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Economía

Deuda pública, la “bomba de tiempo” que deberá desactivar la siguiente administración (del color que sea)

30-08-2023, 8:27:45 AM Por:
© Especial

El costo del endeudamiento total se incrementó 55% en el presente sexenio debido a un aumento del débito y el impacto de las tasas de interés externas e internas.

La deuda del país (externa e interna), por su nivel y su costo, es una de las bombas de tiempo que tendrán que desactivar las autoridades del próximo sexenio, toda vez que será un factor de largo plazo que quedará como pendiente.

A poco más de un año de que concluya la presente administración y en el marco del quinto informe de gobierno, lo cierto es que el manejo de la deuda no ha sido muy diferente del que se observó en otras administraciones. Vale destacar el hecho de que no se registraron endeudamientos excesivos o irresponsables, aunque lo mismo puede decirse de otros periodos. También durante la administración se ha intentado refinanciar todo lo posible para mejorar los perfiles de vencimiento y las condiciones financieras de acuerdo con lo que perdure en los mercados, otra estrategia que data de varias administraciones federales atrás.

El hecho es que la deuda total del país será una pesada carga para la siguiente administración, del color que sea, su elevado costo y el nivel en el que se encuentra convierte a este factor en una bomba de tiempo que deberá desactivarse.

Aunque suene a lugar común, explorar opciones como aumento de impuestos o reforma fiscal se vuelva cada vez más probable. Evidentemente, el primer factor señalado es casi imposible especialmente en un año electoral, pero la reforma fiscal también parece complicada a menos que una de las fuerzas políticas que competirán en 2024 arrolle y domine por completo no solamente la presidencia del país, sino el Congreso, para llevar a cabo los cambios necesarios, si así lo quiere y le conviene.

Deuda total sube 40% en el sexenio

Según las cifras de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), al cierre del primer semestre del año, la deuda total durante el sexenio se elevó prácticamente 40 por ciento al pasar de 8.315 billones de pesos al cierre del año 2018 cuando tomaron posesión las autoridades actuales, a 11.629 billones de pesos el 31 de diciembre de 2022. Esto equivale a un aumento de 3.314 billones de pesos, o 39.85 por ciento.

De la deuda total, el 80.78 por ciento corresponde a deuda interna, es decir alrededor de 9.395 billones de pesos, mientras que el restante 19.22 por ciento, es decir 2.234 billones de pesos corresponde a deuda externa, es en esencia una fotografía prácticamente idéntica a la que se reportaba al final del sexenio pasado.

Pero en el costo de la deuda total, las cifras son peores. De acuerdo con la misma ASF, un órgano dependiente de la Cámara de Diputados, el costo total de la deuda se incrementó sustancialmente.

Según estas cifras oficiales, ya que se derivan de información proveniente de fuentes de la Secretaría de Hacienda, el costo financiero total de la deuda pública del gobierno federal se incrementó 55.3 por ciento en un monto de 237 mil 384 millones de pesos; así, el costo financiero pasó de 428 mil 929 millones de pesos al cierre de 2018, a una cifra de 666 mil 313 millones de pesos en diciembre de 2022.

Por supuesto, debido a la proporción entre deuda pública interna y externa, en la que la primera es muy superior, el monto del costo pagado es mayor también para el endeudamiento interno.

Así, según las cifras oficiales en lo que va del presente sexenio, se han pagado 565 mil 932 millones de pesos para el servicio de la deuda interna, es decir el 84.93 por ciento del total, mientras que los restantes 100 mil 381 millones de pesos fueron destinados al pago del servicio de la deuda externa.

El factor determinante para este aumento en el costo de la deuda pública total de México tiene que ver con el desempeño de las tasas de interés locales, al inicio de la administración, el nivel promedio de las tasas se ubicaba en 5.5 por ciento, mientras que actualmente está prácticamente 600 puntos base arriba en 11.25 por ciento.

El impacto de las tasas de interés es evidente al observar factores: pese al desempeño del tipo de cambio efectivo, que disminuyó por la fortaleza del peso; es decir se apreció nuestra moneda y se deterioró el valor del dólar, lo que llevó a que se registrara una realización de los pagos financieros por la deuda externa de hasta 10.0 por ciento en este año.

Sin embargo, el costo de la deuda subió pese a que también la deuda externa bruta del sector público federal promedió un saldo menor en 1.07 por ciento durante los primeros cinco meses del 2023, al ubicarse en 221 mil 803.1 millones de pesos, frente a un año atrás, y de 17.02 por ciento real menor, medida en pesos.

Pero el impacto de las tasas de interés en el costo de la deuda de nuestro país fue “brutal”, por decirlo de alguna manera. En los primeros cinco meses de 2023, la tasa promedio para financiamiento en dólares se ubicó en 4.86 por ciento, multiplicándose por 10 respecto al promedio del periodo enero-mayo del 2022, cuando se ubicó en 0.47 por ciento.

¿Cómo nos ha ido con el costo de la deuda interna, es decir en pesos, durante el presente año? Las noticias no son mejores, en realidad el desempeño es muy similar a lo sucedido con el costo ligado a lo interno.

Así, el costo financiero de la deuda interna del sector público federal se disparó mucho más en el periodo de análisis, a una tasa de 75.6 por ciento real, equivalente a 231 mil 512.1 millones de pesos.

La causa es evidente, además de haberse registrado un aumento de 5.9 por ciento real en el saldo promedio, que se añade al incremento de la tasa de interés del Banco de México (Banxico), que se ubicó en una media de 10.97 por ciento, contra el nivel promedio de 6.15 por ciento registrado un año antes.

Los efectos seguirán, incluso aunque bajen las tasas

En este contexto, lo que muchos pudieran pensar es que, si las tasas bajan, el impacto sobre el costo de la deuda total de nuestro país empezaría a ceder y eventualmente se pagaría menos.

El primer factor que no juega a favor es que las tasas de interés en nuestro país no van a bajar en el corto plazo, tampoco sucederá en Estados Unidos, nuestro principal referente, lo que resta del año permanecerán en los niveles actuales y es muy probable que al menos el primer trimestre del año sigan bajo la misma tónica.

Pero hay algo más: quienes conocen los mecanismos de la deuda pública y su pago, señalan que el efecto acumulado del alza de tasas de interés tarda en materializarse en un mayor costo financiero, debido a que la deuda se va refinanciando conforme vencen los bonos, por eso es que y con ello las condiciones de la deuda van cambiando. El impacto completo del ajuste de tasas se refleja por lo general 18 meses o 24 meses después de que dejaron de ajustarse e iniciaron su retroceso, lo que significa que las presiones sobre la deuda pública de nuestro país, en cuanto a su costo, se mantendrán vigentes al menos hasta 2025.

Sin embargo, después de que pasen las presiones y bajen las tasas de interés, no vendrá una “luna de miel”. Para entonces, o desde antes, las autoridades mexicanas que estén en funciones, del color que sea, deberán iniciar un proceso que de verdad lleve al país ahora sí a un desendeudamiento neto y, por lo tanto, un menor costo financiero con el paso de los años, si de verdad piensan en las siguientes generaciones de mexicanos, quienes serán los encargados de hacer frente a este problema y buscar desactivar esa bomba que nuestras generaciones no pudieron, si es que no ha explotado para entonces.

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