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Economía

Precios de alimentos provocaron una inflación ‘dispareja’ en el mundo

15-05-2023, 10:12:21 AM Por:
© Depostphotos

Esta situación orilla a los bancos centrales a asumir diferentes políticas monetarias y lleven a un mundo monetario multipolar, algo ya visto en otras épocas.

La inflación en el mundo muestra ahora una tendencia divergente: con trayectoria bajista en América del norte, con repuntes en Europa y buena parte de Latinoamérica, mientras que Japón y China parecen enfilarse hacia la deflación.

Por si fuera poco, el mundo apenas empieza a tratar de recuperarse de lo que fue una inflación histórica en alimentos registrada durante el año pasado, sus efectos seguirán por varios meses más. Sin olvidar la guerra Rusia-Ucrania, que fue el factor desencadenante del incremento en los precios de los alimentos y que no se solucionará mientras siga el conflicto.

Histórica inflación en alimentos, por la guerra

El índice de precios de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), mide la variación mensual de los precios internacionales de cinco alimentos básicos: carne, productos lácteos, cereales, aceite vegetales y azúcar. El año pasado este índice alcanzó su nivel máximo histórico. Las cifras no se habían hecho públicas por revisión de los métodos, pero ya es oficial: la inflación en alimentos registrada en 2022 fue la más alta desde que hay registro, incluso en periodos de hiperinflación.

Lo que sucede es que influyó mucho para la medición de este índice el desempeño de las cosechas, así como la guerra Rusia-Ucrania, un conflicto bélico que tiene y tendrá más repercusiones de las que mucha gente se imagina.

Dicho índice consideró en el caso de cereales como el trigo, así como de oleaginosas (aceites y grasas), que en el momento de la invasión rusa a Ucrania, es decir al inicio del conflicto, el 30 por ciento de las exportaciones internacionales de trigo procedían de estos países, que a su vez controlaban el 60 por ciento del mercado mundial de aceite de girasol y el 15 por ciento del de maíz.

Rusia es además uno de los grandes exportadores de fertilizantes en el mundo, utilizando esta posición como arma de guerra, ya que prohibió entre febrero y abril de 2022 la exportación de nitrato de amonio, esencial en la agricultura. El efecto fue contundente, se provocó un fuerte impulso en los precios de los alimentos en la primavera del año pasado, solamente comparable al registrado entre los años 1972 a 1974.

La guerra fue un factor determinante por la posición de los dos países en conflicto: por ejemplo, la superficie agrícola representa en Ucrania el 71.2 por ciento de su territorio total. El 56.1 por ciento corresponde a tierras arables, convirtiéndolo en el primer país europeo por volumen de tierras de cultivo: sin embargo, el 22 por ciento del terreno agrícola ucraniano está ocupado por tropas rusas desde el inicio del conflicto. Regiones que exportan principalmente trigo, maíz, aceite de girasol y canola.

Por su parte, la superficie agrícola en Rusia constituye el 13.1 por ciento de su territorio total (no olvidar que es la nación más grande del mundo por superficie total), mientras que las tierras arables representan el 7.3 por ciento. En esta región los productos agrícolas que más se producen y exportan al mundo son trigo, remolacha, azúcar, patatas, cebada, semillas de girasol, maíz, avena y soya.

A principios del presente año, el ministerio de Agricultura de Ucrania estimó que entre el 20 y el 30 por ciento de las tierras cultivables se podrían quedar sin labrar, lo que representa un descenso productivo que va del 40 al 70 por ciento.

Con estas cifras, la inflación en alimentos no tenía más opción que dispararse, tal como sucedió; en este contexto, los países alrededor del mundo lo asimilaron de diferentes maneras, los efectos han sido diversos, uno de ellos es la aportación de la divergencia en la inflación. El promedio de la inflación global en alimentos llegó a triple dígito.

Diferentes estrategias

El comportamiento divergente de la inflación ha provocado que los bancos centrales asuman diferentes estrategias de política monetaria, el asunto es que el mundo se enfila a un escenario de distintos escenarios regionales o por naciones, con bloques que defienden distintos intereses o tienen compromisos que otros no tienen, un mundo multipolar que al final no lleva a nada.

Por ejemplo, mientras que en Estados Unidos la tasa de inflación está a la baja y existe la probabilidad de que el banco central asuma pronto una pausa monetaria, en Europa es altamente probable que la política monetaria restrictiva se mantenga por un tiempo, mientras que en gran parte de Asia la deflación asoma la cabeza.

Un análisis del Barclays Bank señala que el IPC y los salarios en Estados Unidos han ofrecido un respiro de las preocupaciones por la inflación; según el consenso, las categorías de servicios básicos experimentaron una mayor desinflación, impulsada por caídas en alojamiento fuera de casa y pasajes aéreos. La inflación de bienes básicos, por otro lado, se aceleró más de lo que se esperaba, impulsado por un fuerte aumento en los precios de los autos usados, que siguen considerándose en gran medida transitorios.

Sin embargo, la inflación de China sorprendió a la baja por tercer mes consecutivo en abril, cayendo 0.6 mensual y 0.1 anual; la caída se explicó principalmente por la deflación del IPC de bienes, que registró su nivel más bajo desde noviembre de 2020, liderado por la caída de los precios del cerdo, la caída de los precios de la energía y continuas guerras de precios de automóviles.

En Europa, el Banco de Inglaterra elevó la tasa de referencia 25 puntos base a 4.5 por ciento la semana pasada; adicionalmente se esperan cuatro incrementos consecutivos de 25 puntos base en la Tasa Bancaria del Banco Central Europeo, de modo que se colocará en 3.75 por ciento a fines de 2024. Para el BCE, el debate se ha desplazado a si las subidas deberían continuar más allá de julio. Algunos miembros (Nagel, Kazaks, Kazimir) insinuaron alzas más allá de julio, mientras que otros sugirieron que la distancia desde la tasa terminal es “marginal” y esperan que dicha tasa podría ubicarse en 3.75 por ciento.

Por parte de la Fed, se espera que entre junio y julio próximo se inicie una pausa, que en teoría debería durar lo que resta del año, aunque debido a la incertidumbre y volatilidad, seguramente habrá periodos de fuerte especulación en torno a lo que haría la Fed reunión tras reunión.

Si bien no tiene influencia directa en la inflación, el desplome de las acciones bancarias ha propiciado un escenario de mayor incertidumbre. El banco PacWest señaló que sus depósitos cayeron 9.5 por ciento la semana pasada, lo que indica que las medidas regulatorias pudieron no ser tan efectivas como se esperaba, convirtiéndose en un factor relevante que sí puede presionar los precios finales en los próximos meses por la inminente restricción crediticia que llegará. En este contexto, los analistas de Barclays Bank señalan que en China el aumento de los riesgos de deflación aumenta la probabilidad de más cambios monetarios, lejos de lo que harán en occidente, una prueba más de la divergencia inflacionaria, otro factor de incertidumbre.

También sequía

De acuerdo con cifras de Bloomberg con datos de la FAO, en 2022 la producción de cereales primarios fue de 2.756 millones de toneladas, un 2 por ciento menos que el año anterior, mientras que la producción de cereales secundarios para alimentación animal fue de 1.462 millones, un 3.1 por ciento inferior. Esta caída se debió tanto a la guerra como a la sequía que afectó a gran parte de Europa en 2022.

La caída en la producción global no ha podido ser compensada por el incremento de la producción en países como Indonesia, Kazajistán o Paraguay; la FAO señala que también prevé un descenso en las existencias, las cuales, con una caída del 1.6 por ciento desde 2021, han alcanzado los niveles más bajos desde 2013.

Esta organización de las Naciones Unidas estima que el incremento medio de los alimentos en 2022 fue del 14.3% respecto a 2021 y que tuvieron un peso importante las fuertes subidas en cereales y aceites. La sequía golpeó con fuerza en varias regiones del mundo y aumentó los precios globales.

La inflación divergente llevará a un mundo monetario multipolar, algo que no dejó buenos resultados en otras épocas.

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