Así son los fondos de desastres en el mundo que sí funcionan
El azote del huracán “Otis” en Acapulco coincidió con un Fonden debilitado y politizado por el actual gobierno.
Los fondos contra desastres naturales son una constante en muchos países del mundo que están expuestos a los golpes de la naturaleza.
Los “Fonden”, como se le conocía al fondo que existía en México hasta antes de que el actual gobierno lo desapareciera, forman parte en algunas naciones de una política pública que trasciende gobiernos debido a que sus funciones están claramente delimitadas y orientadas a la mitigación financiera del costo de un desastre y para la recuperación del país.
Hagamos un recuento de algunos de los “Fonden” que sí funcionan en el mundo y conozcamos cómo están más allá de los debates y pleitos políticos, preservando el mayor derecho de los ciudadanos de un país: el derecho a la vida y al bienestar en caso de un desastre, independientemente de la filiación o ideología política.
Japón, país altamente expuesto, pero preparado
Japón está expuesto a terremotos, tsunamis y erupciones debido a que se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico. El país asiático también tiene problemas con los daños causados por los tifones, nombre con el que se le conoce en aquellos sitios a los huracanes.
Este país tiene una amplia variedad de políticas y leyes destinadas a la gestión del riesgo de desastres. Se sabe que los desastres están conectados con los altos costos de emergencia, recuperación, mitigación y prevención. Se estima que solo el Gran Terremoto del Este de Japón de 2011 causó daños por 210 mil millones de dólares. La política pública de Japón contra desastres naturales es reconocida en el mundo, se trata de fondos con miles de millones de dólares listos para ser utilizados, incluso buena parte de estos recursos no se encuentran en Japón sino en el extranjero, por si es necesario activar la ayuda desde fuera.
Por ejemplo, la Ley Básica de Medidas contra Desastres establece que el gobierno puede cubrir o subsidiar parte de los gastos necesarios para las medidas de emergencia ante desastres, siempre respetando el presupuesto del país y la buena gestión financiera. El gobierno es responsable de los costos de reaseguro en caso de terremotos.
Datos del Banco Mundial señalan que entre 1980 y 2016, el gobierno japonés gastó alrededor de 3.5 billones de yenes japoneses solamente para la gestión del riesgo de desastres. De esta suma, hasta el Gran Terremoto del Este de Japón, el 66 por ciento se destinó a gastos relacionados con la respuesta a desastres, mientras que el 34 por ciento se invirtió en programas de prevención, mitigación y conservación de tierras. Después del gran sismo de 2011, el financiamiento para medidas posteriores al desastre aumentó un 75 por ciento.
Japón es definitivamente el país más adelantado del mundo en la gestión de prevención y emergencias ante desastres naturales, quizás porque como dicen dentro del país: “la naturaleza no avisa.”
Sistemas de prevención y gestión de desastres, como en los países nórdicos
A los países nórdicos no solamente hay que envidiarle sus sistemas de salud, de los más avanzados del mundo y ante los cuales en México estamos a años luz, también sus sistemas de prevención y gestión de desastres naturales es digno de admiración.
Noruega ha sufrido en su historia numerosos y graves desastres naturales como deslaves e inundaciones: el sistema noruego de compensación de riesgos naturales no solo contempla cubrir las pérdidas por catástrofes naturales, también realiza investigaciones y estudios para prevenir y reducir riesgos en el futuro, como los relacionados con el cambio climático.
El sistema de compensación noruego experimenta un proceso de cambio para afrontar los retos de futuro y, al mismo tiempo, agilizar y hacer más efectivos los procedimientos administrativos; es decir, reducir al mínimo la burocracia.
Pero quizás lo más importante, el sistema actual, ya convertido en una política de estado, data de 1929 y entonces al establecerse el Fondo de Desastres Naturales su capitalización es constante, sus tareas de prevención e investigación son igualmente permanentes y hoy, cuando ya se acerca a los primeros 100 años de existencia, lo último que se debate en ese país es el color del fondo, porque tiene los colores de la bandera noruega. No hay cifras precisas que se conozcan en el extranjero, pero se calcula que este fondo tiene el equivalente a más de 100 mil millones de dólares en sus finanzas, y contando.
China, toda una cultura de prevención
Decir que en China los fondos contra desastres han trascendido gobiernos sería irrisorio porque en ese país, más que los gobiernos, lo que importa es el régimen vigente desde hace más de cuatro décadas, que contra viento y marea y con un sistema que es una especie de híbrido entre comunista y capitalista, ha logrado sacar de la pobreza a millones de chinos.
También decir que en China los desastres naturales son poco constantes sería mentir, pero, sí podemos afirmar que, si no fuera por la gestión de prevención de los fondos contra desastres naturales, que en la mayoría tienen muchas décadas, la numerosa población china sufriría mucho más y la pérdida de vidas sería también mayor. Hablamos en plural, fondos contra desastres naturales, porque el gobierno chino tiene diversos fondos para atender a la población según sea el origen de cada desastre: terremotos, lluvias, tifones, sequías, etcétera. China es la segunda mayor potencia global, tiene los recursos suficientes y se calcula que son miles de millones de dólares en cada uno de estos fondos que, aunque no se quiera ni se deba decir, trascienden gobiernos, generaciones y son ya una política de estado.
Estados Unidos, fondos contra desastres no conocen colores partidistas
Para no ir tan lejos sobre los países que han convertido sus “Fonden” en políticas públicas, asumiendo un compromiso de estado, veamos algunas de las cosas que suceden con nuestro vecino del norte.
En 2021, en plena pandemia, la FEMA proporcionó 1,000 millones de dólares para el programa Construyendo Infraestructura Resiliente y Comunidades (BRIC), un fondo destinado a comunidades desfavorecidas en caso de desastres naturales.
¿Y qué es la FEMA? La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) protege a la población contra todo tipo de riesgos y desastres, tales como inundaciones, terremotos, tornados, huracanes y emergencias nacionales. Para ello, cuenta con recursos propios, autonomía, y en caso de desastre en la nación tiene disponibilidad ilimitada de fondos.
La FEMA fue fundada en 1979 precisamente para concentrar en una agencia todos los esfuerzos de atención a desastres y, desde entonces, gobiernos demócratas y republicanos respetan sus tareas, siguen al pie de la letra las recomendaciones de sus expertos y la mantienen alejada de cualquier debate político.
Canadá, una democracia que gestiona las emergencias
La Public Safety Canada (Seguridad Pública de Canadá) fue creada en 2003 para abordar de mejor forma y coordinar con el gobierno federal asuntos relativos a la gestión de emergencias y de seguridad pública. Se trata de una agencia estatal, con recursos propios y con potestad para obligar a los gobiernos estatales y federal a actuar en caso de alguna emergencia. Aunque su creación fue relativamente reciente, en este año cumple sus primeras dos décadas, se mantiene totalmente ajena al debate político.
En varias partes del mundo, los “Fondens” sí funcionan y es porque su característica principal es que se han convertido en una herramienta de política pública de los estados, lejos de cualquier debate político, con fondos suficientes, bien gestionados, sin que hasta ahora se sepa de problemas de corrupción.
México sí requiere algo similar, dada su exposición a los desastres naturales, como lo hemos constatado recientemente. El problema es el debate público y la politización, pero el país dará pasos enormes cuando deje de lado estos factores y decida implementar una política pública contra desastres naturales que trascienda gobiernos, porque estos lo respetan.
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