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Economía

México y su largo historial de fracasos con empresas paraestatales

20-04-2022, 9:40:03 AM Por:
© Cortecía

El país llegó a tener 11,150 empresas propiedad del gobierno que participaban en todo tipo de actividad económica, hasta en lo cines.

El estado mexicano es mal administrador, incluso de empresas que se suponen con sentido social, sin fines de lucro, aquellas que tienen como tarea generar beneficios para la sociedad mexicana.

La historia nos dice que, salvo honrosas excepciones como el Infonavit, que en los hechos es más bien un organismo tripartita, prácticamente todas las empresas con sentido social creadas y administradas por los gobiernos federales del país han ido a la quiebra.

Ante la posibilidad de una nueva empresa paraestatal, dedicada a la exploración, explotación, administración y desarrollo de tecnologías relacionadas con el Litio, mineral que según la iniciativa presidencial quedará reservado al estado mexicano, resurgen las historias de compañías que han nacido con la misma idea, y cuyo destino ha sido exactamente el mismo.

Por lo tanto, no hay por qué pensar en que esta sería una historia diferente si el concepto inicial es incluso erróneo, ya que el litio y todos los minerales ya pertenecen a la nación, por lo tanto, no puede nacionalizarse algo que ya es de dominio nacional.

Paraestatales, empresas públicas o de dominio del estado, un fracaso

A mediados del siglo pasado el dominio público sobre las empresas se incrementó, en una tendencia mundial que tuvo su máxima expresión en países en desarrollo como México. La idea era corregir lo que se llamó “fallas del mercado”, tales como oferta insuficiente o monopólica de productos y servicios, así como precios excesivos y sin garantías.

En países como México se formaron empresas públicas: de energía, carreteras, ferrocarriles, telecomunicaciones. Incluso se crearon compañías dedicadas al abasto popular como Conasupo, y otras supuestamente dedicadas a la explotación de elementos como el Uranio.

Fue en el sexenio del presidente José López Portillo cuando el estado como actor principal de la economía alcanzó su clima. En ese periodo las empresas paraestatales totalizaron la cifra de 11,150 empresas propiedad del gobierno.

Dichas compañías pertenecientes al estado mexicano abarcaban varias ramas de la economía: petróleo, petroquímica, minería, electricidad, telefonía, comunicaciones, ferrocarriles, transportación aérea, química, automotriz, acero, azúcar, bienes de consumo duradero, banca, comercio y diferentes servicios más. Hasta los cines.

El estado mismo se volvió una especie de Elefante Blanco y reumático, afectado por fuertes déficits en las finanzas públicas tanto en naciones industrializadas como en países del tercer mundo, ante la ineficiencia de las paraestatales por este concepto de ser empresas sin fines de lucro.

El objetivo social no se cumplía, porque generaban más problemas de los que resolvían. México fue un lamentable ejemplo del fracaso paraestatal.

Aquí tres fracasos de los muchos que se han registrado relacionados con las empresas paraestatales de México, justo como la que pretende crearse ahora para administrar nuestra supuesta riqueza relacionada con el Litio.

Uranio Mexicano (Uramex)

Fue un proyecto público descentralizado del gobierno federal, es decir una paraestatal, creada el 27 de enero de 1979.

La idea era la diversificación de la energía en México, originalmente se planteaba que la generación de electricidad con combustible nuclear alcanzaría 40% del balance energético del país.

Pero sucedió algo que lamentablemente también es una constante en la historia social, política y económica del país, llegó el cambio de gobierno.

En el periodo presidencial de Miguel de la Madrid, el programa nuclear heredado contrastaba con los nuevos planes del mandatario, dándole más importancia a la generación hidráulica, geotérmica y el carbón.

Uramex cerró en 1984, otro fracaso más de una empresa concebida por el estado mexicano para supuestamente beneficiar a la nación y con ella a la sociedad.

Fertimex

Esta compañía, supuestamente encargada de garantizar el abasto a buen precio, calidad, cantidad y tiempo, de los fertilizantes para los productores del campo, lo que a su vez impulsaría el desarrollo agropecuario del país, terminó por venderse en 1992, fragmentada en 13 unidades

El gigantesco consorcio estatal nunca pudo lograr el objetivo para el que fuera creado ya que el campo mexicano estaba igual o peor.

Cuando se vendió Fertimex, el 70 por ciento del consumo nacional de productos agropecuarios era importado, justo en el periodo en el que el país produjo y exportó más petróleo que nunca, a precios jamás registrados en ese entonces, pero que no se tradujeron en fertilizantes baratos y en tiempo para los productores del campo. Fertimex en manos gubernamentales fue un fracaso total.

Productos Pesqueros Mexicanos

En 1970 nace el organismo denominado Productos Pesqueros Mexicanos, que tenía como objetivo agrupar a todas las embarcaciones pesqueras de participación estatal, a su vez se abrió el flujo crediticio para el sector llegando incluso a la constitución de una entidad bancaria, Banpesca.

Con esto se pretendía garantizar el abasto del producto a nivel nacional, además de impulsar el consumo del pescado en la dieta del mexicano, con precios bajos, generando supuestamente una infraestructura y logística que se utilizaría en un desarrollo jamás visto en el sector según anunciaban con bombo y platillo los funcionarios de entonces.

Vaya, la “visión” era tan amplia que se pretendía incluso convertir a México en una potencia exportadora en el sector pesquero, con la explotación y aprovechamiento de sus vastos litorales. Ese fue el discurso detrás del nacimiento de dicha paraestatal, la realidad fue otra.

A finales de la década de los ochenta y principios de los noventa del siglo pasado, era evidente el fracaso, Productos Pesqueros Mexicanos se desincorporó finalmente. Un fracaso más de la participación del estado como actor estelar de la economía, en vez de jugar el papel que ha impulsado por décadas a otras naciones, el de regulador de la actividad económica.

La visión de un estado centralista en la actividad económica ha fracasado, no sólo en México sino en el mundo entero, pero al parecer México no aprende de sus errores.

LitioMex, o como se llame la empresa, tendrá en su eventual nacimiento el hándicap en contra de iniciar como un proyecto político más que económico, con una visión anacrónica de supuesto beneficio social y con el estigma del monopolio, que tanto ha dañado a la economía de diferentes países, entre ellos el nuestro.

Luego de tantos años y malas experiencias, regresamos al punto de partida del siglo pasado, en el que el estado pugna por ser el actor principal de la economía, en lugar de cumplir con su papel de rector económico.

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