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Economía

¿Por qué las grandes sociedades están envejeciendo?

27-11-2023, 10:23:05 AM Por:
¿Por qué las grandes sociedades están envejeciendo?
© Depositphotos

La generación Baby Boomer ha llegado prácticamente a la extinción en términos laborales, y eso traerá una reversión demográfica.

La generación de los Baby Boomers sale inexorablemente del mercado laboral. Hoy los últimos integrantes tienen los días contados para su retiro.

Eso ha provocado, se quiera o no, un desajuste en el mercado laboral que se ha combinado con la pandemia (este fenómeno lo cambió todo), para llevar a la humanidad y a las grandes ciudades a un contexto que nadie imaginaba apenas unos años antes.

La demanda de fuerza laboral es cada vez mayor, eso evitó que el mundo evadiera la “japonización” que todos esperaban. Este último fenómeno consiste básicamente en la coincidencia de factores como escenario un crecimiento muy bajo, una inflación inexistente (o deflación) y elevados niveles de deuda pública, así como una población envejecida, tasa de fertilidad muy baja y tasas de interés cero o negativas.

Pero, hoy vemos todo lo contrario. La reversión demográfica, con trabajadores cada vez más viejos y empleados jóvenes que no quieren tener hijos, junto con la demanda de empleados en prácticamente todos los sectores, han elevado los salarios, junto con ellos la inflación, al tiempo que se alimentan otros fenómenos como las tasas de interés altas y la migración de las grandes ciudades ante las ventajas que ofrece el teletrabajo.

Un mundo desconocido

Apenas a inicios de la década, los primeros días del año 2020, nadie se imaginaba que el mundo iba a cambiar tanto en tan poco tiempo.

Incluso ya con el inicio de la pandemia, pocos se atrevían a imaginar lo profundo que impactaría en la humanidad.

En el año 2021, un libro llamado “La gran reversión demográfica, Sociedades que envejecen, una desigualdad menguante y el resurgir de la inflación“, escrito por los economistas Charles Goodhart y Manoj Pradhan, empezó a llamar la atención en los mercados porque, a manera de predicción, señalaban que sucedería exactamente lo contrario de lo que el mundo esperaba.

Es decir: las tasas subirían de manera exponencial, pese al cero absoluto que en ese momento dominaba en el planeta. Los empleados no regresarían a sus trabajos masivamente o no sería tan inmediato y, de hecho, muchos ya no trabajarían más en forma presencial al 100 por ciento; la inflación no bajaría como la mayoría de los economistas señalaban, sino que subiría. Además, el consumo se consolidaría como la punta de lanza de la recuperación, no se debilitaría como se esperaba.

Las claves para que esto sucediera, algo totalmente contrario a lo esperado por casi todos, eran varias.

Por ejemplo, los salarios iban a empezar a subir, y no a bajar ante una fuerza laboral menguante y envejecida. Los gobiernos estarían más dispuestos a gastar e incurrir en déficits públicos, al tiempo que se iba a consolidar una inflación estructural al alza y unos tipos de interés en la misma dirección. Todo se hizo realidad.

Pero el libro de los expertos va más allá porque no solamente anticipó parte del escenario actual, sino que lanza algunas predicciones para los años siguientes.

Las predicciones

Actualmente, la inflación parece estar bajo control, con una clara trayectoria descendente en la mayor parte del planeta, salvo excepciones como lamentablemente se registra en una parte de Latinoamérica, concretamente Argentina y Venezuela.

Sin embargo, la trayectoria actual de la inflación no puede ser un motivo de confianza absoluta, ya que los bancos centrales podrían cometer un error.

Así como en 2020 anticiparon la llegada de una era de inflación y subidas de tasas de interés, hoy creen que las instituciones monetarias tienen un reto importante.

“Habrá una gran presión sobre los bancos centrales para que reduzcan los tipos de interés”, advierten. Pero, “¿habrá llegado la hora?”, se preguntan al mismo tiempo.

Los economistas advierten que cantar victoria contra la inflación hoy sería un gran error.

“La inflación general (IPC) actualmente está cayendo bastante rápido a medida que los precios de la energía y los alimentos vuelven a bajar. Es posible que esta tendencia gane intensidad si aumenta la presión sobre Zelensky para que acepte un alto el fuego y el conflicto entre Israel y Hamás sigue contenido”, dicen.

Sin embargo, esto solo será un espejismo que podría llevar los bancos centrales a cometer un error fatal.

“La tasa de inflación subyacente, el crecimiento de los salarios y los costos laborales unitarios no habrán vuelto a niveles compatibles con el objetivo”, señalan.

“Con una desaceleración bastante rápida de la tasa de crecimiento del PIB y una caída del IPC general al 2% o incluso justo por debajo del nivel objetivo, habrá una gran presión sobre los bancos centrales para que reduzcan los tipos de interés nominales en 2024”, advierten Goodhart y Pradhan.

Sin embargo, “aunque los bancos centrales y los economistas proclamen un éxito victorioso en 2024, creemos que la inflación comenzará a aumentar de nuevo, tal vez hasta alrededor del 4 o 5% en 2025, y, por tanto, los precios y los salarios se mantendrán algo por encima del objetivo años después incluso de 2025″, comentan.

También, estos expertos creen que los gobiernos se enfrentan a un problema que todavía no tiene una solución clara: la deuda pública y el gasto en una sociedad cada vez más envejecida.

Para ellos, el principal obstáculo será cómo gestionar el problema fiscal, ya que la combinación de una población que envejece y una fuerza laboral en declive conducirá a un aumento de los gastos en relación con la base impositiva.

El probable resultado lo definen de una manera, una especie de “bomba fiscal” por gastos y tipos de interés crecientes respecto a ingresos que parecen estar casi estancados.

Y peor aún, advierten que recortar el gasto social para las personas mayores o aumentar los impuestos a la fuerza laboral en declive o a las corporaciones del sector privado sería políticamente muy difícil de lograr.

Por tal motivo, todavía no está claro cómo manejarán los países este problema.

Mientras, las sociedades seguirán envejeciendo, junto con sus grandes ciudades.

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