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¿Qué pasará con el INE si se aprueba la reforma electoral de AMLO?

15-11-2022, 6:10:00 AM Por:
© EFE

La iniciativa del presidente en realidad politiza a las autoridades electorales, a pesar de que propone que sean electas por los ciudadanos.

Un organismo electoral politizado e influido por el poder es lo que propone la iniciativa de reforma del presidente Andrés Manuel López Obrador, con la que desaparecería el Instituto Nacional Electoral (INE) para sustituirse por un Instituto de Elecciones y Consultas (INEC), cuyos consejeros se elegirían con el voto de los ciudadanos, pero a partir de las propuestas el Poder Ejecutivo, las Cámaras del Congreso y la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Actualmente, el Consejo general del INE se integra por 11 consejeros que son electos -por nueve años- con el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes de la Cámara de Diputados.

Las propuestas se votan en esa soberanía luego de que esta emite una convocatoria pública en la que cualquier ciudadano puede inscribirse, aunque tras ello un Comité técnico de evaluación examina a los aspirantes.

Los inscritos deben cumplir con ciertos requisitos constitucionales y legales, y demostrar su idoneidad para desempeñar el cargo de consejero del INE, en tanto que el Comité técnico de evaluación se encarga de seleccionar a los mejor evaluados para remitir las propuestas que luego se votan en el pleno de la Cámara de Diputados.

De esta forma, de acuerdo con el artículo 41 de la Constitución, se trata de garantizar que los consejeros sean ciudadanos conocedores de la legislación electoral, y que cuenten además con un perfil profesional acorde con los temas que verán durante su gestión.

En cambio, la iniciativa de reforma electoral del presidente López Obrador plantea desaparecer al INE para sustituirlo por un Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), integrado solo por 7 consejeros (y no 11 como ahora), quienes durarán en su encargo seis años, y que serán electos “de manera directa y secreta por la ciudadanía”.

El problema principal que plantea la iniciativa de López Obrador es que los aspirantes a consejeros electorales ya no podrán inscribirse mediante una convocatoria abierta, y tampoco serán evaluados en su profesionalismo e idoneidad por un Comité técnico, pues los candidatos a consejeros serán propuestos por órganos que son eminentemente políticos, con excepción de la Suprema Corte.

Cada uno de los Poderes de la Unión postulará a veinte personas de manera paritaria, detalla la propuesta: El Poder Ejecutivo federal, a través del presidente, propondrá a 20 candidatos para ser consejeros del INEC, la Cámara de Diputados propondrá a 10, y lo mismo hará el Senado; en tanto que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación deberá también proponer a 20 candidatos.

Es obvia la politización que se propone para los consejeros, pues al menos 40 de esos 60 aspirantes, al ser propuestos por el presidente y por las dos Cámaras del Congreso, evidentemente responderán a los intereses del poder presidencial y del partido dominante en el Poder Legislativo.

Campañas y partidos

De aprobarse la reforma electoral del mandatario, además de que serán candidatos propuestos a partir de las preferencias y simpatías del presidente, y de la mayoría de Morena en el Congreso, los 60 candidatos a consejeros del INEC tendrán que hacer campaña para lograr el voto de los ciudadanos, abriéndose la puerta de la intervención de los partidos políticos.

Ningún ciudadano -por sí mismo- puede emprender una campaña masiva para ser conocido en todo el país sin usar las estructuras de los partidos, o sin gastar grandes cantidades de dinero.

Por ende, si 40 candidatos a consejeros del INEC serán escogidos por López Obrador y por los legisladores de Morena en el Congreso para que hagan campaña, no es difícil suponer que contarán igualmente con el apoyo del partido oficial. Con esto desaparecería el carácter ciudadano de los consejeros electorales, privilegiándose los perfiles políticos, en vez de las cualidades técnicas y profesionales.

De igual forma, las campañas de los aspirantes a consejeros del INEC los convertirían en candidatos más preocupados por ser merecedores de la simpatía de los votantes, en detrimento de la preparación en materia electoral que deben poseer este tipo de funcionarios.

Es cierto que hoy en día, cuando la Cámara de Diputados elige a los consejeros del INE, los partidos representados en esa soberanía ejercen una influencia importante en los candidatos, pero estos son -antes de ser votados por los legisladores- ciudadanos que tuvieron que someterse a una serie de evaluaciones que los califican como idóneos para ocupar su cargo.

En contraste, lo que propone el presidente López Obrador es que los ciudadanos votemos a los consejeros a partir de candidaturas que él y su partido escogerán a modo, cancelándose con ello el enorme esfuerzo que como sociedad hemos hecho, desde hace por lo menos 26 años, para contar con instituciones electorales que no respondan al poder presidencial.

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autor Periodista y abogada, especialista en análisis jurídico y de derechos humanos. Ha sido reportera, conductora de radio y editora.
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