¿Es posible una unión monetaria entre Brasil y Argentina?
Los mandatarios señalaron que sus gobiernos retomaron las negociaciones sobre la formación de una moneda común para transacciones financieras y comerciales.
El lunes 23, los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y de Argentina, Alberto Fernández, sorprendieron a propios y extraños al anunciar que ambas naciones estudian la creación de una moneda común, a la que llamarían “Sur”.
Los mandatarios señalaron que sus naciones retomaron las negociaciones sobre la formación de una moneda común para transacciones financieras y comerciales; lo señalaron en un artículo conjunto publicado en un periódico local antes de una cumbre regional que tendrá lugar en Buenos Aires esta semana.
Algunos economistas regionales que secundaron la declaración, señalaron que la moneda común en marcha conformaría la tercera más importante después del dólar y el euro, desplazando a monedas como la libra de Inglaterra o el yen japonés. Estaría por verse.
En realidad, la noticia pasó entre el azoro, la sorpresa y la incredulidad, parece que deberán suceder muchas cosas (y pasar muchos años) para que este sueño se cumpla.
El mismo ministro de economía de Argentina, Sergio Massa, dijo que se trata del primer paso en un largo camino que América Latina debe recorrer.
Es totalmente cierto; de hecho, hoy por hoy, esta unión monetaria se considera inviable, pero ¿realizable al largo plazo? Como ejemplo veamos la moneda común más reconocida en el mundo entero, la de la Unión Europea: el euro.
Euro, largo trayecto
Desde finales de los años sesenta, la Unión Económica y Monetaria (UEM) se planteó como una necesidad para lo que sería conocida después como la Unión Europea con una política monetaria común y una moneda común, el euro.
Posteriormente, llegó el Sistema Monetario Europeo (SME), utilizado como herramienta para proporcionar estabilidad a las monedas de los países que participarían con el euro, el enfoque supuso una coordinación sin precedentes en las políticas monetarias de esas naciones, y de Europa en general. El mecanismo funcionó con éxito poco más de una década.
Fue en la presidencia de Jacques Delors en la Comisión Europea, cuando los gobernadores de los bancos centrales de los países de la Unión Europea elaboraron el “Informe Delors” sobre cómo conseguir una Unión Monetaria Europea, el siguiente paso para ver el sueño convertido en realidad tardó más de una década.
El Informe Delors propuso un período preparatorio en tres etapas, entre 1990 y 1999, para lograr la Unión Económica y Monetaria y la zona del euro. El pacto se firmó en la ciudad holandesa de Maastricht.
Finalmente, el 1 de enero de 1999 se introdujo el euro: durante los tres primeros años fue una moneda “invisible” porque solo se utilizaba para efectos contables y en pagos electrónicos. Las monedas y los billetes se pusieron en circulación hasta el 1 de enero de 2002.
Los preparativos “finales” para una Unión Monetaria Europea tardaron una década, pero si consideramos desde la implementación del SME los esfuerzos, en realidad fueron de dos décadas. y si recordamos que desde finales de los años setenta se fijaron las primeras bases, el sueño se hizo realidad tres décadas después.
Unión monetaria Brasil-Argentina, un sueño difícil de realizar
El supuesto acuerdo monetario al que llegarían en algún momento Brasil y Argentina no será de corto plazo; tampoco exento de riesgos y, de hecho, se considera poco probable porque las diferencias económicas son abismales.
Aquí algunos de los puntos que los expertos esgrimieron horas después de que se conociera la noticia que supuestamente llevará algún día a la Unión Monetaria de Sudamérica con su moneda, el Sur.
– Bloomberg Economics señaló lo siguiente tan pronto la noticia se dió a conocer: La región no tiene lo necesario para justificar y sostener una moneda única. No hay movilidad laboral ni de capitales, hay rigideces de precios y salarios en varios países, los ciclos económicos no son sincrónicos y la mayoría de los países de la región no tienen el margen fiscal para hacer frente a las transferencias fiscales que demanda este tipo de mecanismos.
1) La diferencia en el incremento de los precios entre ambas naciones es abismal: en Argentina la inflación anual fue de prácticamente 100 por ciento en 2022, mientras que en Brasil llegó a 5.8 por ciento.
2) Las monedas que se pretenden unir también tienen destinos muy diferentes en los últimos años, por no decir que en las últimas décadas. Especialmente, la rápida depreciación del peso argentino sería un factor en contra.
3) Los riesgos para Brasil son latentes, la economía de Argentina es muy vulnerable. Brasil arriesgaría su sólida política monetaria al vincular su moneda a Argentina.
4) En Brasil, el gremio de economistas opinó de manera casi unánime lo siguiente: la creación de una moneda única, aunque sea de uso limitado entre países, hace que una economía absorba los problemas y distorsiones de otra, ya que este mecanismo propicia que un país acabe financiando a otro en algún momento. El país que perdería sería precisamente Brasil.
5) Otros fueron más contundentes y duros: Hay enormes diferencias económicas entre Brasil y Argentina, empezando por el volumen de reservas de divisas que en Brasil es mucho mayor que en Argentina. La inflación en el país austral es más de 10 veces superior a la brasileña, por no considerar las cuentas fiscales de un país como Argentina que no crece desde hace años, ha pasado casi dos décadas en decrecimiento o estancamiento en el mejor de los casos.
Por todo lo anterior y más, la supuesta unión monetaria entre Argentina y Brasil, que se alcanzará en algún momento, fue descalificada casi por todos, debido a que existen diferencias demasiado profundas entre dos economías que, si bien comparten fronteras y tienen un copioso intercambio comercial, han ido por distintos caminos: Brasil es el gigante de la región, la mayor economía latinoamericana, mientras que Argentina se hunde cada día más.
Parece que este proyecto tardará mucho en concretarse, si algún día sucede.
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