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Finanzas

La deuda es (ahora sí) un foco rojo para la economía mexicana

19-10-2023, 6:10:00 AM Por:
© Especial

El tipo de cambio, que en otras épocas era factor de incertidumbre, ya no es un riesgo de fin de sexenio, ahora lo que preocupa es el aumento de deuda.

El exceso de endeudamiento para el año siguiente se ha convertido ya en un foco rojo para la economía mexicana y amenaza con convertirse en el factor de ajuste macroeconómico, tal como lo fue en otras épocas el tipo de cambio.

Muchas son las voces que advierten de los riesgos del endeudamiento excesivo, sobre todo si este se genera a partir de estrategias electorales para el impulso de programas sociales, que no dejan de ser loables, pero que deben tener una fuente de financiamiento sana y alejada de la deuda; de lo contrario, aumenta el riesgo de colapsar las finanzas públicas con el paso del tiempo.

La organización denominada México Evalúa volvió a señalar que para 2024, el último año del sexenio, la deuda pública en su medida más amplia podría alcanzar un nivel de hasta 51.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), lo que significaría su mayor nivel desde que existen registros de tal indicador.

Esta posibilidad, de concretarse, será un factor de gran incertidumbre para la economía mexicana y, a diferencia del discurso oficial, México Evalúa considera que esta situación sí es algo que deba preocupar a los mexicanos en general.

A diferencia de otras épocas, en las que el tipo de cambio era el principal factor de incertidumbre, volatilidad financiera y, finalmente, ajuste macroeconómico, hoy este papel se ha trasladado al endeudamiento, especialmente por el impulso que tendrá en el último año de la presente administración, pese a que debe reconocerse que los cinco años anteriores se manejó con cautela y de forma conservadora.

“Para el siguiente año, los requerimientos de endeudamiento van a ser de los más altos para un año, de 5.4 por ciento del PIB, lo que representa un monto inédito. En este sentido, la Secretaría de Hacienda estima con datos muy optimistas que el saldo histórico de la deuda acumulada se ubicará todavía por debajo de lo observado en la pandemia, que fue de 51.6 por ciento. Pero nosotros advertimos que estos supuestos, bajo los cuáles se piensa que se va a estabilizar la deuda alrededor del 48 por ciento, son muy optimistas porque, con un menor crecimiento económico y un tipo de cambio más fuerte, vemos la posibilidad de que la deuda histórica supere incluso los niveles más altos de la pandemia hacia niveles incluso de 51.8 por ciento del PIB”, advirtió en entrevista televisiva para Grupo Imagen, Jorge Cano, Investigador del Programa de Gasto Público en México Evalúa.

El especialista advirtió que, de seguir la situación igual, el pago del costo de la deuda superaría los 1.2 billones de pesos y pesaría de manera importante en la siguiente administración. De manera que el próximo gobierno necesitaría un recorte de hasta 3 puntos del PIB para 2025, tal como lo estima la Secretaría de Hacienda, sin considerar que muchas veces no se cumplen estos recortes.

Los colapsos cambiarios pasaron a la historia

El peso ya no será factor de ajuste para las finanzas o la economía en el próximo proceso electoral, debido a que la libre flotación se ha convertido en el garante de la liberación de las presiones económicas coyunturales o de transición política.

Sin embargo, para llegar a un peso con periodos de relativa estabilidad, con ajustes de mercado cuando son necesarios, o con ajustes importantes conforme el contexto lo defina, es necesario conocer que la historia se empezó a escribir justamente hace 30 años.

Octubre de 1993, el principio del fin

Hace 30 años, en octubre de 1993, organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), y una infinidad de analistas nacionales y extranjeros empezaron a advertir sobre el agotamiento del régimen cambiario vigente en ese entonces, el de bandas predeterminadas, mediante el cual el peso “flotaba” en una banda de precio máximo y mínimo fijado previamente por el banco central.

En los hechos, se trataba de un régimen de control cambiario, menos rígido que los anteriores, pero de igual manera requería, entre otras cosas, de flujos constantes de reservas internacionales para responder a los ataques especulativos contra el peso, así como a la demanda normal de divisas.

Ese régimen de flotación de bandas predeterminadas impedía ubicar una cotización real para la moneda, lo que acumulaba presiones, según señalaban los expertos de entonces.

Las advertencias de los organismos financieros internacionales fueron desestimadas, el régimen cambiario fue defendido a costa de todo y las consecuencias las pagaron la economía del país y las siguientes generaciones.

Justamente en 1994, luego de eventos tan traumáticos como dos crímenes políticos, el estallido de una rebelión indígena en el país y constantes ataques especulativos contra el peso, y ya con un presidente electo, el régimen cambiario de bandas predeterminadas estaba a punto de colapsar, lo que sucedió en diciembre de ese mismo 1994. Lo demás es historia.

Hoy, el peso es una de las monedas más líquidas del mundo, existen mecanismos de apoyo cambiario incluso entre Banxico y la Fed, así como grandes líneas de crédito disponibles para el país en caso de alguna corrida en contra de la moneda.

El peso entonces seguramente podría reaccionar ante los desajustes de la economía y la influencia de factores externos, tal como lo ha hecho desde hace varios años. Pero, definitivamente dejó de lado el papel de factor decisivo de incertidumbre y ajuste macroeconómico, ese papel todo indica que lo ha tomado el endeudamiento y sus diferentes consecuencias.

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