se puede estudiar la geografía y orografía de países, aprender química viendo cómo interactúan entre sí los diferentes elementos de la tabla periódica, ecuaciones matemáticas, códigos QR que trasladan a exámenes o tareas que hacen más atractivo el aprendizaje.

Es así como en las experiencias de RA los estudiantes interactúan en tres niveles: nivel real, nivel virtual y nivel interpersonal (cognitivo). Por ello son tan valiosas para lograr aprendizajes significativos.

Como se aprecia, la RA es un recurso valioso que no ha sido suficientemente explotado en nuestro país. Bien valdría la pena invertir en este tipo de tecnología y que acompañe como material didáctico a los planes y programas de estudio; que acerque a los niños y jóvenes mexicanos al uso de estos recursos con un fin más valioso y que a la vez, les apoye en la comprensión de los contenidos, derivando ello en una utilidad práctica para la formación de los estudiantes.

Por otro lado, el uso de la RA conlleva desafíos y retos para los profesionales de la educación, quienes deben capacitarse para su uso e implementarlos en nuevas propuestas metodológicas, a fin de fomentar el interés en un alumnado cada vez más tecnológico. Como mencionamos al inicio de este texto, la tecnología nunca va a sustituir a un docente, pero es importante que los docentes sean aliados de estos recursos y, con la debida motivación y capacitación, puedan implementarlos en su enseñanza. Los estudiantes mexicanos merecen aprender con las nuevas tecnologías a su alcance.

En el caso de las empresas mexicanas, poco a poco tendrán que integrar soluciones y herramientas de RA, no obstante, cabe señalar que más del 90% de las empresas mexicanas son Pequeñas y Medianas Empresas (PyMES), las cuales no pueden invertir en tecnología como la de Realidad Aumentada o Inteligencia Artificial. Por eso, en México las Industria 4.0 se notará solamente en ciertos sectores industriales, tales como el automotriz, farmacéutico y logístico. Incluso, muchas empresas ni siquiera han pasado a la tendencia de la Industria 3.0, la cual indica un gran uso del internet, y algunos robots.

En el país viviremos en simultáneamente 3 distintas eras industriales, y migraciones instantáneas al 3.0 o a la Industria 4.0. Para que esto fuese dándose más rápido sería necesario que se impulse la inversión a los sectores con poca tecnología, o a las PyMES que no cuentan con flujo de efectivo para invertir, todo con el apoyo de políticas públicas que incentiven el desarrollo y los créditos de la banca de desarrollo a tasas de interés baja, pues ante la alta inflación, casi ninguna empresa pedirá créditos bancarios caros.

De darse lo anterior, incluso se incrementarían los empleos, dando así mayor bienestar y derrama economía en las regiones que desea impulsar, claro, no es un desarrollo que se dé de la noche a la mañana, suelen ser estrategias de 5 a 10 años, para que rindan frutos en un lapso de 15 a 20 años. Y debe ser integral, creando carreras universitarias para formar personal altamente capacitado y así evitar que migren personas de las grandes ciudades para tener esos empleos. En sí, se desea desarrollar áreas marginales, y solo la educación, el empleo, la salud y la inversión podrán cambiar a esas regiones.

*Cecilia Osuna es profesora e investigadora del Sistema CETYS Universidad y Coordinadora Institucional de Investigación: [email protected]

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.

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