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Economía

Gas Bienestar, ¿el regreso de las paraestatales?

08-07-2021, 6:15:00 AM Por:
© Especial

La llegada de Gas Bienestar está enfocada en defender a los más pobres y en mantener "precios justos", prácticamente el mismo argumento de hace 60 años cuando se creó la Conasupo.

Hace 60 años, en 1961, se creó la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO), mediante decreto presidencial del entonces mandatario Adolfo López Mateos. Fue una gigantesca empresa paraestatal reguladora del comercio en México, particularmente de granos básicos como el frijol y el maíz.

La empresa llegó incluso a instalar las llamadas “tiendas móviles”, que mediante camiones se “instalaban” en diversas colonias de bajos recursos de la capital del país. La paraestatal se fundó con un capital inicial de mil millones de pesos de los de entonces.

La vida de esta compañía fue de 38 años. En el Diario Oficial del 24 de mayo de 1999 se decretó su extinción.

Con ella también murió en los hechos Liconsa (Leche Industrializada Conasupo), una “empresa ombligo” de Conasupo. En cuestiones de abasto popular terminó la aventura empresarial del gobierno en su intento por regular los precios y las fuerzas del mercado, el gobierno no pudo ni siquiera regular el precio de la tortilla mediante los célebres Tortibonos. México, al no ser un mercado autosuficiente, ha pagado todos estos años la estrategia equivocada con impuestos, es decir, mediante subsidios que salen de los impuestos recaudados.

“La Conasupo se creó para defender a la gente pobre, mantener los precios de garantía a los campesinos y conservar los de equidad en el mercado nacional”, fue el argumento de la creación de la gigantesca paraestatal en 1961. Lo que nunca se dijo es que los subsidios le costaron al país miles de millones de pesos, nunca se supo bien a bien el costo porque no había cifras oficiales.

Pero no es la única aventura empresarial de los gobiernos mexicanos a lo largo de la historia, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo pasado. Con el “desarrollo estabilizador” se llegó a pensar que el Estado tenía incluso la facultad de regular los precios de lo que fuera; gran error.

Si bien a la fecha persisten varias empresas paraestatales, al paso de los años los gobiernos en turno parece que habían comprendido que la administración eficiente de empresas no era lo suyo, hasta ahora.

Gas Bienestar, ¿la misma historia?

La semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador amenazó con poner tope el precio del Gas LP, ante el aumento en el precio de este energético, que estaba golpeando a las clases populares.

Algo pasó entre el día de ese anuncio y este miércoles, cuando expuso en su conferencia matutina que se creará una empresa dependiente de Pemex, a la que se llamará Gas Bienestar. Esta compañía venderá cilindros de gas “a precio justo”, estará presente en todo el país, y competirá con las empresas que hoy están vigentes en el mercado.

Es decir, en los hechos emprende acciones para regular los precios del gas en el mercado mediante la creación de una empresa paraestatal, la primera que nace en muchas décadas, luego de que las anteriores probaron su fracaso. Esta empresa competirá con otras, ya que el mandatario aseguró que las empresas que hoy participan en el mercado del gas tienen mucha dominancia y fijan sus precios arbitrariamente.

La llegada de Gas Bienestar está enfocada en defender a los más pobres, y en mantener “precios justos”, prácticamente el mismo argumento de hace 60 años cuando se creó la Conasupo. Esta paraestatal por cierto también tenía como mandato cambiar el desequilibrio social mediante la intensificación de programas y la protección de grupos populares, pero desde entonces los pobres han crecido exponencialmente.

Gas Bienestar es así un claro retroceso y la confirmación de que muchas de las políticas públicas que se han registrado en esta administración están centradas en la estrategia económica de los años 60,70 y 80 del siglo pasado; es decir, en un estado centralista y centralizador que pretende regular toda la actividad económica. Estas políticas públicas de antaño llevaron al país al colapso económico.

Gas Bienestar centrará con toda seguridad su política de precios en los subsidios al energético por parte del gobierno federal, subsidios que pagan quienes aportamos impuestos, es la repetición de la historia de décadas atrás, cuyo desenlace ya conocemos.

El problema del gas es internacional

El problema que tiene en estos momentos México y prácticamente todo el mundo es que a nivel global los precios del gas se han disparado y nuestro país tiene que importar un altísimo porcentaje del energético que consume, por lo tanto, el efecto en la inflación y en los precios en general es inevitable.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha señalado que hoy el mundo consume más gas que nunca, y que consumirá más los próximos años, al tiempo que la reactivación económica incrementa el precio del petróleo, de donde se deriva el gas.

De acuerdo con las cifras de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Gas (AMEXGAS), Pemex produce alrededor del 37 por ciento del gas que se consume en el país, y adicionalmente importa alrededor de 20 por ciento del total; lo que significa que Pemex es el principal jugador del mercado con aproximadamente 57 por ciento. El otro 43 por ciento del gas que se consumo es importado por diversas empresas.

En total, un mínimo del 63 por ciento del gas que se consume en el país es importado, por lo que se hace materialmente imposible que no haya un reflejo del alza en el costo internacional del energético. Sin considerar que el gas que se produce en el país también tiene muchos componentes de precios internacionales.

Gas Bienestar, la paraestatal que llegará a distorsionar al mercado

En entrevista radiofónica este miércoles por la noche, Carlos Serrano, presidente de AMEXGAS, alertó sobre el hecho de que la creación de la nueva empresa paraestatal únicamente generará distorsiones en el mercado toda vez que Pemex es el gran jugador, pero también un porcentaje importante del gas que se consume es importado.

Entonces, con estrategias para disminuir los precios o toparlos, lo único que se generarán serán distorsiones que siempre afectan el desempeño del mercado, como en otras épocas.

El directivo agregó que el problema del aumento en los precios del gas no es por falta de infraestructura en el país ni por problemas de logística, sino por un factor de mercado.

Al respecto señaló que en el país existen alrededor de 1,300 plantas de gas y 400 empresas que participan en el mercado. Señaló que es en los grandes centros poblacionales en donde, desde luego, existe más presencia de las compañías gaseras, pero que en promedio en las ciudades pequeñas hay 8 plantas de gas que abastecen.

Tan sólo en Querétaro, una ciudad que crece cada vez más, hay 46 plantas, mientras que en el Estado de México existen alrededor de 100 plantas de gas. Infraestructura y logística hay, pero también existen fuertes presiones en los precios internacionales del energético.

Así, en aras de disminuir el impacto económico a las clases populares, se opta por una política pública que en otras épocas probó su fracaso: la creación de empresas paraestatales que regularán el mercado. De origen es una política pública errónea porque los mercados no se regulan, y si sucede tarde o temprano las distorsiones provocan grandes ajustes, como le sucedió a Conasupo, Liconsa, Fertimex, etc.

Ojalá no se repitan los mismos resultados, porque lo que es un hecho es que la historia parece repetirse, con los mismos argumentos y estrategias de hace varias décadas.

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