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Economía

Más pobres y dependientes: ¿Por qué en México subieron más los gastos que los ingresos entre 2020 y 2022?

26-07-2023, 6:56:04 PM Por:
© Especial

La alta inflación en México, que se comió los aumentos en salarios y las ayudas de programas sociales, fue alimentada por 3 factores: dos son externos y uno, interno.

Entre 2020 y 2022, el ingreso promedio de los hogares mexicanos subió 11%. Sin embargo, hoy somos más pobres que antes, pues la inflación se comió el incremento del poder adquisitivo ganado. Esto se debe a tres factores: dos son externos y uno, interno. Veamos cuáles son.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el Inegi, publicó el miércoles 26 de julio la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, en el que reportó que el ingreso corriente de los hogares subió a un promedio de 63,695 pesos al trimestre durante 2022, desde un nivel anterior de 57,370 pesos en 2020.

Esto significa que, en promedio, una familia mexicana tuvo ingresos mensuales de 21,231 pesos en 2022, 11% más que en 2020.

Este incremento en el ingreso en los últimos dos años fue mucho mayor que, por ejemplo, entre 2016 y 2018, el cual fue de solamente 4.2%; y que entre 2018 y 2020, cuando cayó 5.8% por la crisis económica provocada por la pandemia.

Más ingresos por salarios y transferencias

Este incremento de los ingresos es, sin duda, sobresaliente, y se debe principalmente a dos factores

El primero es el alza en los ingresos laborales de 14.3%, que podemos atribuir en parte a los incrementos en los salarios mínimos que se han acordado entre el sector público y privado en los últimos años.

La otra razón es que las familias reciben más dinero por transferencias directas. Estas aumentaron 8% en el periodo reportado. Y con transferencias nos referimos a pensiones, remesas, becas y programas sociales del Gobierno, y en su conjunto representaron un promedio de 10,928 pesos por hogar.

Si solo contamos los beneficios provenientes por programas de gobierno, estos se incrementaron 33.6%, según el Inegi.

Sin embargo, como decíamos al principio, los ingresos subieron, pero los gastos aumentaron más. De acuerdo con el Inegi, el gasto total trimestral de los hogares por trimestre fue de 60,263 pesos, un 11.5% más que en 2020.

Tomando en cuenta solamente gasto monetario, los hogares tuvieron que desembolsar un promedio de 39,965 pesos trimestrales, esto fue un 17.2% más que en 2020.

Es decir, mientras los ingresos subieron 11%, el gasto total aumentó 11.5% y los gastos monetarios aumentaron 17% y, por lo tanto, nuestro poder adquisitivo se redujo un 6% en solamente dos años.

Obviamente, el principal culpable es la alta inflación que hemos padecido los dos últimos años. De acuerdo con la calculadora de inflación del Inegi, entre diciembre de 2020 y diciembre de 2022, esta ha subido 15.75%.

No está de más mencionar que esta inflación la ha sufrido todo el mundo por factores globales. Pero vamos a ver cuáles son los que han empujado al alza los precios, en el caso de México.

Los 3 factores que empujaron la inflación en México

Podemos atribuir la alta inflación en México a tres factores: dos de estos son externos, y uno interno.

El primero es, evidentemente, la pandemia y la disrupción que causó en las cadenas de suministro en el mundo, provocando cuellos de botella, ocasionando escasez de productos y servicios y, por ende, un aumento de precios.

La segunda causa ha sido la guerra entre Rusia y Ucrania, Las sanciones al país invasor, unos de los productores de petróleo y gas más grandes del mundo, ocasionaron un repunte en los precios de los energéticos, y se reflejó en los mercados de todo el mundo. Mientras que Ucrania, el granero de Europa, ha tenido problemas para exportar sus cosechas básicas, provocando también una escasez y encarecimiento de los alimentos.

El tercer factor de la inflación en México es, decíamos, interno, y lo encontramos en el aumento de ingresos, sobre todo de transferencias directas. Por ejemplo, los ingresos que vienen de otros países, es decir, las remesas, aumentaron 39%, y los ingresos de programas gubernamentales subieron 33.6%.

Es bien sabido que uno de los pilares del actual gobierno es su política social, consistente en pensiones a adultos mayores, becas estudiantiles, ayudas económicas para madres solteras y otros sectores de la población en situación de vulnerabilidad. Y para ello ha destinado grandes cantidades de dinero que transfieren directamente hacia los beneficiarios de estos programas.

Por ejemplo, en 2023 se aprobó un presupuesto total de 648,136 millones de pesos en los programas sociales prioritarios del gobierno de México, esto es un 28% más de lo que se aprobó en el ejercicio fiscal de 2022. Y puede que esta cifra se quede a corta al final de 2023, porque en años anteriores se han registrado sobreejercicios en los programas sociales; es decir, se gastó más de lo que se aprobó que se pudiera gastar.

Una característica muy importante de la política social de este gobierno es que no hay condicionalidad en la mayoría de las transferencias de dinero en sus programas sociales. ¿Esto qué significa? Básicamente, que los beneficiarios pueden gastar esos recursos en lo que crean conveniente. Es decir, el dinero recibido no está condicionado a que se gaste con ciertos fines o en objetivos relacionados al programa, por lo que la gente puede usar esos recursos en lo que quiera o en lo que necesita.

¿Esto qué significa? Que en 2023 hay 648,136 millones de pesos más en la economía para gastarse en lo que sea. Hay más dinero en circulación y, en consecuencia, más demanda de productos y servicios. Y si la oferta no crece al ritmo al que lo hace la demanda, hay más aumentos de precios; es decir, más inflación.

El problema es que, si aumenta la inflación sostenidamente, el poder adquisitivo cae en la misma proporción, por lo que el gobierno federal tiene que erogar más recursos en sus programas sociales para compensar, al menos en parte, esa caída de poder adquisitivo. Y el ciclo se vuelve a repetir: hay más dinero en circulación, suben los precios, hay más inflación y el gobierno tiene que destinar más dinero público para los programas y, para que le alcance, tiene que recaudar más de los contribuyentes, ya sea cobrando más impuestos, efectuando estrategias más agresivas de recaudación, o emitiendo deuda, que al final pagamos todos.

Ahora, muchos dirán: ‘pero es que sin esos programas sociales, la caída del poder adquisitivo de los mexicanos habría sido mucho mayor en los últimos dos años’. Y es verdad, esas transferencias ayudaron a mitigar parte del impacto de la inflación provocada por la pandemia y la guerra en Ucrania, dos eventos que no se pudieron prever y mucho menos evitar, por lo que el golpe a nuestros bolsillos lo íbamos a sentir sí o sí.

Sin embargo, estos dos eventos imprevisibles también son temporales. A casi tres años de la pandemia, la producción y cadenas de suministro se están normalizando, y los mercados ya absorbieron, al menos en su mayoría, el golpe que significó la guerra para los precios de los energéticos y los granos.

Pero, como vemos, el aumento en gasto público en seguridad social también empuja los precios hacia arriba y alimenta la inflación. Y ojo, no estoy diciendo que no debería existir el gasto social; al contrario, la política social tiene un propósito: ayudar a la población más desfavorecida a superar el umbral de la pobreza, pero eso no se logra únicamente transfiriendo dinero, también se hace estableciendo la infraestructura y condiciones necesarias para mantener el poder de compra de esas personas.

Por ejemplo, con un sistema público de salud eficiente, con personal, medicamentos y equipamiento suficiente, las personas ya no tendrían que gastar, o al menos gastarían mucho menos, atendiendo sus enfermedades y dolencias en el sector privado.

Con seguridad y certidumbre jurídica, se pueden abrir más negocios que requerirán más personas para trabajar, habría más ingresos y, por ende, más actividad económica.

Si las escuelas públicas de educación básica contaran con comedores, los padres de familia ya no tendrían que preocuparse por el lunch de sus hijos y ese dinero se quedaría en sus bolsillos, para usarlo en como mejor les convenga.

En resumen, entre 2020 y 2022 los ingresos de los mexicanos subieron más que en los años anteriores, pero, paradójicamente, nos volvimos más pobres, y dependientes.

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autor Periodista. Finanzas públicas, energía, negocios, innovación y las historias que contienen.
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