Reducir semanas de cotización, ¿nueva cortina de humo en las Afores?

La Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Amafore) ha señalado en voz de su presidente ejecutivo, Bernardo González, que sería bueno revisar y, en su caso, reducir el número de semanas cotizadas para que los trabajadores puedan acceder, llegado el momento, al beneficio de una Pensión Mínima Garantizada (PMG).

El argumento del directivo se sustenta en el hecho de que los mercados laborales en México y en el mundo han cambiado vertiginosamente- este calificativo lo pone el autor- de manera que ya muchos trabajadores no acumulan las semanas requeridas para obtener la PMG, cifra que actualmente se ubica en 1,250 semanas de cotización a la seguridad social, el equivalente a 24 años de trabajo. La propuesta concreta de la Amafore consiste en bajar este requisito a 750 semanas cotizadas, aproximadamente 14 años y medio.

Dicho así es atractivo, además de que el argumento es válido, los mercados laborales han cambiado vertiginosamente, ahora enfrentamos una realidad muy diferente a la que se reportaba incluso a inicios de la centuria, el mundo cambió demasiado rápido.

Pero, veamos lo que implica, porque en temas de seguridad social y pensiones, así como en todo lo que incluye a los trabajadores, siempre hay consecuencias.

Realidad inocultable

Primero, como señalamos, es cierto que las condiciones laborales actuales ya no son las mismas, hoy las nuevas generaciones cada vez son más volátiles en materia laboral, gustan de trabajar un promedio de 2.5 años (según la Organización Internacional del Trabajo, OIT) en un proyecto o empresa, para después buscar nuevos horizontes. La época en la que un trabajador ingresaba a una empresa, crecía laboralmente en ella y se retiraba ahí mismo o incluso se quedaba hasta morir, prácticamente desapareció. En estos tiempos es muy extraño ver este tipo de cosas tan usuales en el siglo pasado.

Pero una cosa es no pertenecer demasiado tiempo a una empresa, buscar nuevas opciones laborales, y otra muy distinta es no cotizar a la seguridad social. Algo no podrán cambiar nunca las nuevas generaciones respecto a las de otras épocas: también se harán viejas y tendrán que retirarse, dentro de 40 o 50 años, pero sucederá inevitablemente, a menos que en estos avatares de cambios tecnológicos se encuentre el elixir de la eterna juventud. Por lo tanto, tampoco pueden dejar de lado el ahorro para su retiro, y en ese sentido cometen el mismo error que sus antecesores.

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Los contras

Bajar el número de semanas de cotización para que los trabajadores puedan acceder a una PMG tiene varias desventajas y sólo una ventaja, al menos eso observa quien esto escribe. La primera gran desventaja es el impacto psicológico sobre las tendencias de ahorro. En un país en el que el ahorro no es una prioridad, la única forma de lograrlo es de forma obligatoria. Así, al disminuir el requisito de semanas cotizadas para acceder a una PMG, lo que se está haciendo es desestimular el ahorro, disminuir la intención de las aportaciones.

Si bien es cierto que los mercados laborales han cambiado, ¿no sería mejor explorar mecanismos que estimulen de alguna manera el ahorro de los trabajadores para que puedan alcanzar las semanas mínimas solicitadas para obtener una PMG?

También, es muy probable que el sistema de ahorro para el retiro en México solamente haya generado pensionados con ingresos muy bajos en su inmensa mayoría, sobre todo porque la idea de disminuir las semanas de cotización suena a que lo mejor es otorgar una PMG a millones de trabajadores que de otro modo no recibirán nada, lo cual es loable pero también lamentable, si existiera más altura de miras se buscarían otras opciones para impulsar los ingresos pensionarios.

Bajar las semanas de cotización solamente va a consolidar lo que muchos creemos que no debería suceder: generaciones enteras de pensionados con ingresos muy bajos, pensiones de no más de 3 mil 300 pesos mensuales, que es el monto actual que corresponde a la PMG. La única ventaja será esa a la vez: tener a millones de ancianos con un ingreso mensual de miseria; algo es algo, dirían algunos, pero con esa mentalidad nunca podremos dar el gran paso, si no aspiramos a tener ancianos bien pagados, con ingresos decentes, con salarios que les permitan una vida digna en su etapa de la tercera edad, ¿cómo queremos ser un país de primer mundo?

La solución

México y sus trabajadores necesitan ahorrar más. Esto es algo que no se hará en forma voluntaria, al menos no en la medida requerida porque los montos necesarios son mucho muy superiores a lo que se han acumulado en ahorro voluntario todos estos años.

Cualquier medida que no pase por aumentar el porcentaje de aportación de los trabajadores a sus cuentas individuales no sirve de mucho, es solamente un paliativo, una cortina de humo que esconde el verdadero problema, el de las aportaciones de risa que hacemos los mexicanos a nuestro propio ahorro para el retiro.

Es cierto que no es fácil, que existen costos políticos, pero el barco se enfila a una tormenta de magnitudes gigantescas y nadie hace nada para desviarlo de ese curso. Ningún gobierno lo ha hecho porque no está dispuesto a pagar el costo político, y como mexicanos, gastamos en miles de cosas antes que pensar en destinar un poco más de recursos para nuestro futuro. Así, con autoridades que no hacen nada, con reguladores y/o gremio que dicen cualquier cosa con tal de salir al paso, y con trabajadores que no queremos ahorrar más y para ello dejar de gastar en otras cosas, pero somos los mayores consumidores de refresco y bebidas azucaradas en el planeta, por ejemplo. Nuestro futuro es oscuro.

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Antonio Sandoval