Buscador
Ver revista digital
Actualidad

¿Fue un complot el homicidio de Luis Donaldo Colosio?

02-02-2024, 9:02:05 AM Por:
© Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad

La FGR ahora dice que hay un segundo tirador que habría participado en el crimen, se trata de un agente que en 1994 laboraba en el Cisen.

El homicidio del candidato presidencial Luis Dolando Colosio Murrieta, ocurrido en Tijuana el 23 de marzo de 1994, podría haber sido planeado y ordenado en las altas esferas del Estado mexicano, al menos esa es la nueva hipótesis que plantea la Fiscalía General de la República (FGR), institución que ahora descubrió que presuntamente hay un segundo tirador, lo que indicaría la existencia de un complot.

Casi 30 años después de los hechos, las baterías del Ministerio Público Federal apuntan hacia Jorge Antonio Sánchez Ortega, un hombre que entonces tenía 32 años, nacido en El Rosario, Sinaloa, de 1.67 metros de estatura, cabello negro, tez morena clara, cejas pobladas y complexión media, que laboraba en el ya desaparecido Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).

El agente fue detenido el día del magnicidio portando una chamarra blanca manchada de sangre del candidato. Se le practicó la prueba de Harrison Gilroy (rodizonato de sodio) que determina si una persona disparó un arma de fuego, a partir de la presencia de residuos de plomo y bario en las manos, resultando positiva.

Sin embargo, fue dejado en libertad por los encargados de la otrora Procuraduría General de la República en Tijuana, debido a que, a diferencia de Mario Aburto Martínez, no llevaba ningún arma, en tanto que manifestó en su declaración que la sangre del candidato manchó su chamarra porque él ayudó a cambiar de camioneta a Colosio Murrieta, cuando este era trasladado herido a un hospital.

Esta semana la FGR explicó en un comunicado que cuenta con un “gran acervo de pruebas” que implican a Sánchez Ortega en el crimen, por lo que su liberación fue “un evidente encubrimiento delictivo en el que estuvo vinculado directamente Genaro “G”, quien era Subdirector Operativo en el propio CISEN y fue quien lo rescató en Tijuana”.

Genaro G es el exsecretario de Seguridad Pública federal Genaro García Luna, quien hoy está a la espera de sentencia en Estados Unidos, tras ser encontrado culpable en 2023 de colaborar con el narcotráfico.

¿Fue el Cisen?

Bajo esta perspectiva, Sánchez Ortega presuntamente habría sido quien disparó en el abdomen de Luis Donaldo Colosio, pues este recibió dos impactos de arma de fuego, uno de ellos en la cabeza, el cual fue realizado por Mario Aburto, hasta ahora el único sentenciado por el homicidio.

Según la FGR, “se encuentra debidamente probado que el CISEN de la Secretaría de Gobernación mandó al acusado para que estuviera en el lugar de los hechos, para después encubrirlo y sacarlo de Tijuana de manera urgente y subrepticia”.

En este punto la FGR no es del todo precisa, pues después de su liberación, Jorge Antonio Sánchez Ortega fue ampliamente investigado por 4 fiscalías especiales.

De hecho, además de su declaración el día de los hechos en las oficinas de la PGR en Tijuana, fue interrogado en otras 3 ocasiones: El 25 de agosto de 1994, el 31 de enero de 1995 y el 5 de febrero de 1997.

También dos veces fue sometido a pruebas de polígrafo (detector de mentiras), “y en ambos casos su versión de los hechos ha sido básicamente la misma”, de acuerdo con la investigación realizada por el fiscal Luis Raúl González Pérez, quien llegó a la conclusión de que Aburto Martínez había sido el único homicida, pues este admitió en varias ocasiones haber accionado el arma que lesionó en la cabeza al candidato.

Asimismo, si la FGR asegura contar con pruebas de la presunta participación y encubrimiento del CISEN, la institución a cargo de Alejandro Gertz Manero debería aclarar por qué solamente solicitó, sin éxito, una orden de aprehensión en contra de Jorge Antonio Sánchez Ortega, quien no fue el único agente de inteligencia presente en el escenario del crimen.

Rafael López Merino, Moisés Aldana Pérez, y José Luis Pimentel son otros agentes del Cisen que también estuvieron en el lugar, y que igualmente fueron investigados por Luis Raúl González Pérez, el último fiscal especial del caso Colosio, antes del actual Abel Galván Gallardo.

De igual forma, debido a la opacidad con la que se maneja la FGR, se desconoce cuáles son las pruebas específicas que -ahora sí- incriminarían a Jorge Antonio Sánchez Ortega, adicionales a las que ya se conocen y que, a lo largo de todos estos años, han sido consideradas insuficientes para procesarlo.

Hipótesis añeja

La hipótesis de un complot esgrimida por la FGR, a casi seis lustros de los hechos, no es nueva. Inicialmente se procesó como el segundo tirador a Othón Cortez Vázquez, quien fungió como chofer de Colosio en Tijuana, aunque este fue declarado inocente por un Juzgado federal en agosto de 1996. Cortez murió a los 61 años en abril de 2020.

Si bien es plausible plantear que este crimen no es obra de un asesino solitario, el problema es que el caso -en términos jurídicos- ha sido completamente manipulado desde los primeros minutos posteriores al magnicidio, viciando con ello la mayoría de las evidencias que habrían ayudado a resolverlo.

Las numerosas irregularidades de la investigación nublan la certeza y veracidad de cualquier nueva acusación, lo que no impide -por supuesto- que se utilice políticamente la tragedia que dejó en la orfandad a los dos hijos de Colosio Murrieta, Mariana, entonces de 1 año, y Luis Donaldo Colosio Riojas, que en 1994 tenía 8 años.

MÁS NOTICIAS:

autor Periodista y abogada, especialista en análisis jurídico y de derechos humanos. Ha sido reportera, conductora de radio y editora.
Comentarios