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Economía

Poner tope al precio del gas, una mala idea que suena bien

06-07-2021, 6:15:00 AM Por:
© Reuters

Es muy probable que las cotizaciones del gas sigan al alza en el mundo, y lo que es peor, será una tendencia que durará varios años.

Un eventual control de precios en el mercado de gas, como lo propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador, es posible porque está dentro de las facultades de gobierno, pero al final del día podría no servir de mucho, y menos cuando a nivel global los energéticos se han disparado, trayectoria que seguirá por varios años.

La gran apuesta del eventual control de precios en el gas (poner precio máximo es una política pública de control), consiste en que al final del día los precios cedan y bajen a niveles tolerables para el gobierno. Sin embargo, eso en una economía cerrada como la de los años ochenta del siglo pasado era una apuesta lógica, pero en un planeta globalizado como el de hoy pocas veces funciona.

El mundo consume más gas que nunca: Agencia Internacional de Energía

Este lunes, la Agencia Internacional de Energía (AIE) publicó cifras que ilustran el contexto que domina al mercado energético en lo que pretende ser la era post-Covid.

En pocas palabras, hoy el mundo consume más gas que nunca: “La demanda global de gas se recuperará con creces este año del choque de la pandemia de 2020 y superará por primera vez en la historia los 4,000 millones de metros cúbicos“, dijo la AIE en su reporte.

Pero no es todo, la propia AIE fue más allá en su reporte el señalar que la demanda global de gas se mantendrá cuando menos hasta el año 2024.

En su informe de análisis y perspectivas del gas, publicado este lunes, la AIE calcula que, tras el descenso del 2% del año pasado, el consumo en 2021 subirá 3.6% y el ritmo de incremento se situará en una media anual del 1.7% en los tres ejercicios siguientes.

Por lo tanto, las proyecciones de la AIE señalan que en 2024 el mundo absorberá cerca de 4,300 millones de metros cúbicos, lo que significa un aumento de 7% respecto a 2019, antes de que estallara la crisis.

Y las expectativas son negativas en el sentido de que la demanda en aquellos años también será 2% mayor a la que la propia agencia considera que debería ser el tope en 2025, de acuerdo con su hoja de ruta para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050. Y limitar así el calentamiento global.

Por grandes regiones, Asia-Pacífico será el responsable del 47% del alza del consumo en el mundo entre 2020 y 2024 (China por sí sola representará un 30%, sobre todo por su sector industrial), con un incremento promedio de 4.5% anual.

Latinoamérica es la región más afectada por el choque de 2020, que supuso una caída de 9.9% en el consumo, del que sólo acabará recuperándose hacia 2024, a un promedio anual de 2.5%.

En el segmento de producción de gas, Brasil es el único país de la región que tiene perspectiva positiva y, en menor medida, Argentina; ambas naciones por la explotación de sus propios yacimientos. El resto de las naciones deberán absorber el impacto de los precios vía las importaciones.

México importa gas y, por lo tanto, inflación

Los futuros del gas natural se han disparado durante los últimos meses en los mercados globales, en lo que va del año estos subieron 47.19 por ciento.

En nuestro país la variación anualizada de los energéticos en la primera quincena de junio subió 18.54 por ciento, mientras que por sí solo el precio del gas LP aumentó 11 por ciento en el mismo periodo.

Si el país fuera productor de gas, cuando menos para su consumo interno, estas variaciones internacionales en los precios serían más manejables.

Sin embargo, al menos al cierre del año 2019 el Prontuario Estadístico de Gas Natural de la Secretaría de Energía (Sener), señalaba que México importó en ese año el 90% del gas que consumió. Asimismo, del 100 por ciento del gas que importó, 90 por ciento provino de Estados Unidos, por lo que nuestro país absorbe sí o sí la inflación mundial de los energéticos.

Es un hecho que la inflación tiene un gran componente externo. Como ya mencionamos, los futuros del gas se han disparado en los mercados globales. Así, los precios del energético no obedecen a un factor especulativo interno, no al menos en su gran mayoría, igual que en el caso del precio de la tortilla cuya materia prima, el maíz, sube 80% en los últimos 12 meses.

Podría fijarse un tope al precio del gas, en primera instancia habría efectivamente un beneficio para el consumidor, pagado con recursos públicos que el gobierno desembolsará. Sin embargo, las políticas de subsidios y contención de precios nunca han dado resultados, el mercado siempre es más fuerte que cualquier política pública.

Sin duda es comprensible la preocupación del gobierno por el impacto a las clases populares, siempre las más desprotegidas, pero ojalá no sea una historia más en la que luego de millones de pesos gastados y tiempo perdido, el mercado termine por imponerse.

Salvo que se tenga la buena suerte de que los precios del gas se desplomen en unos cuantos meses, algo que hoy la propia AIE no considera factible, es muy probable que las cotizaciones del gas sigan al alza en el mundo, y lo que es peor, será una tendencia que durará varios años.

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