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La historia de dos doctoras mexicanas que luchan contra el COVID-19

09-03-2021, 8:48:19 AM Por:
© Cortesía

Turnos agotadores, saturación hospitalaria e incertidumbre son algunos de los retos que enfrentan los doctores en México, el lugar más peligroso para personal médico durante la pandemia.

“Era el turno nocturno y un oncólogo de gran prestigio estaba boca abajo en su cama. El doctor me preguntó si se iba a salvar. Sabíamos que solamente uno de cada diez pacientes intubados sobrevive.”, cuenta la Dra. Karen Ibarra una de las experiencias que le ha tocado vivir en la batalla contra el COVID-19.

La tragedia de la pandemia ha traído historias de dolor para miles de familias, también de esperanza por las personas que superan la enfermedad, y también de personal médico que pone en riesgo sus propias vidas para salvar otras.

Entre estas historias, se encuentran las de la doctora Asunción César, infectóloga del Hospital General de Zona 1 del IMSS; y de la doctora Karen Ibarra, Residente 4 de Medicina Interna del Centro Médico Siglo XXI del IMSS, quienes son parte del primer frente que lucharon contra el covid-19.

Para la doctora Asunción César, siendo infectóloga y responsable del turno vespertino, no ha sido sencillo. Relata que, al principio, dedicó mucho tiempo de estudio para entender la enfermedad. Cuando había saturación hospilatoria, los pacientes intubados en calidad de terapia intensiva, tenían que ser trasladados a piso y eso significaba una jornada muy intensa y larga. Físicamente, cuando había alrededor de cuatro decesos por día y varios pacientes con ventilador en piso, era agotador pero cuando las muertes eran de pacientes que había conocido días anteriores, al ver su deterioro, se volvía emocionalmente difícil.

Doctora Covid 19
Cortesía Dra. Asunción César

Desafortunadamente, conforme avanzaba la pandemia, las muertes se volvieron algo normal en la agenda del día. Dice la Dra. César, que nunca en su vida había llenado tantas actas de defunción como en este periodo,

Algo que nos ha enseñado el Covid-19 es que como médico no tienes un pronóstico. Cuando preguntan si su familiar va a estar bien, no sabes qué responder. Es la pregunta más difícil porque realmente no sabes qué puede ocurrir” dice la infectóloga.

Hoy en día, la Organización Panamericana de la Salud sitúa a México como el país más peligroso en el mundo para el personal sanitario durante la pandemia, al registrar más de 2,996 trabajadores de la salud fallecidos por Covid-19, siendo la cifra más alta para cualquier nación.

“Nuestra profesión en general es diferente a la de cualquier otro, pero no hay que olvidar que todos los médicos somos seres humanos también y eso incluye muchas responsabilidades fuera del hospital. Los médicos no somos héroes, somos personas que nos tocó trabajar en el sistema salud porque es lo que elegimos”, dice la Dra. César.

En el caso de la Dra. Karen Ibarra, quién estaba en su tercer año de residente en medicina interna, la historia tampoco empezó fácil. Fue parte del grupo que atendió a los primeros pacientes que se contagiaban. Al principio fueron los internistas y luego se involucraron más especialidades cuando la situación se estaba desbordando. La falta de información provocaba miedo en los médicos, así que la estrategia no fue bien planeada.

Los turnos eran de 8 horas matutino, 8 horas vespertino y 12 horas en turno nocturno. Durante ese tiempo, no se podía ir al baño por miedo a contagiarse, así que los médicos tenían que estar dos horas antes de su turno totalmente deshidratados. Para las doctoras, esto fue contraproducente porque biológicamente, les resulta más complicado retener la orina y eso terminó ocasionándoles infecciones en las vías unirarias. Con el tiempo, se montó un baño dentro del piso con pacientes de covid-19 y era decisión de cada quién correr un posible riesgo.

Otro problema al que se enfrentaron era que, al principio, sólo los residentes estaban dentro del piso y, cuando se saturaba el área de Terapia Intensiva, muchos pacientes en estado crítico estaban en piso y los médicos tenían que hacer ventilación mecánica.

En un inicio, los internistas no daban informes a familiares. Había gente que les apoyaba haciendo llamadas con familiares, incluyendo cirujanos y médicos que dejaron de hacer muchas cosas por dar un informe. “Yo les prestaba mi teléfono a los pacientes para que hicieran llamadas y videollamadas, pero no podía todo el tiempo ya que lo necesitaba para pedir cosas de afuera. Cuando terminaba mi turno, recibía muchas llamadas de familiares para hablar con su paciente”, dice Karen. Al poco tiempo, los residentes se organizaron y con apoyo del hospital, tuvieron un teléfono al que llamaban “covid-phone”. Ese teléfono dio mucha paz para el paciente y familiares por tener una mejor comunicación y sobre todo, tranquilidad para los médicos que no sabían si esa podría ser su última llamada.

El día más difícil que recuerda la Dra. Ibarra fue cuando le tocó ver a un colega de 50 años hospitalizado y que se le figuraba mucho a su padre. “Era turno nocturno y el doctor de oncología de gran prestigio estaba boca abajo en la cama. Sabíamos que solamente uno de cada diez pacientes intubados sobrevive. El doctor tomó mi mano y me preguntó si se iba a salvar, a lo que sólo pude contestarte: ‘No sé, pero usted le tiene que echar todas las ganas y no hay de otra; tiene que salir de esto’. Al poco tiempo, me lo encontré en piso más estable”, cuenta la hoy residente 4.

Doctora Covid 19
Cortesía Dra. Karen Ibarra.

La Dra. Karen se contagió al cuidar a su novio, el Dr. Arturo Olascoaga, residente 4, quien a su vez cuidaba a un paciente de 30 años que no quería ser intubado. El Dr. Olascoaga lo convenció de que era la mejor opción. Al poco tiempo, Arturo mostró algunos síntomas, pero gracias al cuidado de la Dra. Iniestra pudo salir adelante, aunque también dio positivo al Covid-19 una semana después.

Lo que la gente no ve es el miedo de no saber a lo que nos vamos a enfrentar en esa guardia. No saber si nos vamos a encontrar algún deceso o hacer llamadas a familiares para notificarles que el paciente murió. Lo que siempre hacemos como médicos es que si no podemos ayudar al paciente, darles una muerte digna y para mí es que fallezcan en casa. Cuando no se puede, al menos regalarles una última llamada telefónica y medicamentos para que no les duela y no sientan esa sensación de falta de aire” cuenta la Dra. Karen Ibarra.

autor Comunicólogo por el ITESM y Maestro en Recursos Humanos por la ULA. Storyteller de historias que inspiren, capital humano, desarrollo organizacional y liderazgo. Publirelacionista, maratonista y especialista en generador de contenidos.
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