Las 3 acciones de respuesta de Latam ante la guerra Rusia-Ucrania, según la Cepal
No bastan los programas sociales, se necesitan políticas macroeconómicas que impulsen a las economías para acabar con la pobreza, que vuelve a crecer.
Un contexto global con crisis acumuladas, más un bajo crecimiento con expectativas a la baja y alta inflación, forman un panorama poco favorable para América Latina en lo económico.
Lamentablemente, Latinoamérica es una región muy castigada por los dos grandes shocks de los últimos años, es decir, la crisis 2008-2009 y la generada por la pandemia en 2020.
En este contexto, lo que más preocupa es el crecimiento económico porque la región apenas creció un promedio de 0.3 por ciento entre los años 2014 a 2019, es decir cuando se suponía que se habían disipado los efectos de aquella crisis subprime de 2008.
Esto señaló la Comisión Económica para América Latina (Cepal), por medio de Mario Cimoli, su secretario ejecutivo interino, durante un seminario organizado por la institución denominado “Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿Cómo enfrentar esta nueva crisis?
América Latina heterogénea y desigual
La respuesta de América Latina a la actual crisis es heterogénea y la tendencia regional es a la baja, las economías reaccionan de diferente manera.
En este contexto, la inflación en América Latina es, igual que en el resto del mundo, un gran factor de impacto, pero en este caso con mayores consecuencias: “No nos hubiéramos imaginado que este factor renacería en la región; lo peor es que esta inflación es distinta a la de otras épocas y los mecanismos de control deben serlo también”, dijo Mario Cimoli.
Lo que no es diferente a otras épocas es el impacto de la inflación sobre los más pobres. De hecho, la Cepal considera que el impacto será dramático si se mantiene, pese a que la región es una importante productora de alimentos. Latinoamérica se ha quedado corta en muchos temas y es probable que en seguridad alimentaria nos podría volver a suceder.
Uno de los elementos que más reflejan la desigualdad en la región es la situación de las mujeres, quienes más reflejan los efectos de la crisis. La pérdida de ingresos de las mujeres obstaculiza su autonomía económica, no han recuperado las tasas de participación que tenían previo a la crisis y sufren mayores tasas de desempleo que los hombres.
Un dato revelador consiste en el hecho de que en la región aumentará la pobreza y la pobreza extrema, con casi 8 millones más de personas en inseguridad alimentaria.
Política monetaria golpea, y no bastan los programas sociales
Para la Cepal, el impacto en la región de las políticas monetarias y fiscales que en este momento llevan a cabo los bancos centrales es doble ante el incremento de las tasas y el deterioro del crecimiento, que en esta parte del mundo es mucho más evidente.
Por lo tanto, la Cepal señala que ante dicho panorama la forma de disminuir los efectos no es solamente mediante las políticas sociales (que sin duda deben existir) ni con políticas productivas de largo plazo, lo que deben tenerse son programas macroeconómicos de recuperación y fomento al crecimiento sostenido, suficiente y de largo plazo.
La receta de la Cepal
Para responder a los retos económicos de la actualidad, y los que se deriven de una guerra que nadie esperaba, la Cepal fija tres grandes pilares como respuesta que debe implementar la región a fin de salir bien librada de este periodo de crisis:
1. Política macroeconómica
Mantener política monetaria y fiscal pro-crecimiento. Usar todos los instrumentos disponibles; política fiscal centralizada en una política de desarrollo, ampliar espacio fiscal y fortalecer ingresos: impuestos a la renta extraordinarios de los recursos naturales.
2. Seguridad alimentaria
Sostener bienestar de los más pobres. No restringir el comercio internacional de alimentos y fertilizantes, mantener/aumentar subsidios a alimentos; acuerdos de contención de precios, reducción/eliminación de aranceles.
3. Seguridad energética
Mecanismos de estabilización de precios de combustibles; subsidios focalizados y temporales a personas y sectores más vulnerables; mecanismos regionales de diálogo y coordinación.
La región ya no se puede dar el lujo de seguir estancada, urge hacer algo para sacarla del atolladero, concluye la Cepal.
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