¿En qué debo gastar e invertir en tiempos de alta inflación?
En productos perecederos no hay más opción que absorber el aumento de los precios; en inversión quedan descartados los bonos del gobierno y los pagarés bancarios.
En México la inflación fue de 7.28 por ciento a tasa anual durante febrero. Las expectativas en los precios internacionales se han ajustado al alza debido al contexto global, concretamente al generado por la guerra Rusia-Ucrania, que llegó a modificar muchos de los escenarios vigentes, al grado que el tema desplazó al de la pandemia, que había dominado por casi dos años prácticamente todas las agendas.
Si bien algunos analistas todavía consideran que la inflación retomará la senda del descenso en la segunda mitad del año en curso, otros más señalan que eso ya no sucederá este 2022 sino hasta el año siguiente, y que de acuerdo con los sucesos podría pasar hasta la segunda mitad de ese 2023.
Los escenarios de analistas más pesimistas no solamente fijan más alta la tasa de inflación para este año, respecto a las proyecciones oficiales, sino que incluso consideran que en algún momento de 2022 y de acuerdo a las condiciones globales, ésta podría llegar a ubicarse en doble dígito. México no registra una tasa de inflación mayor a un dígito desde hace 22 años, en 1999 cuando fue de 12.32 por ciento.
No sabemos qué sucederá, pero lo que sí es cierto es que conforme más dure el conflicto bélico que ahora ocupa al mundo, y se mantenga o profundice la “guerra económica” que este ha generado, las presiones globales en los precios se mantendrán, especialmente en los de las materias primas.
En muchas partes del planeta, incluyendo a México, los ciudadanos enfrentan ahora un dilema que hacía muchos años no se veía, seguramente varios ni siquiera sabían que existía.
Ante la elevada inflación, ¿qué hacer, consumir o invertir? Incluso, si la segunda opción es la adecuada, ¿en qué invertir? ¿Qué cosas puedo y debo comprar?
El dilema
El dilema es comprar o consumir hoy para evitar que el crecimiento de los precios impacte más en el bolsillo, es decir que los artículos salgan más caros. O bien, invertir para que los flujos generados por los intereses compensen al menos el aumento de los precios y se mantenga el poder adquisitivo. Ese es a grandes rasgos el problema que se enfrenta.
No hay una opción única
En este contexto lo cierto es que no hay una opción única, es decir, difícilmente se podría combatir la inflación actuando de una sola manera, es necesaria una estrategia integral.
La mayoría de analistas consideran que es tiempo de cuidar el gasto, siendo selectivos. Sin embargo, también es el momento de buscar opciones de inversión que maximicen los rendimientos, el dinero está en riesgo y en este sentido el objetivo es muy claro: igualar cuando menos la inflación en los rendimientos.
Por ejemplo, en el supuesto de que una persona haya dispuesto de 100 pesos para invertir en febrero, debió hacerlo a una tasa que le pagó un rendimiento mínimo de 7.28 por ciento, para evitar que dentro de 12 meses en lugar de 100 pesos tenga en los hechos 92.72 pesos.
La clave está en definir los objetivos y con ello los recursos con los que se cuentan, o para qué se van a destinar. Una combinación de ambas cosas es lo ideal.
Definir las cantidades a invertir y gastar es el paso indispensable. Evidentemente no hay posibilidades de gastar excesivamente en bienes perecederos, lamentablemente en este tipo de artículos por lo general debe absorberse la inflación.
Pero sin duda pueden planearse y anticiparse gastos futuros como vacaciones, colegiaturas, artículos eléctricos y electrónicos, pago de seguros, y una serie más de gastos que pueden realizarse ahora para disminuir los riesgos de tener que pagar más en el futuro.
En materia de inversiones, quienes gestionan recursos de los inversionistas en los mercados tienen solo una certeza en épocas de alta inflación, muchas veces la comparten a sus clientes, es la siguiente: “quien no asume algo de riesgo, pierde valor”. Sobre todo, en el escenario actual con tasas de interés que vienen de niveles históricamente bajos.
No es fácil tomar riesgos en inversiones, ni tampoco es para cualquiera, por suerte en nuestro país existen fondos de inversión que pueden ser competitivos frente a la inflación.
Entre estos fondos destacan incluso algunos del ahorro para el retiro, sin olvidar la cobertura clásica inflacionaria como lo es el mercado de metales.
Así, la estrategia integral debe ir en dos direcciones, de acuerdo con los especialistas: Por un lado ejercer gasto inmediato en aquellos artículos que puedan ser adquiridos y que desde luego sean necesarios, incluso algunos productos de despensa que puedan ser almacenados, descartando por completo todo tipo de productos perecederos en los que será inevitable absorber la inflación.
Por otro lado, ahorrar e invertir esos recursos en instrumentos que al menos paguen la tasa de inflación, todo lo que sea menor a eso nos provoca el deterioro del poder adquisitivo de nuestro dinero. En este sentido, hay instrumentos que en principio están descartados como los bonos del gobierno, cuya tasa de interés es a todas luces inferior a la inflación, y desde luego los pagarés bancarios que igualmente pagan tasas muy inferiores al crecimiento de los precios.
Cuando en los medios de comunicación se dice que el mundo ha cambiado, de verdad es literal. El mundo ya no es el mismo, la prueba está en que generaciones enteras de ciudadanos observan hoy impávidos un fenómeno con el que sus padres o abuelos batallaron enormemente y que parecía ser parte del pasado.
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