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Opinión

Guerra, likes y la banalización del conflicto

04-03-2022, 6:00:00 AM Por:

En 2022, a pesar de tener mucha información en las manos, las fake news, la parcialidad y el amarillismo son sólo algunos riesgos de la guerra.

Parafraseando al escritor ruso León Tolstoi en Guerra y Paz, hay dos niveles de existencia, dos niveles de comprensión de la vida: la real y la que “nos llega” a través de los mass media, entre ellos Internet y las redes.

Entre los múltiples riesgos de esta dualidad se encuentra la abstracción y la reducción de la problemática. Un ejemplo simple es la difusión de las imágenes de las personas que han huido de las ciudades como Kiev por la invasión rusa, en compañía de sus mascotas y la ternura que éstas causan. La guerra es mucho más repugnante y menos edulcorada.

Por supuesto que mi simpleza no alcanzaría a comprender la monumentalidad del concepto; en mi defensa lo único que puedo hacer es reducirlo y contemporizarlo justamente en tiempos de guerra.

Lo único que podría comparar con el campo de batalla ucraniano bajo temperaturas congelantes es el infierno, uno seguramente superior al que vemos en las imágenes que llegan desde Europa Oriental. En Internet, y en las redes sociales, se difunde información en directo, aunque evidentemente es parcial: no hay condiciones para que la población documente lo que se vive día a día (sin duda la prioridad es permanecer con vida); no hay Internet eficiente, entre muchas otras circunstancias imaginables.

Por otro lado, los medios de comunicación no tienen un amplio despliegue, incluso las agencias de noticias más grandes han privilegiado (por lo que se ve en sus transmisiones) la seguridad de sus corresponsales quienes transmiten, en su mayoría, desde refugios; y qué bueno que así sea, pues nada, absolutamente nada vale la vida de una persona, mucho menos las imágenes y crónicas de guerra. Además, los medios de comunicación persiguen intereses económicos y geopolíticos, y depende de ellos la realidad que asumen y muestran a sus usuarios.

Por otro lado, la guerra es un negocio; siempre lo ha sido. Previo a la contienda y durante ella, es necesaria la adquisición de armamento, vehículos tácticos y convencionales, combustibles, telecomunicaciones, drones y, en 2022, también likes y views. Ese es otro punto a considerar, por supuesto, que tiene mucha más visibilidad la imagen de un vehículo táctico arrollando a un pequeño auto con un civil a bordo que al Presidente de una u otra nación, explicando las razones o el porvenir del conflicto. El morbo, claro, también es fundamental.

Las imágenes y, sobre todo, el video y el discurso detrás, son capaces de crear en el imaginario ganadores y perdedores, buenos y malos; en este caso (al menos en Occidente) ya tenemos un héroe: Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, quien a unas horas de haber iniciado el conflicto se enfundó en un uniforme táctico, tomó un rifle y se dispuso a defender a su nación.

No es que en su actuar no exista un heroísmo que provoca escalofríos (sobre todo entre la población mexicana, producto del nacionalismo recalcitrante), sino que sólo tenemos disponible a ese héroe, no conocemos a su contraparte, lo que tiene que ver, por supuesto, con nuestra localización en el globo y más que nada la cercanía con Estados Unidos.

Claro que la masificación tiene sus ventajas: una de ellas es que los usuarios de Internet, que son más de cuatro mil 950 millones alrededor del planeta, es decir, 62.5 por ciento de la población mundial, tienen acceso a una cobertura impensable para un medio de comunicación y con la democratización que ello implica.

En 1975, durante la Guerra de Vietnam las fotografías en blanco y negro describieron con crudeza los días del conflicto con la impresión de ser una ficción lejana en tiempo y espacio; previo a ello, durante las dos grandes guerras mundiales los diarios replicaban noticias con días de retraso y plagadas de propaganda.

En 1991 la Guerra del Golfo llegó hasta los comedores de las familias alrededor del mundo, fue la primera vez que el horror de la guerra llegó, en vivo, aunque con las limitantes tecnológicas de la época.

En 2022, a pesar de tener mucha información en las manos, las fake news, la parcialidad y el amarillismo son sólo algunos riesgos de la guerra de los likes.

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.

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autor Directora General y fundadora de Comunicación Spread. Publirrelacionista y experta en manejo de crisis.
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