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Economía

Gane quien gane en 2024, México repetirá el ciclo político-económico una vez más

09-10-2023, 12:20:44 PM Por:
© Especial

En al menos las últimas cuatro décadas se ha registrado este fenómeno caracterizado por dos etapas: disparo del gasto en tiempos electorales, seguido de la ‘resaca’ para restaurar las finanzas públicas.

En al menos las últimas cuatro décadas, México ha estado atrapado en un ciclo económico-político que impacta negativamente en el desempeño de la economía, y todo indica que se avecina el mismo fenómeno en los próximos meses, sin importar quién sea la próxima presidenta (o presidente) de México.

Este ciclo económico-político se caracteriza por dos fases: una fase es de gasto y repunte económico por el incremento del mismo ante el final del sexenio en curso, y la siguiente fase es de ajuste, ante la necesidad de reordenar las finanzas nacionales y tratar de darles un camino de certidumbre.

Poniéndolo en un contexto más coloquial, es como si el periodo electoral de cada sexenio fuera una fiesta, y el anfitrión de esa fiesta, el gobierno, tira la casa por la ventana para quedar bien con sus invitados. Pero después de esa fiesta, vienen las cuentas por pagar, por lo que debe ajustarse el cinturón y sacrificar gastos, tal vez en cosas importantes, como salud, seguridad, desarrollo económico, etc.

La historia se repite

Alfredo Coutinho, director para América Latina en Moody´s Analytics, explicó en entrevista para Grupo Fórmula las particularidades de este fenómeno que impacta a la economía mexicana y no ve razones para que no se repita en los meses siguientes durante el proceso electoral, que en los hechos ya inició.

“El cambio de partido político en el poder en el 2018 tampoco evitó que llegara el ciclo político; por lo tanto, basado en nuestro análisis de lo que ha pasado en la historia, nosotros consideramos que no hay razón para que el ciclo político no se haga presente entre el 2024 y 2025, cuando la economía del país va a reportar un estímulo muy importante derivado del financiamiento por el proceso electoral que culminará en junio del próximo año, pero que el gasto político-electoral comienza a fluir desde inicios del año, por lo que estamos esperando que el crecimiento en 2024 sea acorde con la capacidad productiva de la economía mexicana, calculamos un crecimiento de 2.2 por ciento para ese año”, dijo el experto.

Además, añadió que este ciclo político-económico puede adelantarse, pues en 2024 el cambio de gobierno se hará el 1 de octubre y no el 1 de diciembre, como se estilaba antes. Por lo que la fase de contracción del ciclo se puede presentar desde el cuarto trimestre de 2024 y durar hasta el primero de 2025.

Ya se observan los primeros indicios

Un análisis elaborado por economistas de CIAL Dun & Bradstreet, empresa subsidiaria de Dun and Bradstreet Internacional, la empresa más antigua del mundo y líder en información global de negocios, es contundente sobre los riesgos presentes y futuros con base en las finanzas públicas de este país.

De acuerdo con el análisis, hay malas noticias para la economía mexicana: en el periodo enero-agosto de este año, los ingresos presupuestarios no crecieron, mientras que el gasto público creció 4.7% real anual.

Lo anterior está generando un fuerte incremento en el déficit fiscal, que pasó de 242 mil millones de pesos durante enero-agosto de 2022 hasta 513 mil millones de pesos en este año.

Es decir, un incremento de 112 por ciento nominal en un año (99.6 por ciento real anual). En la última década, muy pocas veces se ha observado un incremento de esta magnitud en el déficit fiscal.

Así las cosas, los analistas prevén que los ingresos presupuestarios crecerán 0.4 por ciento real en este año, mientras que el gasto aumentará 4.6 por ciento. En consecuencia, se podría observar un déficit fiscal de 1.34 billones de pesos, que sería equivalente a -4.2 por ciento del PIB y con expectativas de llegar a un déficit de 5.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2024.

Si así fuera, se presenciaría el mayor déficit fiscal desde el -7.5 por ciento de 1988 y de los elevados déficits de los años previos (más de 10 por ciento en algunos años).

De esta manera, el déficit fiscal y la deuda pública de los siguientes años (a mediano plazo) podrían convertirse en los factores de riesgo más importantes para la economía nacional. De hecho, los crecientes compromisos por el gasto social podrían comprometer las finanzas públicas.

Así, todo indica como lo mencionó Alfredo Coutinho, que no hay razones para pensar que el próximo proceso electoral no formará parte del ciclo político-económico que desde hace cuando menos 4 décadas mantiene asolada a la economía de este país.

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