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Economía

AMLO a mitad del camino: Lo bueno, un peso fuerte; lo malo, deterioro económico

01-12-2021, 6:10:00 AM Por:
© Especial

En el balance de los primeros 3 años de la presente administración, el peso destaca por su evolución respecto a otros periodos, pero fue debido al contexto global.

Hoy 1 de diciembre de 2021 se cumplen tres años del inicio de la presente administración. La hora del balance es inevitable, sobre todo en materia económica, en donde los saldos tienen muchos ingredientes que deben considerarse a la hora de emitir los datos duros.

Estos últimos dos años han sido intensos, sin duda alguna la pandemia mundial generada por el Covid-19 marcó un antes y un después en el mundo entero. México estaba imposibilitado para aislarse por más que hubiera querido, su economía lo resintió, pero esos mismos efectos globales han contribuido a una clara recuperación este año, o rebote económico.

Aquí algunos de los indicadores más relevantes y su desempeño a lo largo de estos altamente volátiles tres años de administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, en todos los sentidos.

El peso, lo bueno de afuera que benefició adentro

Al cierre de los primeros tres años de la administración en curso, el peso tuvo una depreciación de 5.25 por ciento, al terminar ayer en 21.4681 pesos por dólar, contra un nivel de cierre de 20.39609 unidades en noviembre del año 2018, es decir el cierre de la administración pasada.

Esta depreciación sin embargo es inferior a la de cualquier otra administración en sus primeros tres años en lo que va del siglo. Así, el presidente Vicente Fox Quesada llegó a sus primeros tres años de gobierno con una depreciación acumulada en el tipo de cambio de 20.77 por ciento; el peso cayó 17.78 por ciento durante la primera mitad del presidente Felipe Calderón Hinojosa, mientras que en la administración del presidente Enrique Peña Nieto se llegó a la primera mitad con una depreciación de 28.01 por ciento para nuestra moneda.

El peso se mantuvo fortalecido en estos tres primeros años, con algunos períodos más o menos prolongados de estabilidad, por factores externos la gran mayoría de ese tiempo.

Primero, los flujos de inversión mantuvieron estable a la moneda mexicana, luego el recorte de las tasas de interés a mínimos históricos en el mundo industrializado, prácticamente en el cero absoluto. Este factor, el de las tasas de interés, que generaron flujos externos, incidieron en la relativa estabilidad cambiaria durante la mayor parte de la primera mitad de la administración, sin olvidar que el máximo histórico vigente del dólar también se registró en dicho periodo, 25.13 pesos por dólar en marzo del año pasado.

Cúmulo de pendientes

PIB, meta inalcanzable

La promesa de un PIB promedio de 4 por ciento durante todo el sexenio será muy difícil de cumplir, sobre todo porque el contexto global no ayuda. México no puede aislarse por más que quiera.

Los datos de la primera mitad lo dicen todo: en 2019 el PIB tuvo un decrecimiento de 0.01 por ciento, en 2020 por la pandemia el PIB se desplomó 8.5 por ciento, mientras que para 2021 la expectativa consiste en un “rebote” económico que lo llevaría a entre 5.5 y 6 por ciento.

El promedio simple del PIB en la primera mitad del sexenio sería de 0.84 por ciento. Para crecer a un promedio de 4 por ciento sexenal el PIB debería avanzar a un promedio de entre 7 y 8 por ciento los próximos tres años, algo que de verdad se antoja muy complicado, la expectativa para 2022 ubica al PIB en 2.6 por ciento, para 2023 en 2.3 y para 2024 en 2.4 por ciento.

Empleo, lo peor pasó, pero…

El empleo se desplomó en 2020 debido al cierre de la economía. Al llegar la primera mitad de la administración, se habría recuperado todo lo perdido por la crisis, alrededor de 12 millones de puestos de trabajo. Sin embargo, las estadísticas extraoficiales hablan de empleos de menor calidad y más concentrados en el sector informal. Lo peor del golpe al empleo pasó, pero las condiciones en las que se recuperaron las pérdidas no son las mejores.

Inflación

Sin duda el contexto global trastocó uno de los grandes estandartes del banco central del país, que servía también como un elemento de estabilidad financiera para los gobiernos en turno. La inflación está en sus niveles más altos en dos décadas. 7.04 por ciento anual en la más reciente lectura. El gobierno poco pudo hacer, aunque vale la pena señalar que hasta ahora ha respetado las acciones y decisiones del Banco de México.

Inversión, el gran pendiente para detonar el crecimiento

La inmensa mayoría de los analistas lo señalan, mientras que en México no se incremente la participación de la inversión como porcentaje del PIB, será muy complicado que el país tenga desarrollo y crecimiento sostenido

En México la inversión se ha desplomado, es un hecho. Primero veamos la participación de la inversión, pública y privada, como porcentaje del Producto Interno Bruto. No sin antes señalar que esta tasa de participación debe ser de cuando menos 25 por ciento, según han proyectado por años los expertos.

Al cierre del segundo trimestre del año en curso, la inversión total tiene una participación de 18.8 por ciento como porcentaje del PIB, pero inició la presenta administración en 20.2 por ciento. Es un hecho que estamos abajo de lo mínimo requerido.

La inversión pública no ha puesto el ejemplo, también es un hecho. Al cierre de 2021 tendrá una tasa de crecimiento de 5.2 por ciento respecto al año previo, pero es apenas el primer periodo anual positivo en la administración, ya que entre 2019 y 2020 las tasas de crecimiento fueron negativas con lecturas de hasta menos de 16 por ciento, es decir cayó en esos niveles.

Respecto a la inversión privada, la tendencia es similar, en este 2021 crecerá 39.6 por ciento, pero igualmente será el primer año que lo haga ya que en todo lo que vamos de la administración registra tasas negativas, la más profunda fue de 36.7 por ciento reportada en el segundo trimestre del año pasado.

En la composición, la inversión está cuando menos 7 puntos porcentuales abajo del mínimo requerido para que sea un factor de desarrollo.

Otros indicadores ajenos

Sin duda el indicador más relevante que ha evolucionado en estos años es el de las remesas, los flujos no sólo no se desplomaron en la crisis del Covid-19 sino que se incrementaron, pasaron de 37 mil a 41 mil millones de dólares, en el balance anual.

Pero, este no deja de ser un factor ajeno totalmente a la evolución de la economía mexicana, especialmente en lo referente a los ingresos de nuestros paisanos como tal, si acaso tendría que ver con factores como migración.

No cabe duda, el balance de los primeros tres años estuvo marcado por la crisis de la pandemia, absolutamente global pero inevitablemente local.

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