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El Penacho de Moctezuma no puede moverse de Austria por estas razones

23-02-2022, 1:43:11 PM Por:
© Wikipedia

No se tiene certeza sobre si esta obra de arte plumario perteneció al emperador azteca, además de que -si se traslada- la pieza se destruiría

El Penacho de Moctezuma, una obra de arte elaborada con plumas de quetzal y engarces de oro, que se exhibe en el museo de etnología de Viena, en Austria, no puede moverse de ese sitio debido a sus delicadas condiciones, de hecho, estudios elaborados por expertos austriacos y mexicanos corroboraron en 2012 que cualquier movimiento o vibración destruiría la pieza.

En octubre de 2020, ALTO NIVEL entrevistó a Gerard van Bussel, curador del penacho en el Weltmuseum Wien, que en español se le conoce como el museo de etnología de Viena, quien enfatizó que “el tocado (feather headdress) no puede ser trasladado”, debido a que “cualquier vibración lo destruiría”.

“No puede moverse en los próximos diez años, si la tecnología avanzara dentro de diez o más años, no sé si entonces vaya a haber algo que permita su entera conservación”, dijo entonces Gerard van Bussel al ser cuestionado -vía telefónica- sobre las condiciones del penacho.

Diálogo vs. Confrontación

Entre 2010 y 2012, México y Austria realizaron, de manera conjunta, el análisis y restauración del penacho.

Aunque los acercamientos del Estado mexicano con las autoridades austriacas iniciaron desde la administración del presidente Vicente Fox (2000-2006), fue en el sexenio de Felipe Calderón cuando las dos naciones se pusieron de acuerdo para hacer un detallado análisis de la obra.

En marzo de 2012, cuando concluyó la colaboración académica y diplomática, Austria y México reconocieron que el tocado prehispánico se quedaría en territorio austriaco, pues lo más importante es la conservación del tocado.

De parte de México, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de las Universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma Metropolitana (UAM), expertos en física, etnografía, arqueología y ornitología, junto con académicos de Austria, llevaron a cabo en esos dos años un minucioso análisis de la pieza ornamental.

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Sus conclusiones fueron definitivas: es imposible su traslado fuera del museo, a menos que en el futuro se invente una tecnología que evite cualquier vibración. Esto es porque, al tratarse de material orgánico, de origen animal, ha sufrido un importante deterioro producto de la misma naturaleza de las plumas.

Con esto se descartó la posibilidad de que la pieza retornara a México, incluso solo como préstamo. Esta conclusión fue plasmada en un acuerdo conjunto entre el Estado mexicano y Austria, por lo que los señalamientos sobre la devolución del penacho, hechos por el presidente Andrés Manuel López Obrador desde el inicio de su administración, en los hechos implican el rechazo de esos acuerdos previos.

Este miércoles, el mandatario mexicano reiteró que Austria debería devolver el Penacho de Moctezuma, al tiempo que acusó al gobierno austriaco de actuar en el pasado con “prepotencia y arrogancia”.

“Hay que seguir insistiendo que nos devuelvan el penacho y que nos devuelvan todo lo que se han robado y que pertenece a los mexicanos”, dijo López Obrador.

Origen y situación actual

Hay que ser muy claros sobre el origen de la corona de plumas, siguiendo los estudios realizados por México y Austria: No hay ninguna referencia histórica o arqueológica que pruebe que el penacho perteneció al emperador azteca Moctezuma.

La primera referencia documentada del penacho data de 1596, en el inventario de la colección del archiduque Fernando II del Tirol, quien lo mantenía en el Castillo de Ambras, en Innsbruck, al oeste de Viena.

No se tiene certeza de cómo llegó el tocado a manos del aristócrata, de hecho, en ese entonces se le clasificó como de origen árabe, pues se le describía como “un sombrero morisco de bellas y brillantes plumas largas de color oro y verdoso”, según un artículo del etnólogo y antropólogo checo Christian Feest, consultado por ALTO NIVEL.

La obra contiene plumas originales de cinco especies de aves típicas de Mesoamérica. Las verdes son de quetzal; las de color café son del pájaro vaquero; las rojas de la espátula, y las azules del charlador turquesa.

El penacho, que mide 130 x 178 centímetros, también cuenta con partes que se añadieron en una restauración hecha en 1878, se trata de “pieles de ave con plumas que cubren todas las áreas azules” del tocado, y que proceden del pájaro Martín pescador, de acuerdo con el estudio de 2012.

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Así mismo, el tocado está entretejido con engarces de oro, aunque el análisis -hecho mediante rayos X y microscopio- también encontró piezas de cobre y plata, junto con elementos de latón, estos últimos fueron añadidos en la intervención de 1878.

Se destaca que los investigadores mexicanos y austriacos no encontraron restos de pigmentos inorgánicos en los puntos de color que componen la estructura, lo que indica que esta y las plumas mantienen su composición y colores naturales, con el desgaste propio del paso del tiempo.

Para prolongar su vida física, actualmente el penacho se encuentra en una caja de cristal, con una inclinación de 22.5 grados. Se exhibe en una sala con una luz tenue, además de que el contenedor cuenta con mediciones constantes de temperatura, oxígeno y humedad.

A fin de mantener las condiciones ideales para su conservación, “una computadora checa constantemente esos factores para que se mantengan estables, pues cualquier cambio lo deteriora”, dijo en 2020 Gerard van Bussel, curador del penacho.

“Se trata de una pieza única, muy hermosa, que el museo cuida de manera especial”, consideró.

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autor Periodista y abogada, especialista en análisis jurídico y de derechos humanos. Ha sido reportera, conductora de radio y editora.
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