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Opinión

La ‘marcha fifí’ y la nueva derecha mexicana frente a AMLO 

12-11-2018, 12:07:38 PM Por:
© Notimex

La marcha convocada a favor de la construcción del Nuevo Aeropuerto en Texcoco sirvió como reflejo de quienes ahora representan la oposición de AMLO

El pasado domingo 11 de noviembre, se llevó a cabo una marcha convocada a través de las redes sociales para reunir a todos aquellos indignados con el resultado de la Consulta Nacional, que sepultó al Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco, y contra la Consulta misma.

Dicha marcha, que caminó desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo de la Ciudad de México, sirvió además como termómetro y reflejo del músculo político que tienen aquellos que, independientemente de los partidos políticos formales, se consideran la oposición a Andrés Manuel López Obrador.

Ser oposición en tiempos de AMLO

Como en toda democracia en años recientes, el resultado electoral para la renovación del Poder Ejecutivo deja siempre ganadores y perdedores; correspondiendo a los primeros la formación de gobierno y el llamado a la reconciliación, y a los segundos la defensa de una agenda que les permita mantenerse vigentes en su nuevo papel de opositores.

En México, la aplastante victoria de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial, con el 53% de los votos, y de su partido político, Morena, que cuenta ahora con mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y con mayoría simple en la Senadores, ha abierto nuevas narrativas para unos y otros.

Para los que ganaron todo, el resultado electoral no es otra cosa que un mandato popular que les entrega facultades enormes para llevar a cabo los cambios radicales que el país requiere; mientras que para aquellos considerados derrotados, el gobierno de López Obrador representa ya un peligro para la democracia por no contar con contrapesos institucionales.

amloTwitter Fernando Belauzaran

Esta polarización, sin embargo, no es nueva. Y es por ello que resulta necesario dar cuenta de los discursos que empiezan a surgir desde la euforia de la victoria y desde la amargura de la derrota.

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Es verdad, por ejemplo, que hoy abundan los personajes que desde las redes sociales y desde los medios tradicionales han tomado por asalto la discusión pública, para hablar a favor de Morena y del proyecto que representa el próximo Presidente de la República.

Presencia mediática

También, a diferencia de años anteriores, hoy es común ver de invitados a los principales programas de opinión y análisis a intelectuales favorables al lopezobradorismo. En Televisa, se volvió a invitar a Lorenzo Meyer a los noticiarios estelares para tener participaciones. En FOROtv (canal de la misma empresa) han convertido a Gibrán Ramírez en un asiduo colaborador, quien hace contrapeso a las opiniones que durante años se escucharon en esa pantalla.

Carmen Aristegui, de igual modo, ha regresado al espectro radioeléctrico luego de pasar casi todo el sexenio de Peña Nieto exclusivamente en internet. Y lo ha hecho de la mano de Grupo Radio Centro, una empresa vinculada más bien al conservadurismo y no al activismo crítico que suele ejercer la periodista desde su espacio.

Este avasallamiento del lopezobradorismo, tanto en los espacios de representación popular como en los espacios de opinión pública en los medios de comunicación, han pasado frente a los ojos de muchos analistas como parte de la transición hacia el nuevo régimen que viene.

Pero para otros, y para muchos dentro de la sociedad civil, el sector empresarial y de los comunicadores o periodistas que han sido relegados por sus medios durante estos reacomodos, lo descrito arriba es sin duda evidencia del talante autoritario con el que ejercerá el poder el nuevo gobierno.

Y frente a tal panorama, no se han quedado de brazos cruzados.

Aunque más discretamente, también empiezan a ganar espacios en medios tradicionales y en redes sociales algunas expresiones radicales que se sienten ajenas al proyecto morenista.

En el espacio radiofónico de Joaquín López Dóriga, por ejemplo, hace ya varios meses que es colaborador de los lunes Rubén Cortés, periodista y ahora fundador de un nuevo periódico capitalino que pretende ser contestatario del próximo gobierno de la CDMX, también en manos de Morena con Claudia Sheinbaum.

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La marcha del domingo pasado fue renombrada como “la marcha fifí” por sus detractores en redes sociales.

En ese espacio, además, Cortés ha comentado sobre diversos temas con los argumentos típicos del sector conservador y la derecha política. El pasado 24 de septiembre, tras el fallo de un Tribunal para confirmar que el Estado mexicano debía formar una Comisión de la Verdad para el Caso Ayotzinapa, Rubén Cortés manifestó su desacuerdo con el fallo, alegando que en todos los países donde se habían hecho ejercicios similares, habían llegado extranjeros a querer decirle a los nacionales cómo resolver sus problemas.

De igual modo, sobre el mismo caso, Cortés comentó que “cederle a los activistas de Derechos Humanos” este tipo de asuntos, condenaba a las Fuerzas Armadas a ser señalados de innumerables violaciones; además de que obligaría a ciertas reformas al interior de los cuerpos castrenses.

Estos dichos, si bien no son nuevos de parte de quienes defienden al Ejército creyendo que los Derechos Humanos “sólo sirven para proteger a los delincuentes”, fueron dichos por primera vez en horario estelar de la radio nacional aquel día. En pleno día, en un espacio tan importante como el de López Dóriga.

Es decir, que contrario a verse relegado por tratarse de una opinión que hoy en día es automáticamente refutada, tuvo el valor de decirse en público, abiertamente y sin restricciones. Y no pasó nada.

La ‘marcha fifí’

La marcha del domingo pasado fue renombrada como “la marcha fifí” por sus detractores en redes sociales. Señalando con ello la evidente contradicción que existe entre quienes convocaron a marchar vestidos de negro, en señal de luto, por un aeropuerto en Texcoco en lugar de hacerlo por los miles de asesinatos que cada año se cometen en México.

Pero el nombre también encierra un conflicto en paralelo. Desde hace meses, cuando López Obrador habló por primera vez de la “prensa fifí”, no pocas voces se alzaron primero en contra de que un candidato presidencial (luego un Presidente electo) pusiera adjetivos o apodos a aquellos medios que le resultaban incómodos.

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Luego, con la ampliación de su uso para nombrar igualmente a aquellos de las clases sociales más privilegiadas del país, las mismas voces retomaron el apodo ‘fifí’ para apropiarse de él y empezar a portarlo con orgullo, resignificándolo no como peyorativo, sino como la identidad de quienes se oponen a Andrés Manuel López Obrador.

Y si bien hoy el término está normalizado y se utiliza hasta en broma durante las conversaciones cotidianas, su aceptación y adopción podría convertirse en un triunfo de la gente ‘fifí’ y no de quienes usaron la palabra para nombrarlos originalmente.

Independientemente de los objetivos de la marcha, de su nivel de convocatoria y sus múltiples contradicciones, su existencia demuestra que las personas que se sienten amenazadas por el próximo gobierno de López Obrador son reales y no son pocos.

Y aunque hoy puedan parecer minoritarios y desarticulados, tienen claramente definida una primera identidad que los puede unir en contra de un enemigo común: la Cuarta Transformación.

*El autor es politólogo, consultor y analista político en medios de comunicación.

@jpgalicia

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.

autor Politólogo. Profesor de Ciencia Política en la Universidad Modelo de Mérida, Yucatán. Consultor y analista político en medios de comunicación.
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