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Emprendedores

El exbanquero que hoy presta a las Pymes mexicanas en 10 minutos

23-06-2017, 6:35:17 AM Por:

David Arana dejó un privilegiado puesto en Deutsche Bank en Nueva York y hoy ayuda a a las Pymes a crecer en menos de diez minutos.

En colaboración con Francisco Muciño

David Arana vivía con su esposa en Manhattan, donde era el mejor ejecutivo de su área en Deutsche Bank. Pese al éxito y a varias jugosas ofertas de trabajo, él decidió dejar todo para regresar a México y darle créditos a las pequeñas y medianas empresas (pymes).

Con el éxito en uno de los bancos más importantes del mundo, a David le llovieron ofertas de trabajo de otras instituciones financieras. Un domingo, mientras estaba en su departamento en Manhattan, pensaba cuál oferta elegir, pero no sabía qué decisión tomar. Su esposa lo vio triste y le preguntó qué le preocupaba. David le contestó que lo que hacía ya no le llenaba, que había perdido el sentido y que añoraba hacer algo que tuviera un mayor impacto en la sociedad.

“Fue cuando ella me dijo: ‘Entonces, para qué te vas’. En ese momento, me hizo click y el lunes renuncié a Deutsche Bank y también a las otras ofertas”, recuerda David.

Para David, había un mundo muy grande afuera que los bancos nunca atendían: las pequeñas y medianas empresas. Por eso, en mayo de 2013, volvió a México, con la meta fija de que en los siguientes meses aprendería del mercado: las necesidades y el pensamiento de la gente.

Al llegar a México, Arana le platicó el proyecto a su amigo Francisco Padilla. Con los conocimientos en tecnología de Paco y la experiencia de David en servicios financieros, lograron una buena mancuerna para fundar Konfío, plataforma de préstamos online, que otorga créditos para pequeñas y medianas empresas en menos de 10 minutos.

No es un nicho, es un monstruo

Durante los primeros cinco meses, David investigó y encontró que por cada 100 empresas, 95 son de tamaño micro, 4.8 son pequeñas y medianas (Pymes) y el 0.2 son las grandes empresas. Estas pequeñas y medianas empresas son el grueso de la fuerza laboral.

“No es un nicho, es un monstruo de mercado en donde no se tiene acceso de servicios financieros”, asegura David.

En México, durante el cuarto trimestre de 2016, el 76.8% de las empresas utilizó financiamiento de proveedores, y sólo el 38.5% dijo haber recurrido a la banca comercial para obtener crédito, según datos de una encuesta hecha por el Banco de México.

Aunque algunas pequeñas empresas tienen cuenta bancaria, menos del 10% tienen crédito formal, asegura el emprendedor. La misma regulación le dice a los bancos que no pueden estar ahí, y los que estén interesados en entrar a ese nicho, están obligados a solicitar un colateral a los interesados: una casa, terrenos, coches u otras propiedades con las que no cuentan.

El Banco Mundial estima que más de la mitad de las pequeñas y medianas empresas de México tienen un acceso deficiente a los servicios financieros. La falta de acceso para estos servicios representa una brecha de crédito de 60 mil millones de dólares para los negocios mexicanos, según un estudio de la consultora McKinsey de 2014.

Konfío da créditos simples que fácilmente se pueden convertir en revolventes. El rango de préstamos van desde 20 mil hasta 500 mil pesos. Los plazos van de un mes a 24 meses y el requisito es que facturen y paguen impuestos, sin importar su tamaño.

Su principal objetivo es ahorrarle tiempo al cliente: se genera una solicitud en la plataforma, que tarda de siete a 10 minutos. Se pide información de la persona, negocio y de egresos. Al 95% de las solicitudes se le está dando una respuesta casi inmediata sobre si el préstamos fue otorgado.

Los pagos se hacen de forma mensual o quincenal. La tasa de interés va de 32% al 80% anual, para un primer crédito, dependiendo del perfil del cliente.

David, quien estudió matemáticas puras en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), sabe que las grandes compañías mexicanas como América Móvil o Gruma tienen las puertas abiertas para el financiamiento, pero son las que menos lo necesitan, mientras que para los pequeños negocios un préstamo puede ser la diferencia entre continuar sus operaciones o fracasar.

“Cada crédito que otorgamos genera un impacto tanto en la empresa como en la familia que hay detrás de ella. Y eso es muy emocionante”, asegura David.

Volatilidad de sentimientos

Konfío nació en la sala de David, quien trabajaba de lunes a domingo, sin descanso. Durante cinco meses, junto con su socio, Francisco, se encerraron hasta constituir el proyecto de una Sociedad Financiera de Objeto Múltiple (Sofom).

“Nos comenzaba a buscar la gente y con una misma línea telefónica decíamos que éramos todas las áreas: legal, atención a clientes y otras”, recuerda entre risas David. Conforme avanzaron los meses, el equipo creció hasta que se mudaron a su primera oficina en Polanco.

“Aún recuerdo el primer cliente que le brindamos un préstamo por 10 mil pesos. Curiosamente se llamaba igual que yo, David”, platica el director sobre el usuario, que aún sigue solicitando créditos.

Uno de los principales retos a los que se enfrentó David fue el haber salido de una institución tan grande en donde tenía todo para después no tener nada.  En los momentos de crisis, varias veces pasó por la cabeza de David la culpa por haber renunciado al trabajo que tenía en Deutsche Bank.

“Existía una volatilidad enorme de sentimientos. Un día querías el proyecto y otro sólo pensabas en dejarlo”.

Pero la determinación de David y Paco ha dado resultados. Ahora Konfío ya cuenta con inversionistas institucionales. El año pasado, entraron tres fondos extranjeros, cerrando en total una ronda de capital de 8 millones dólares. Hoy, la startup tiene una valuación de entre 25 y 50 millones de dólares, según el estudio Tecnolatinas Report.

Para David, el rumbo está trazado. “Nos dimos cuenta que el que está seguro de su visión, sigue pese a esos obstáculos y confirma su decisión de querer hacerlo”.

Historia publicada originalmente en Entrepreneur en Español.

autor Soy de carácter fuerte pero de corazón bueno. Periodista y fotógrafa. Acatlán, UNAM.
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