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Economía

El ‘Déjà Vu’ político y económico que viven los mercados en Latinoamérica

07-10-2019, 4:37:51 AM Por:
© Pixabay

La fragilidad de la región se parece a la de otras épocas, por ello, se habla de un Déjà Vu en los mercados de Latinoamérica

La situación actual de Latinoamérica, marcada por la política y la economía, parece ser una historia que se repite, solo cambian los actores; el déjà vu político-económico latinoamericano ha enrarecido el ambiente para los negocios en la región y elevado el riesgo financiero.

Quizás la situación no sea tan compleja todavía comparándola, por ejemplo, con la década de los ochenta del siglo pasado cuando la guerra civil en varios países, los golpes de estado encabezados generalmente por militares y la hiperinflación, asolaron a la región. Sin embargo, el ambiente está enrarecido y eso ya prendió los focos de alerta en los inversionistas globales, que de por si tienen motivos de sobra para estar nerviosos.

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Economía débiles

El primer factor es desde luego la fragilidad del crecimiento económico latinoamericano, la región igual que el resto del planeta no tiene expectativas de crecimiento espectacular.

El tema es muy relevante, Latinoamérica es una región en desarrollo, por lo tanto, si el planeta necesita mucho crecimiento económico los países latinoamericanos requieren muchísimo más y las cifras no son favorables. Desde las naciones más pequeñas y con problemas diversos como son todas las de Centroamérica, que para el año siguiente tendrían un crecimiento promedio de 1.5 por ciento, hasta los “gigantes” que no crecerán tampoco más allá de 2 por ciento y eso en un ambiente de optimismo. En realidad, no crecerían ni siquiera 2 por ciento a pesar de que los gobiernos de cada país (México, Brasil, Argentina o Chile), juren que así sucederá; para ello tendrían que modificarse muchas cosas, hoy la expectativa les da un crecimiento promedio también de 1.5 por ciento.

La fragilidad de las economías de la región es un hecho, lo quieran o no aceptar los gobiernos en turno, ya sea porque han sido contaminados por el contexto externo (es el caso de muchas naciones sudamericanas que cayeron afectadas por el desplome del crecimiento de China en los años recientes y la consecuente caída del mercado de commodities), hasta aquellas que tienen problemas internos que se derivan de muchos años antes, y de ahora mismo (México y Brasil, por ejemplo).

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Factor político también enrarecido

Los cambios políticos en Latinoamérica, o los conflictos en algunas naciones, también enrarecen el ambiente y aportan su cuota de incertidumbre a la situación político-económica de una región que muchas veces ha padecido este tipo de conflictos.

Este enrarecimiento genera desconfianza y se traduce en aspectos como el descenso de la inversión pública y privada (nuevamente México y Brasil son ejemplo), o de plano en salida de capitales (hoy Perú es un ejemplo claro junto con Argentina).

Las democracias latinoamericanas son igual de frágiles que sus economías; muchos ejemplos se pueden señalar para dimensionar el problema en el que se encuentra la región:

México, con un gobierno que ya cumple 10 meses pero que no ha podido tomar el control por completo de la política económica, sobre todo porque en enfoque es de cambio de régimen y ante esto la incertidumbre no se ha hecho esperar, las inversiones públicas han reportado subejercicio, no se diga el descenso de la inversión privada, hay en México una clara combinación de riesgo económico-político, no a niveles de otras naciones, pero existe.

Brasil, otro gobierno relativamente nuevo y también con problemas para tomar el control de su economía, con enfrentamientos claros entre el ejecutivo y los otros poderes, con encono político que se traduce en desconfianza de corto plazo, con agitación social que no llega a lo que se observaba en otras épocas, pero sube cada vez más.

Argentina, sumida en una brutal crisis económica con las tasas más altas del mundo, arriba de 60 por ciento, devaluación del 100 por ciento y unas inminentes elecciones presidenciales que podrían provocar un cambio de 360 grados en la dirección económica del país, o peor aún, sumirlo en más incertidumbre, lo que es muy probable.

Ecuador, golpeado por los conflictos políticos constantes, recientemente los ajustes al precio de las gasolinas han desatado una revuelta social que no augura nada bueno para su economía; la institución presidencial pasa por su peor momento en décadas.

Perú, con otro conflicto social de consecuencias insospechadas; un presidente que no reconoce al congreso de su país, un congreso que no reconoce al presidente del país, una sociedad enfrentada que a la larga será la única que pierda, junto con su economía que ya lo ha empezado a reflejar.

Lo anterior, por no hablar de Venezuela y el interminable conflicto que la ha llevado a una crisis que sale de toda dimensión, con inflación anual de 1 millón por ciento, algo para no creerse; o también para no señalar los interminables conflictos políticos que nunca dejan avanzar a las naciones centroamericanas, Nicaragua, Honduras, el Salvador y Guatemala, de manera especial.

Latinoamérica parecía encontrar una salida y el posible camino al desarrollo en los primeros años de este siglo, con la consolidación de lo que parecían democracias más sólidas y comprometidas con el crecimiento de sus economías, luego de muchos años de conflictos. Pero, parece que ha perdido nuevamente la brújula.

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Reuters

Mercados ya lo resienten

Los mercados de la región ya lo resienten, de diversas formas, desde el riesgo país que se ha incrementado en todas las naciones que son medidas por este indicador, sobre todo a partir del año pasado a pesar de que en periodos anteriores había bajado, pasando por el desempeño de las divisas, todas castigadas en manor o mayor medida. De igual forma, se puede incluir a las bolsas de valores de la región que, si bien no reflejan fuertes pérdidas, algunas incluso ganan como es el caso del índice Merval de Argentina cuyas acciones se desplomaron a mediados de año, pero hoy se recuperan con creces, es un hecho que operan en medio de la incertidumbre.

No son buenos tiempos para el mundo: en Europa las cosas no marchan bien, en Asia la situación se ha deteriorado, mientras que, en Latinoamérica, una región asolada en otras épocas por un alto riesgo político-económico, hoy parece querer regresar al pasado.

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