Inflación, ¿ya podemos hablar de descontrol de precios?
En noviembre, la inflación general es casi el doble de la tolerada, el kilo de tomate verde subió 71% y las tarifas eléctricas subieron 24%.
La inflación que se registra en este año es terrible, para ponerle un calificativo.
Sus niveles, inesperados, auguran un “crudo invierno” para la economía mexicana, debido a que ha roto todo lo previsto.
Es cierto que tiene un alto componente de importación, también es cierto que estamos en otras épocas y que falta mucho para padecer lo que otras generaciones vivieron en la década de los años ochenta del siglo pasado.
Sin embargo, toda proporción guardada, estamos frente a un claro deterioro del poder adquisitivo para millones de mexicanos.
Pero podría ser peor. Ojalá en verdad dicha inflación empiece a ser “transitoria”, esa palabra que amenaza con ser el gran fracaso para esta generación de banqueros centrales si la inflación en el mundo no cede, cuando mucho, al cierre de la primera mitad del inminente año 2022.
¿Qué dicen los analistas?
Para Banco B×+, la inflación registrada durante noviembre superó todo tipo de pronósticos y lo que se augura ahora es un “crudo invierno”, pero no solo por la temporada, sino porque de acuerdo a sus proyecciones, las presiones inflacionarias podrían ceder hasta el cuarto trimestre del año que viene, es decir, hasta dentro de 12 meses.
Pero, al mismo tiempo existen expectativas en torno a riesgos que podrían deteriorar más el panorama.
La aparición de la variante Ómicron fue uno de ellos y no se descartan nuevas; asimismo, más presiones para el tipo de cambio y reducción de la confianza de los capitales globales en la economía mexicana, también serían factores en contra.
BX+ no tiene ninguna duda en el sentido de que la próxima semana el Banco de México decretará otro incremento a su tasa de referencia.
Sí hay descontrol de precios
Decíamos que la inflación es terrible este año, y la palabra es correcta, a reserva de lo que se diga en otras partes.
Es terrible primero, porque el 7.37 por ciento anual registrado en noviembre pasado es casi el doble del rango máximo de tolerancia del Banco de México (Banxico).
Como sabemos, nuestro instituto central monetario tiene un objetivo de inflación de 3 por ciento +/- 1 por ciento. lo que significa que la tasa máxima permitida debería ser de 4 por ciento.
También es terrible porque, nuevamente guardando las proporciones, al menos dos o tres generaciones de mexicanos van a registrar en su historia de vida que vivieron inflaciones muy elevadas, como lo registramos otras generaciones en sus momentos.
Claro, si desde que naciste la inflación en tu país promediaba un 3 por ciento y de pronto se va casi al 8 por ciento, se trata de una inflación muy alta, sí o sí.
Pero estas generaciones actuales podrían consignar que no sólo vieron inflaciones promedio muy altas, en los hechos fueron y hemos sido testigos todos de un descontrol de precios.
Sí, en México y seguramente en muchas partes del mundo hay descontrol de precios, no es generalizado, pero existe.
Basta ver los productos que más subieron en noviembre para darse cuenta que algo no está bien en este asunto.
Por ejemplo, durante el mes pasado el kilo de tomate verde tuvo una inflación anualizada de 71.8 por ciento. Es decir, este producto subió sólo en noviembre 9.7 veces más que la inflación general, 17.95 veces más que el rango máximo de tolerancia de Banxico, de 4 por ciento, y 23.92 veces más que el objetivo de 3 por ciento, también de Banxico.
Otros comparativos quizás sean menos escandalosos, pero no dejan de ser reflejo de lo que vivimos. Las tarifas eléctricas, por ejemplo, tuvieron una inflación mensual anualizada de 24.16 por ciento.
Este crecimiento superó 6 veces al rango máximo de tolerancia de Banxico.
No es poca cosa si consideramos que se trata de un elemento con impacto multiplicador en la economía de cualquier país.
El precio del jitomate, esencial en la dieta de nuestro país, creció 25 por ciento mensual anualizado durante noviembre, arriba de 6 veces el rango máximo que supuestamente tolera nuestro banco central.
Sin embargo, es cierto que no estamos como en otras épocas.
En su informe anual de 1987, es decir hace 34 años, el Banco de México consignaba el siguiente crecimiento mensual anualizado de precios.
Ropa, calzado y accesorios 172.1 por ciento; muebles, aparatos y accesorios
domésticos 172.5 por ciento; salud y cuidado personal 174.5 por ciento; transporte 175.6 por ciento.
Más todavía: educación y esparcimiento 172.5 por ciento, y otros servicios 174.4 por ciento.
Al final, en un dejo de desesperación, el Banxico de entonces aseguraba que había avances en la lucha contra la inflación y expresaba frases como esta (consigno textual).
“Todos estos crecimientos fueron superiores al del Índice General (159.2 por ciento). En cambio, los renglones de Vivienda y de Alimentos, Bebidas y Tabaco acumularon variaciones menores a la del Indice General (124 y 150.2 por ciento)”
Bonito consuelo para una inflación que fue brutal para el país, marcó a toda una generación.
Ojalá pronto llegue ese punto de inflexión en esta escalada inflacionaria de los locos años veinte del siglo 21, antes de que el Banxico de hoy tenga que buscar algo más que la palabra “transitoria”, para explicar y tratar de consolar.
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