Mientras más suben las tensiones globales, más sube Wall Street, ¿por qué?
Desde antes de la victoria de Donald Trump, Wall Street entró en una etapa de euforia que lo ha llevado a niveles históricos, donde se ha mantenido desde entonces.
En Wall Street, los días son de bonanza: prácticamente todos los índices están en niveles récord o los alcanzaron recientemente, mostrando apenas una ligera toma de beneficios antes de buscar nuevos máximos.
El índice Nasdaq, por ejemplo, se encuentra en 20,740 puntos. Para dimensionarlo, al día siguiente de la victoria de Trump en las elecciones del 5 de noviembre, este indicador se elevó a 18,978 puntos, marcando un nivel nunca visto hasta ese momento. Desde entonces, ha ganado 1,762 unidades, lo que equivale a un incremento del 9.28%.
El comportamiento del S&P 500 y el Dow Jones sigue la misma tendencia: el Dow Jones alcanzó las 43,870 unidades, un máximo histórico, mientras que el S&P 500 llegó a 5,948 puntos, también rompiendo récords.
Lo notable es que este impulso se da en un contexto de creciente tensión geopolítica, lo que ha motivado una mayor demanda de activos de refugio. Esto se refleja no solo en el desempeño reciente del oro, la plata y las criptomonedas (en especial el bitcoin), sino también, por primera vez en la historia, en ciertos mercados accionarios que han comenzado a ser percibidos como una alternativa para protegerse frente al riesgo.
Europa: el foco del conflicto
Analistas atribuyen el desempeño de Wall Street a diversos factores. La victoria de Donald Trump fue clave al generar expectativas de recortes fiscales prometidos por el ahora presidente electo. Sin embargo, su política arancelaria plantea un posible aumento de la inflación, lo que debería moderar el entusiasmo. A pesar de ello, Wall Street sigue avanzando.
Otro factor determinante es la creciente incertidumbre en Europa. La región enfrenta una crisis geopolítica de proporciones históricas. Aunque nadie espera una tercera guerra mundial, el riesgo es tangible.
La semana pasada, Estados Unidos autorizó a Ucrania a utilizar misiles de largo alcance en su conflicto con Rusia, lo que se interpretó como una escalada significativa. Rusia, por su parte, respondió con amenazas nucleares y el lanzamiento de misiles de largo alcance. La tensión ha escalado tanto que países como Finlandia y Suecia han advertido a sus ciudadanos sobre la posibilidad de un conflicto armado, luego de recibir amenazas rusas por sus intenciones de unirse a la OTAN.
En este escenario, Europa representa un enorme riesgo para los capitales, lo que ha desatado una búsqueda de refugios más seguros. Aunque Estados Unidos también podría verse arrastrado a un conflicto global, por ahora su mercado financiero y su divisa ofrecen un entorno relativamente menos riesgoso.
Billones de dólares en juego
Según el índice Buffett, elaborado por el equipo de analistas del inversor Warren Buffett, la capitalización global de los mercados bursátiles alcanzó en julio 111.8 billones de dólares, un monto equivalente a más de cuatro veces el PIB de Estados Unidos.
De ese total, las bolsas de Wall Street concentran aproximadamente 55.5 billones de dólares, consolidándose como el mercado más importante del mundo.
Europa, en cambio, ocupa el segundo lugar con una capitalización de 18.5 billones de dólares, o 23 billones si se incluyen África y Medio Oriente. Ante la escalada del conflicto en esa región, gran parte de estos capitales buscan alternativas de inversión, y Wall Street se ha convertido en el destino más atractivo.
En tiempos de crisis, los mercados tienden a moverse de manera contraria a lo esperado, y Wall Street es un ejemplo claro de ello. Aunque el entorno global se torna cada vez más incierto, el mercado estadounidense ha sabido capitalizar su percepción como un refugio seguro, atrayendo flujos de capital de todo el mundo.
Sin embargo, este crecimiento no está exento de riesgos: si las tensiones geopolíticas escalan o si las promesas económicas de Donald Trump no logran materializarse, el entusiasmo podría desvanecerse. Por ahora, Wall Street se mantiene como el centro financiero más relevante y resiliente, mostrando que, incluso en los momentos más complicados, el apetito por el riesgo sigue vivo en los mercados.
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