Semanas cotizadas e informalidad, los grandes obstáculos para una pensión digna
Los recientes cambios al Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) ayudan a mejorar las pensiones, pero hay dos grandes problemas que aún no se abordan.
Este lunes inicia la convención de las Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores), en el marco de la Semana Nacional de Educación Financiera.
El gran tema, de acuerdo con nuestras fuentes, será el de los beneficios que arrojará al sistema la modificación a la ley que permitió el impulso de las cuotas de aportación, especialmente por el lado patronal, para mejorar con el paso de los años, en el horizonte de una década, las tasas de reemplazo; es decir, los salarios que recibirán quienes accedan a una pensión.
Un antes y un después
Sin duda, la modificación a la ley se trata de un antes y un después. Las tasas de aportación en el país iban a ser muy bajas de no haberse cambiado, pero hay dos puntos a considerar para poner en su justa dimensión lo que sucedió realmente:
1) La reforma ataca el problema de las bajas tasas de aportación impulsando las cuotas patronales, lo que no está mal. Sin embargo, deja de lado la cultura financiera y la delicada labor de educar a millones de trabajadores sobre la relevancia del ahorro. Esta cultura de solo pedir y pedir no es lo mejor para el futuro. La cultura financiera sigue siendo el gran pendiente, por más que digan las autoridades y el gremio que se hacen grandes esfuerzos.
2) Dicen que más vale tarde que nunca, en este caso los cambios que entraron en vigor este año se tardaron al menos 20 años en implementarse; al menos dos generaciones se vieron afectadas y no recibirán lo que pudieron haber recibido. Lamentablemente, los cambios a los sistemas de pensiones se politizaron por muchos años.
Más allá de eso, a reserva de lo que suceda en la convención y cómo destaquen lo que sin duda es un antes y un después en el sistema, lo que repetimos podría llevar a mejorar sustancialmente las tasas de reemplazo, hay dos “talones de Aquiles” que el sistema, las autoridades y la economía en general deberán resolver en el mediano y largo plazo para verdaderamente mejorar las tasas de reemplazo porque, de lo contrario, por mucho que se mejoren las aportaciones, en realidad los recursos obtenidos por los pensionados corren el riesgo de permanecer insuficientes para una pensión digna.
Los “talones de Aquiles”
3. Semanas de cotización
Como se sabe, la reforma a la ley del IMSS modificó las semanas mínimas cotizadas necesarias para que un trabajador reciba una pensión; antes eran mínimo 1,250 y se bajó a 750 para el año 2022, incrementándose en 25 semanas cada año, para el final de la década se llegará a 1,000 semanas cotizadas. Pero el cálculo más reciente, de 2022 precisamente, señala que el promedio de semanas cotizadas en el sistema está ligeramente debajo de 700 semanas y que existe una gran volatilidad en este segmento, debido a la inestabilidad laboral que distingue estos tiempos. Como sabemos, 1,000 semanas son las mínimas que se requiere para una pensión, cuantas más semanas se cotice, mejor pensión se tendrá, el punto es que este indicador es uno de los más débiles en el SAR.
La Pensión Mínima Garantizada se ubica alrededor de 8,243 pesos y, en realidad, muchas pensiones entrarían en ese supuesto conforme las semanas cotizadas sean pocas, muy cerca de las semanas mínimas para obtener una pensión.
La baja densidad de cotización debe ser un factor de atención para el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), si de verdad se quieren mejorar las pensiones, junto con las tasas de reemplazo.
La incorporación al SAR de quienes no cotizan:
En México, la informalidad alcanza el 56 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA); es decir, más de la mitad de quienes trabajan o están en posibilidades de hacerlo no aportan al Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), no se sabe incluso cuántos de ellos tienen cuenta en alguna Afore.
Esto no podrá seguir así en los próximos años porque gran parte de esta población se enfrenta a un futuro de incertidumbre y la sociedad podría padecer millones de mexicanos adultos mayores y sin una pensión, o con pensiones mínimas; es decir, mexicanos ya sin poder trabajar y con salarios que no les alcance para cubrir sus necesidades básicas.
En otros países, se obliga a quienes no cotizan por medio de la seguridad social a cotizar a los sistemas de ahorro de alguna manera. Por ejemplo, en España, a las personas que no tienen un trabajo fijo, los llamados “autónomos” están obligados a cotizar. En muchos otros países europeos también; en Estados Unidos y Canadá hay mecanismos similares.
México tiene una enorme masa poblacional que no cotiza a los sistemas de ahorro para el retiro, y eso es un enorme reto.
Posiblemente sea tiempo de celebrar y de destacar los aspectos relevantes del SAR, especialmente en esta administración en la que se hizo una modificación histórica, aunque se pudo hacer en otros momentos e irónicamente quienes hoy dijeron que sí a la reforma, en otras épocas se negaron rotundamente a votar por lo mismo por lo que ahora votaron.
De cualquier manera, fue un cambio relevante el realizado a la ley del SAR, pero ojalá después de la fiesta se marquen los siguientes pasos, porque las generaciones que vienen ya no pueden padecer lo mismo que las anteriores.
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