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TLCAN

Las elecciones 2018 ponen en la cuerda floja el futuro del TLCAN

25-01-2018, 9:24:30 AM Por:

Esta semana comenzó la sexta ronda de negociaciones del TLCAN y, en víspera de elecciones presidenciales en México, Estados Unidos sube las exigencias.

En un escenario en el que las probabilidades de ruptura del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) han aumentado, los sucesos políticos de Estados Unidos y México también se han convertido en otro obstáculo para conseguir una renegociación del acuerdo de 23 años.

En México, las nuevas reglas sobre elegibilidad electoral y una ola de populismo global, sugieren que el país puede estar al borde de cambios drásticos en la política interna y en su relación con Estados Unidos, ante lo cual, los objetivos del gobierno estadounidense no tendrán cabida, de acuerdo con un reporte de James McCormack, jefe global de soberanos de Fitch Ratings.

Por lo pronto, Andrés Manuel López Obrador, presidente del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y visto como el candidato anti establishment, ha dicho que lo mejor es renegociar el TLCAN después de las elecciones del 2018, para evitar que el gobierno de Enrique Peña Nieto ceda en demasía a las exigencias del presidente estadounidense Donald Trump.

Para México, el tema de la renegociación es vital. Del TLCAN dependen el 80% de las exportaciones y con esto cerca del 25% del Producto Interno Bruto (PIB). Además, el Tratado ha generado una serie de cadenas productivas que han eliminado aranceles y reducido el precio final de varias mercancías.

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El gobierno de Donald Trump pretende que el 50% de los insumos de los automóviles que se produzcan en la región sea de Estados Unidos, además de eliminar el capítulo 19 de solución de controversias e imponer la cláusula sunset, que implica cancelar el acuerdo automáticamente cada cinco años, a menos que los tres países miembros acuerden renovarlo.

Estas propuestas han sido rechazadas tanto por México y Canadá, y ante la falta de acuerdos en las primeras rondas, los negociadores de los tres países acordaron extender la renegociación del Tratado por lo menos hasta el primer trimestre del 2018.

Al cierre de la quinta ronda de negociaciones, Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, echó en cara a México y Canadá no ceder a sus peticiones. “No hemos visto evidencias de que Canadá y México quieran seriamente alcanzar a un acuerdo equilibrado (…) Esperamos ver avances sustanciales antes de que concluya el año”, dijo Lighthizer.

Por lo pronto, esta semana comenzó la sexta ronda de renegociación del TLCAN para la cual no se esperan grandes resultados en un escenario en el que Estados Unidos ha aumentado la presión sobre México y Canadá para aceptar un acuerdo que favorezca más a los estadounidenses.

“Los negociadores tendrán que contemplar dificultades ajenas al propio proceso, como lo son las elecciones presidenciales en México (1 de julio) y la renovación del congreso estadounidense (6 de noviembre)”, dicen en un reporte economistas de CI Banco.

En este sentido, McCorman indica que, si la negociación del TLCAN termina, las cuestiones políticas serán las únicas responsables y prueba de esto es la negativa de Trump al Tratado de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas inglés).

El TPP, un acuerdo que contemplaba a 12 países, incluidos Estados Unidos y México, murió, luego de que Trump evitó la entrada de su país, lo cual había sido una de sus promesas de campaña al igual que renegociar el TLCAN o en un extremo terminarlo si sus socios no ceden a sus exigencias.

Lo anterior, aunque sus demandas para seguir en el TLCAN no tengan “sentido económico” dado que una salida de Estados Unidos sería vista como una victoria por los simpatizantes de Trump, pese a que el Acuerdo comercial ha atado hasta cierto punto las economías estadounidense y mexicana.

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Por ejemplo, 40% de las importaciones que hace Estados Unidos desde México y 75% de sus exportaciones a México son bienes intermedios, y esas mercancías como, autopartes o componentes de computadoras se utilizan para producir bienes finales.

Además, una gran parte del comercio tiene lugar dentro de las empresas. Firmas como General Motors y Ford envían autopartes a través de la frontera a medida que se producen automóviles, utilizando una cadena de suministro regional, que hace que la producción sea más eficiente, reduce el costo de los automóviles para el consumidor y hace que las empresas sean más competitivas a nivel mundial.

Así, si resulta más costoso acceder a los insumos intermedios, esto puede generar una cascada en muchas etapas de la cadena de producción e interrumpir la producción del bien final. Estas relaciones comerciales son particularmente importantes en la industria automotriz, que representa el 60% del comercio de afiliación de propiedad mayoritaria, según un estudio del Peterson Institute for International Economics.

“La falta de avance en las renegociaciones, el aumento estridente de las demandas de Estados Unidos y el apretado cronograma establecido por los negociadores hacen que sea cada vez más probable que el TLCAN colapse”, dice la consultora BMI Research.

En este contexto, McCormack explica que ninguno de los tres miembros del TLCAN parece estar dispuesto a tolerar un resultado en el que su electorado perciba que los líderes políticos permitan que otro saque ventaja de su país con tal de conseguir un acuerdo.

“La maniobrabilidad de negociación y el margen de compromiso asociado en este contexto son limitados”, dice el directivo de Fitch Ratings.

autor Economista-Reportera, escribo sobre política fiscal y monetaria
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